Está de más decirlo, pero no es lo mismo escribir, publicar
y vender libros. La ligereza con la que se tratan estos temas sigue alejándonos
de la lectura y acercándonos a una escritura cada vez más deficitaria, amparada
en las buenas intenciones, los sueños y la simplificación del oficio.
Hace unos días, un medio comunicaba que una autora había
vendido todos sus libros en la Feria del Libro en tiempo récord, lo que fue
aplaudido por otros autores como si vender un producto fuese algún tipo de
resultado cultural. Escribir no es sinónimo de buena literatura (de ningún
género), publicarla no la convierte en obra de arte, y venderla no es más que
una transacción económica. Seguir leyendo el artículo aquí.
Publicado en el diario La Prensa, martes 30 de agosto de 2022.
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