Artículo publicado en el diario La Prensa, viernes 8 de abril de 2022.
13 abril, 2022
La escritura, el espíritu del escritor y la vergüenza


17 marzo, 2022
Variaciones sobre la biblioteca
Lo cierto es que el grado de abandono de las bibliotecas da una medida del nivel cultural y humano de quienes gobiernan. Me sorprendió gratamente que el diputado Juan Diego Vásquez, presentara un anteproyecto de ley que establece un marco jurídico para las Bibliotecas públicas en Panamá: cuando alguien tiene interés en que los demás tengan acceso al conocimiento, demuestra seguridad en sí mismo y una voluntad de transformación social que debe tenerse en cuenta para futuras citas electorales. Me fío siempre de una persona que no teme al crecimiento intelectual de los que lo rodean, que muestra interés por los libros. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en le diario La Prensa, viernes 11 de marzo de 2022.


28 febrero, 2022
Wole Soyinka: Cincuenta años después
En 2021, el Premio Nobel de Literatura de 1986 (primer escritor africano y negro en obtenerlo), vuelve al terreno de la novela con “Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra” (Alfaguara) casi cincuenta años después, con una voluntad casi testamentaria. Las más de 600 páginas de la novela, y su largo título, dan cuenta de que estamos ante una obra que consigna varios de los mejores retratos de su Nigeria natal. Seguir leyendo la reseña aquí.
Reseña publicada el viernes 25 de febrero de 2022 en el diario La Prensa de Panamá


22 febrero, 2022
Crónica de la feria
El relevo en el Ministerio de Cultura, ha generado mucho debate. Ante la evidencia de que la gestión ha sido de las malas (quizás el Ministerio de la República que en menos tiempo se ha degradado), los que han recibido algún beneficio del saliente, loan la gestión negando la mayor (allí quedan asuntos sin esclarecer), contando que a ellos en la feria les fue bien: son cronistas de las partes por el todo. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 22/2/22.


20 febrero, 2022
Las palabras de Rubén
De todo lo dicho sobre las palabras de Rubén Blades,
suscribo estas de mi amigo, el periodista Egbert Lewis, que centran para su
análisis el tema de nuestra circunstancia social y política: la falta de altura
intelectual para el desarrollo de una alternativa que cambie el rumbo de
nuestro país. Seguir leyendo el artículo aquí.
Publicado en el diario La Prensa, martes 14 de febrero de 2022.


12 febrero, 2022
Bertalicia Peralta en “Vindictas. Cuentistas latinoamericanas”
En medio de este “momento” del cuento en Hispanoamérica, se han ido sucediendo distintas búsquedas, necesarias vindicaciones de grandes escritoras --acalladas por el olvido y la desidia (intencionados y no)--, que nos devolvieran una historia de nuestras literaturas mucho más clara, justa y precisa en su corpus, y, sobre todo, esclarecedora de nuestras raíces literarias. El cuento, siempre presente, ha sido escrito por muchas mujeres a lo largo y ancho de esa geografía de letras e historias que es el Español, y durante mucho tiempo se nos privó de esa enorme tradición que muchos sólo podíamos intuir. Seguir leyendo la reseña aquí.
Reseña publicada en el diario La Prensa, viernes 11 de febrero de 2022


