Leo un ¿comunicado? en X, de parte del canciller Martínez-Acha, dos imágenes llenas de errores gramaticales, medias verdades, excusas, y llamados a fomentar «espacios de diálogo» con la sociedad civil que, de darse, terminarán en el mismo lugar en el que quedaron las intervenciones ciudadanas sobre la CSS. Dice el canciller que el asunto es más complejo que un tuit, no acepta críticas, y nos invita a investigar. Lo que pasa es que no quiere que piensen distinto a él y que le compren su estrategia como la buena.
Todo es silencio cuando, encima, nuestros periodistas de edición estelar, que tanta influencia tienen y tan agremiados están, no consiguen poner nuestra parte del relato en órbita. No son capaces de escribir artículos en las principales cabeceras del mundo, ni de dar entrevistas sobre lo que aquí pasa: no tienen cobertura internacional, nos tienen tan aislados como la diplomacia de este gobierno.
La diferencia entre esta situación y la del dictador Torrijos, es que él supo encontrar compañeros de viaje. Mulino no es Chiari, no puede, porque había muertos sobre la mesa, esa es la verdad: el mundo nos miró porque nos habían disparado. Este gobierno puede imitar a Torrijos, a Chiari no, porque a él le tocó gestionar un martirio que no esperábamos ni tampoco buscamos. La diplomacia es hablando, es contando nuestra parte del relato, pero nos tienen, entre unos y otros, instalados en un peligroso silencio.
Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 22 de abril de 2025. Puedes leer el artículo también aquí.
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