Cuenta Borges, lector hedónico, que comenzó a leer la
Comedia de Dante en el trayecto de su casa hasta la biblioteca en
la que trabajaba. Cayeron
en sus manos tres pequeños tomos que le cabían perfectamente en el
bolsillo, y que correspondían al infierno, el purgatorio y el paraíso. Lo hizo,
como con todos los libros que leyó, por “la emoción estética” que le deparaban. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 17 de agosto de 2021.
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