11 febrero, 2022
Giselle González Villarué, Ministra de Cultura de Panamá
Giselle A. González Villarrué, es la nueva Ministra de Cultura de Panamá. A
la decepción en muchos aspectos estrictamente culturales del anterior Ministro,
el señor Carlos Aguilar Navarro, se suman los otros temas turbios y nunca bien
aclarados que han sembrado, como cuando el antiguo INAC, de una profunda
desconfianza por quien asume el cargo. Para el anterior ministro, todo el
olvido estrictamente institucional posible, pero para la historia quedará su
nombre inscrito como el del primer ministro de una Cultura panameña que lo
esperó con tanta ilusión, pero no fue lo que queremos (el cambio en los tiempos
verbales es intencionado). Todo esto dicho desde el optimismo crítico que
también usaremos con la nueva Ministra, a la que le deseamos, y nos deseamos,
toda, no la suerte, sino la eficiencia, entrega, apertura de miras y espaldas y
piel fuerte para llevarnos y llevarla por el camino del éxito institucional que
queremos y que queremos ya.
El futuro de Panamá se escribe en términos de respeto, valentía ciudadana,
ética institucional y la necesaria transparencia. Lo que menos necesitamos son
funcionarios y ex funcionarios resentidos por las críticas, que pretendan
castigar dejando fuera a los que no les ponen carita, ni consentidores de un
grupito de plañideros y palmeros que lamboneen a los funcionarios para
beneficiarse, callaítos, del erario público. Desde el optimismo crítico ya
citado, desde la más constructiva crítica, esperamos que esta nueva etapa del
flamante nuevo Ministerio de Cultura, sea mejor que la anterior. Nos jugamos
mucho. ¡Éxitos, Ministra!


