Hay veces que la vida te sienta en el viejo
estercolero junto al justo Job, pero sin su compañía ni su justicia vital. La
noche cae y el insomnio se afila por las veredas del sueño y la conciencia o la
tristeza nos sacude para que miremos las horas lloviznarnos lentamente hasta el
alba. Allí, en esos momentos hace falta compañía.
“Galopando ensueños” de Priscilla Delgado ha sido
para mí esa compañía. Sus textos son voces, son instantes, instantáneas,
estampas de una persona que se piensa y se siente luchar con las alegrías y con
las tristezas, con la vida y la muerte, con los afectos hallados y los
perdidos. Una voz templada que en mis madrugadas de estos meses ha estado
conmigo. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa. Martes 3 de septiembre de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario