Parece obvio, pero no está de más recordarlo:
publicar no es escribir ni te convierte en escritor. La imprenta, y más si paga
uno y es uno quien se edita, aguanta lo que le echen. Escribir es una cosa bien
distinta, y nada tiene que ver con sueños, metas, la patria y demás compromisos
subalternos.
Lo primero que hacen quienes te envían sus
textos para que los leas y se los comentes y lo haces, y les invitas a esperar,
a trabajar más, a escribir con intencionalidad, a pulir el punto de vista, los
narradores, a deshacerse de la historia patria con la que quieren justificarse y
escribir con fidelidad a la literatura, es ir y publicarlo. Y ya son
escritores. Seguir leyendo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 8 de octubre de 2019.
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