09 enero, 2022
Panamá: una historia, una bandera
Leí un correo electrónico la mañana del viernes 3 de enero, en el que se detallaban los actos que van a conmemorar el próximo 9 de Enero, los 50 años de uno de los puntos de inflexión más importantes de nuestra historia, el 9 de Enero de 1964. Entre otras cosas decía aquella nota que una bandera, aquella mancillada por la violencia, quedaría consignada en una urna que saldría de España, justo en estas horas bajas de nuestras relaciones comerciales. Esto lo leí en la oscuridad de mi cuarto, a las 5 de la mañana, medio incorporado sobre mi almohada.
Me fui para la oficina pensando en mi tierra allá lejos, pensando que desde Madrid viajaría hasta Panamá una urna en la cual una bandera del 9 de Enero de 1964 recibiría el respeto de todos los panameños de bien.
Una bandera
Las patrias son complejas y la idea de patriotismo está
bastante viciada, llena de muy malos olores y mucha gente aprovecha los colores
de su tierra para convertirlos en ideología contra los otros. Pero en mi casa,
mis hijas reconocen una bandera de tres colores y dos estrellas, de un país
lejano y “pequeño” (Lucía dixit), como una “S” durmiendo (Aitana dixit), y yo,
padre orgulloso, las dejo curiosear en los álbumes de Esta es mi patria y me preguntan
cosas sobre aquel paisito valiente (Lucía sabe ya lo que es un istmo, un
accidente, aunque sólo sea geográfico) que un día quiso izar una bandera.
Una historia
“Papá, ¿qué hace ese muchacho subido en la farola con la
bandera de Panamá?”, preguntan. Entonces me planteo cómo contarles a unas niñas
la historia del 9 de Enero del 64. Papá escribe novelas y cuentos, pero no sabe
cómo contar una historia tan difícil. Papá les dice que algunas personas no
querían que la bandera estuviera puesta en una parte de Panamá. Pienso en la
estupidez humana.
Una bandera. Una historia.
Unas niñas que preguntan. Yo también fui niño, yo también
pregunté, yo también escuché las historias, yo también aprendí que unos
muchachos fueron con una bandera panameña hasta la Zona del Canal para izarla.
Me dijeron que les dispararon, que murieron, que los mataron. La Avenida de los
Mártires sustituye a la avenida 4 de Julio, la independencia de los Estados
Unidos reemplazada por la sangre derramada de la juventud panameña haciendo cumplir
la legalidad.
Una bandera.
Un escritor en Madrid que trabaja en el aeropuerto. Me traen
unos papeles. La mercancía viaja a Panamá. Pregunto al cliente si lo que viaja
es una urna. “No, una bandera”, me dice, “es la bandera de tu país”. El corazón
me dio un vuelco. Les conté por encima, la historia de aquella bandera que yo
pensé que estaba en Panamá. No, me dicen que la han restaurado aquí en Madrid,
“¿quieres verla?”.
Pedí que me sustituyera alguien en mi puesto y salí de la
oficina hacia el muelle donde una caja de madera guardaba una delicada carga.
Junto a ella, Damaris Grajales de Reyes, administradora del Museo del Canal,
lucía satisfecha y agradecí ver un rostro cercano, unos ojos que verían lo
mismo que yo, lo que los demás alrededor apenas intuían. Pensé en las imágenes
que tenía de aquella bandera, pensé en el álbum de Esta es mi patria y allí
estaba la figurita con la bandera. Pensé en mi país, en su deseo de justicia,
en sus jóvenes marchando hacia la Zona deseando hacerla ondear junto a la
estadounidense, queriendo hacer valer lo firmado por Kennedy con Chiari.
Levantaron una tapa de madera. Debajo otra. El corazón comenzaba a latirme con
más intensidad y creí no poder contener las lágrimas. Levantaron la otra tapa y
allí estaba: la bandera panameña, limpia, unida, brillante, perfectamente
restaurada. Pensé en mis hijas que siempre me preguntan qué ha ido o venido
desde mi oficina. Tenía una historia que contarles, tenía que hablarles del 9
de Enero de 1964.
Girones de una bandera rota en la memoria. Encontré una metáfora perfecta de lo que nos pasa hoy. Esa bandera de más de 50 años, ultrajada en una lucha contra intereses mayores que nuestras expectativas, luce ahora renovada. ¿Quién dijo que no se puede restaurar la dignidad? Esa bandera que viaja desde Madrid es símbolo de cómo deben ser de ahora en adelante las cosas. Un intenso trabajo de restauración ha dejado la bandera restaurada. Las letras doradas que ponen “Instituto Nacional” lucen como un destello del pasado que reclama su vigencia. Me sentí conmovido, me sentí parte de algo que va más allá del aquí y el ahora, que va más allá del presente o del pasado, algo que es futuro, algo que ya es de mis hijas.
Contemplé en silencio la bandera, y vi a mi gente, vi a los que se sacrificaron para que vivamos en plena disposición de nuestro territorio, vi que un trabajo concienzudo puede restaurar los girones de una bandera, de una identidad, de la dignidad de un pueblo que no se ha echado para atrás nunca. Vi mientras la volvían a tapar, cierta luz, ciertos “fulgores de gloria” que hay que cantar menos y ejercer más.
Me sequé alguna lágrima necia y silenciosa, me tragué el llanto, y recordé a mis hijas con el álbum, preguntando por los muchachos y la bandera panameña en las farolas, saltando la cerca, haciéndola ondear en la Zona. Un símbolo de unidad que ya viaja rumbo a su tierra para contar, con su sola presencia, que el trabajo que queda por hacer es duro, pero que el resultado bien vale la pena.
“Papá, ¿qué viste hoy en tu oficina?, me preguntaron las niñas”. Vi una bandera, una bandera muy especial, les dije. Vi la bandera de Panamá, una muy valiente… y entonces, comencé a contarles la gran historia de un país chiquito, como una “S” acostada, que no dejó que el más grande lo pisara y que al final le ganó. “¿Cómo David y Goliat?”, me dicen. Sí, igual, les contesto, y volví a ver en mi memoria la bandera y al pueblo que representa.
Publicado en el diario Panamá América el 4 de enero de 2014.


06 enero, 2022
Página 2022
La verdad es que la página 2022 sigue a la 2021, y hay que afrontar lo que Nabokov entrecomillaba: la “realidad”. La vida sigue, y tenemos la posibilidad de continuar con el argumento de la página anterior y seguir en la misma vaina, o darle un giro a la historia para derrotar su monotonía destructiva, y convertirla en una aventura que nos lleve a la meta que de verdad estamos buscando: una mejor democracia. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 4 de enero de 2022


29 diciembre, 2021
Leer en medio de la oscuridad

