08 mayo, 2025

Burlas, libertad de expresión y una princesa

Una de las peores ministras es la de Educación. Ya lo demostró y vuelve a demostrarlo: pocos tienen dos gobiernos para hacerlo igual o peor de mal, pero eso no justifica que nadie haga burlas racistas. Hay que condenar estas conductas, al igual que la xenofobia escondida tras un nacionalismo ignorante, que cree que por color de piel o nacionalidad se tiene más o menos razón o se puede o no opinar: la mediocridad es así de atrevida.

La libertad de expresión está cada vez más comprometida en Panamá por dos vías: la oficial, que no tolera críticas y rofea cada jueves a los medios, y hace movimientos sospechosos en contra de ciertos agentes de opinión. La otra, la cada vez más evidente mediocridad de los propios medios: programas de opinión autocomplacientes, artículos pésimos, y mucha información de agencias, que sirven un plato frío de noticias enlatadas que indigesta al público, que se presta por su parte al juego peligroso del insulto y la censura: las redes arden de cabezas huecas que son un peligro con miles de seguidores.

Mientras, Panamá solo es noticia por el atraque del Juan Sebastián de Elcano, que esta vez tiene entre sus tripulantes a la princesa Leonor de Borbón, y la reina Letizia (coincidiendo por casualidad con el día de la madre) la fue a visitar. En las imágenes de la televisión pública española, se ve que los llevaron de paseo por Panamá Viejo, y poco más: de nuestra circunstancia y de nuestra parte del relato, no se dice nada, a nadie le importa y nadie quiere hablar más que la paja que se consume dentro del país.

Seguimos ensimismados, creyendo que las viejas gestas mueven la rueda del compromiso democrático: estamos en manos de nostálgicos y desafectos, lo que nos lleva a la mutua desconfianza y al silencio ruidoso que producen las opiniones cruzadas. Al final nadie sabe qué decimos, y eso nos hace sospechosos de estar perdidos.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 6 de mayo de 2025.

02 mayo, 2025

El rofión y la guarida

Pese a quien le pese, el 34% del inquilino de Las Garzas es democrático, constitucional y, por lo tanto, legítimo: los que pretenden atacar por allí al gobierno parecen estar enfermos del mal que nos aqueja hace décadas: hacerse el pendejo. Si buscan los porcentajes presidenciales anteriores verán que algunos sacaron menos. O se respetan las normas o se cambian, pero no se deslegitiman, eso es de una ignorancia torticera reprochable.

La Universidad de Panamá, no es perfecta, es más, necesita una refundación urgente, y da igual lo «orgullosamente» (adjetivos terminados en «mente», cuidado) egresado o ingresado que seas. Ahora bien, eso no la convierte en «guarida de terroristas», como ha señalado el Rofión de Las Garzas, en otra de sus desafortunadas intervenciones, demostrando que va «con paso firme» hacia la crispación: mucha testosterona, poca neurona.

Insisto, las redes están llenas de opinólogos ignorantes, seguidos por miles de acólitos, en una exhibición vergonzante de retroalimentación retrógrada y peligrosa que no soluciona nada, pero que descarga cualquier verdadera participación: uno le escribe al presidente, o al alcalde, o al diputado o canciller, y cree que se le escucha, pero no, tienen mucha cara dura y no la dan, y el ciberespacio, que aguanta todo, hace el resto: se traga la capacidad de actuar del ciudadano.

A alguien le conviene que las cosas sigan igual. Advertimos desde el principio que el deterioro de este gobierno sería rapidísimo, por el seguidismo clientelar, por la impunidad con que se encubre todo, y por cómo ex (vicealcaldes, diputados y presidentes) que ya tocaron poder, se rasgan las vestiduras haciéndose los pendejos, como si nunca hubieran estado allí, decidiendo.

Veremos como el rofión termina convirtiendo en caos la poca paz que nos queda. El matón de patio es así, está dispuesto a llevar su absurda sin razón hasta las últimas consecuencias con tal de no reconocer que se ha equivocado. Pero está tranquilo en su gruñir: no le pasará nada, como a los anteriores.

 Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 29 de abril de 2025.

