Comenzar un nuevo año escolar no es fácil y si se
trata de empezar en un nuevo colegio, en otra provincia y con otros compañeros
y otro maestro, es más difícil todavía. En esas circunstancias se encontró mi
hija pequeña hace dos años: empezar de cero. Pero todavía quedan apasionados
por la enseñanza.
Le tocó un maestro de lentes, sonriente, buena
planta, y me dijeron que enseñaba usando la tecnología. Y como a veces esos
cacharros modernos los carga el enemigo, dudé, siendo yo amante de tocarlo todo
y de la enseñanza de siempre, la de los años dorados y las buenas maestras que
echamos de menos. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 10 de marzo de 2020.
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