Búsquese una biblioteca o viva en una. Siempre hubo títulos reservados para leer durante la jubilación, más allá de la vejez o en situaciones apocalípticas, aunque este sea solo un género literario de ámbito bíblico o de literatura sagrada: hay títulos para leer, incluso, en holocaustos zombis.
“Ventilar” es un verbo nutritivo y necesario. Por las mañanas, antes de leer o escribir, abra las ventanas, permita que la casa --que puede ser el alma, las ideas o un rencor estúpido--, se airee con vientos de mar atlántica o versos de Cavafis (siempre me gustó más con “K” de Kafka) o de Alberti. Ventile mañana y tarde, es bueno contra los virus. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 17 de marzo de 2020.
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