23 abril, 2025

Cuando todo es silencio

Todos escuchamos al presidente decir que no necesitaba compañeros de viaje para enfrentar la peor crisis en materia de soberanía que hemos tenido desde la Invasión de Estados Unidos. Nadie se explica bien qué ocurre en el país, mientras que la administración Trump se ha hecho dueña del relato. Desde aquí exigimos que lleven a los visitantes del «norte» a ver el nuevo Canal, como si fuesen a caer en cuenta de que están hablando paja y se irán pidiendo disculpas, una ingenuidad muy a nuestro nivel.

Leo un ¿comunicado? en X, de parte del canciller Martínez-Acha, dos imágenes llenas de errores gramaticales, medias verdades, excusas, y llamados a fomentar «espacios de diálogo» con la sociedad civil que, de darse, terminarán en el mismo lugar en el que quedaron las intervenciones ciudadanas sobre la CSS. Dice el canciller que el asunto es más complejo que un tuit, no acepta críticas, y nos invita a investigar. Lo que pasa es que no quiere que piensen distinto a él y que le compren su estrategia como la buena.

Todo es silencio cuando, encima, nuestros periodistas de edición estelar, que tanta influencia tienen y tan agremiados están, no consiguen poner nuestra parte del relato en órbita. No son capaces de escribir artículos en las principales cabeceras del mundo, ni de dar entrevistas sobre lo que aquí pasa: no tienen cobertura internacional, nos tienen tan aislados como la diplomacia de este gobierno.

La diferencia entre esta situación y la del dictador Torrijos, es que él supo encontrar compañeros de viaje. Mulino no es Chiari, no puede, porque había muertos sobre la mesa, esa es la verdad: el mundo nos miró porque nos habían disparado. Este gobierno puede imitar a Torrijos, a Chiari no, porque a él le tocó gestionar un martirio que no esperábamos ni tampoco buscamos. La diplomacia es hablando, es contando nuestra parte del relato, pero nos tienen, entre unos y otros, instalados en un peligroso silencio.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 22 de abril de 2025. Puedes leer el artículo también aquí.

15 abril, 2025

Complicidad crónica

La capacidad de los panameños de hacernos los pendejos es de campeonato. Cada marzo, desde siempre en este país, las escuelas no están listas para recibir a los estudiantes, pero nos sorprendemos y nos indignamos hasta que pasan una semanas, y nos olvidamos, otra vez, de lo mismo. ¿Desde cuándo los chances clandestinos? ¿Desde cuándo las botellas? ¿Desde cuándo los «Bolota», «Benicio», «Toro», «Loco», corruptos, huelguistas y vende patrias?: de toda la vida. Pero nos hacemos los pendejos, otra vez.

En redes, sobran políticos sorprendidos, abogados sorprendidos, poetas patrioteros sorprendidos, nacionalistas sorprendidos, y hasta periodistas sorprendidos, que dicen que este país es previsible, y lo es, pero por la complicidad crónica de la que formamos parte, y que se demuestra en el «periodismo» pueril que practican los que quieren azuzar a la gente sin dar nombres de lo que dicen denunciar, asumiendo su responsabilidad en el silencio internacional de nuestra causa. Hacerse el pendejo nos hace cómplices de la corrupción sistémica o de una profunda ignorancia de lo que somos.

Panamá ha muerto, «entre todos la matamos y ella sola se murió», y no aceptamos que somos parte del problema: que un gobierno con un 34% no representa nada; que sentarse a esperar que pase la era Trump o Mulino es cobardía; que invocar a un dictador muerto como fuente de frases soberanistas o profeta de nuestra circunstancia, manifiesta que tenemos lo que nos merecemos. Somos tan cómplices, que seguimos aguantando a expresidentes y exmagistrados hablando por televisión, o a expolíticos criticando la situación actual, pero cuando estuvieron en el poder, seguro, vieron cosas y miraron para otra parte.

Hablan paja de revocatoria de mandato, y ningún político se atreve a presentarla. Tienen miedo a no dar la talla. Prefieren seguir crónicos y cómplices, no complicándose la vida, agitando banderas en manifestaciones de lunes a viernes. Así es mi país, y por eso tiene lo que se merece: es lo que tiene hacerse el pendejo.

Artículo publicado en el diario La Prensa, 15 de abril de 2025. Léelo en el periódico pinchando aquí.

08 abril, 2025

El rofión de Las Garzas

El presidente con minúsculas, José Raúl Mulino, es lo que Donald Trump al resto del mundo: un rofión, un matón de barrio, el cocorronero del recreo, el gritón, el rofeado por el más grande que viene luego a rofear al más chico. Ha perdido, desde hace muchos jueves atrás, cualquier mínima razón que pudiera tener en medio de la deriva absurda en la que lleva instalado desde el día uno de su mandato del 34% democrático.

Rofea periodistas, maestros, ciudadanos, diputados y a todo el que se le ponga delante, menos a los «Rubios» del Norte, Donald y Marco, que se han convertido en sus jefes aunque él piense que no, plegándose a lo que le dicen y permitiendo al Comando Sur hacer sus obras de caridad con insignia en los uniformes de «fatiga» que comparten banderas. Resumiendo: el jefe de los patriotas cobardes e inactivos de este país, que sumado a periodistas e intelectuales más quietos que una iguana al sol, conforman la liga del silencio tricolor.

Sentó a la mesa a los que votaron a su favor, una comida penonomeña envenenada políticamente. La esperanza de un partido independiente se ha pegado un tiro en el pie, y el rofión contento, porque al final todo el mundo cede y consiente, total, solo quedan cuatro años, y no hay revocatoria posible: Panamá aguanta a cualquier mal gobernante cinco años, pero nos hacemos los pendejos, diciendo que todo es previsible, sin reconocer que tanta previsibilidad no es más que complicidad con la corrupción que nos permea.

El rofión de Las Garzas seguirá empeorando: el peligro en perfiles como este es la poca neurona y el exceso de testosterona, que terminará por encender la llama de la inestabilidad ciudadana porque, a los rofiones, vivan donde vivan, siempre les sale uno más bravo: o desde el Norte en inglés o por las calles del país en buen panameño: que nadie subestime la rabia que pueden acumular los rofeados. 

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 8 de abril de 2025. 

02 abril, 2025

Mulino por el mal camino

Ya lo dijimos*: «Pasados los fastos de la toma de posesión (rey de España incluido), amanece el día uno de la “Era RM”, que mantiene la ambigüedad de sus siglas, detrás de las cuales no se puede uno aventurar a trazar una línea que divida a RM de RM, más allá de aquella frase célebre: “mi amistad llega donde empieza el cumplimiento de la ley”. Veremos, amanecido este nuevo gobierno, hasta dónde nos llevan los RM».

Este es el gobierno que más rápido se ha corrompido, el que presenta el más alto nivel de pillaje, el que más mediocres aglutina, el que más rofión ha salido, y el que peor oposición tiene, siendo que le ha votado solo el 34% de los panameños. Es al que más trampas se le va a permitir, porque ya hay por allí algunos que hacen la aritmética de mediocre ciudadano: ya queda menos para que se acaben los cinco años. 

RM da un salvoconducto a RM, la amistad ante todo, y la ley para los tontos de siempre. Los del buen camiNito han rofeado y mentido hasta conseguir lo que quieren: uno, irse con la plata y sin pisar la cárcel; el otro, aprobando con la complicidad de los diputados una ley de la CSS que no es otra cosa que hambre para mañana, que no resuelve el fondo del asunto. Y está lo de la mina, otro cuento/yuca que nos van a meter.

¿Quién se atreve a una revocatoria de mandato? La cobardía nos consume, y no faltará el que diga que no es el momento para experimentos, pero la verdad es que cualquier cosa es mejor que este gobierno, que ha demostrado que se puede hacer peor que la suma PRD y Panameñistas, pero que nadie olvide que a los RM no los puso unos extraterrestres, les votaron los ciudadanos, y también lo hicieron a su blanda oposición. «Sarna con gusto no pica», dicen, pero pica demasiado.

*(Artículo del 2 de junio de 2024).

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 1 de abril de 2025.

26 marzo, 2025

Thierry Henry en Panamá

El alcalde de la ciudad de Panamá, Mayer Mizrachi, ha cursado una invitación en nombre de la ciudad y a su cuenta, al ex jugador de fútbol Thierry Henry. El mismo alcalde, que decidió en su momento «posponer» los concursos literarios León A. Soto y Changmarín, porque «no hay plata» y por tener una deuda de 140 millones de dólares, es el que ahora, en un acto de soberbia institucional, se inventa este desembolso sin propósito ni beneficio para la ciudad.

Este alcalde, igual que el presidente, han demostrado que siempre hay plata para lo que se quiere, y que, aun sin saber que pasó con los famosos 500 millones, que habrán entrado en las arcas, dijo, y se habrán gastado, siempre hay para viajar y hacer viajar a quien quieran, haciendo creer a los congos de los votantes que es bueno para ellos, aunque no les resuelvan las necesidades básicas.

Pero organizan carnavales y desfiles navideños; van a Davos a decir obviedades sobre Panamá y el Canal y se hacen fotos encontradizas con mandatarios, como si de verdad estuvieran sumando aliados a nuestra causa, pero nada, en el fondo nos gustan, presidente y alcalde porque, a pesar de no haber vicepresidente y no terminar de hacer la reducción del estado y del clientelismo (tampoco hay vicealcalde, otro que tal baila), nos tienen amaestrados y resignados a aguantar cinco años, y en eso sí somos buenos patriotas: nada de revocar un mandato presidencial, no, que se nos tambalea el negocio.

Thierry Henry no hace nada en Panamá. Para él, como para tantos ilustres visitantes, somos solo un escenario exótico, un «Hub», pero nunca un interlocutor intelectual válido, nunca una sociedad de artistas y pensadores serios. Mejor futbolistas que ganen batallitas deportivas que el estado no puede ganar, para hacerle creer «al pueblo» que «alcanzamos por fin la victoria», cuando siguen mintiendo sobre nuestra circunstancia desde Estados Unidos, y nosotros seguimos callados, cobardes y serviles.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 25 de marzo de 2025.

18 febrero, 2025

Panamá, archipiélago

Hemos llegado a un punto peligroso para nuestra democracia: nos hemos transformado en un archipiélago. Cada uno es una isla, regida por sus propias convicciones, con un amplio aparato de desconfianza, y con una preocupante impermeabilidad al criterio y a la búsqueda de soluciones. Nos hacemos trampas dialécticas, seguimos jugando al viejo bloque derecha-izquierda mientras los enemigos son otros.

El presidente de la república rofea, los sindicatos rofean; rofea la policía y los ciudadanos rofean a la policía, y así nos vamos aislando como sociedad, evidenciando una alarmante «nostalgia del dictador»: unos quieren un Bukele, un Trump, o un resucitado Torrijos o Arnulfo Arias: alguien que venga y nos resuelva la corrupción clientelar que nos hemos creado.

Los periodistas opinan, hacen editoriales, predican su doctrina sin soluciones y siguen generando una profunda desconfianza, y son sustituidos por una caterva de opinadores con miles de seguidores en redes que son peligrosísimos, y que generan a capricho un caos que el ciudadano se cree porque no tiene criterio y le parece más fiable. Las islas de este archipiélago que somos, se hacen más visibles en la redes, que no son más que el consuelo de los necios.

Es tramposo oponernos como panameños unos a otros. Si eres policía, «represor», si sindicalista, «terrorista», lo que es de un simplismo triste que nos desvía de lo que es importante: tenemos que hacernos oír, pero no de cualquier manera; que somos todos panameños, aunque unos se crean más patriotas que otros; que no podemos renunciar a ser istmo por ser archipiélago: corremos el riesgo del «divide y vencerás», y ya nos llevan ventaja.

«No me sirve la razón si tú no estás aquí», dice la canción, pero esta sociedad es de razones y no de soluciones. Nos gusta hablar paja, tener razón en nuestro fuero interno, en nuestras redes, esperando que al salir de casa todo esté solucionado, pero que va, eso es cuento, es ignorancia y falta de criterio.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 18 de febrero de 2025.

Lee aquí el artículo en el periódico.

10 febrero, 2025

Vuelta a Isla Grande

Mi abuelita Chela me pagó el uniforme, y el Jefe Nacional Rover me pidió que dirigiera para ese domingo, a modo de pensamiento espiritual, unas palabras a los participantes de lo que sería mi primer y único ENARO (Encuentro Nacional Rover). Era el verano de 1990, y teníamos toda la vida por delante. El destino, Isla Grande, en el atlántico colonense.

Del viernes 9 de febrero al domingo 11, nos reuniríamos para hablar de nuestros asuntos, conocernos, y juntos proyectar el futuro de nuestra rama dentro del movimiento nacional Scout. Éramos la culminación de un proceso de transmisión de valores que comenzó en la manada de lobatos y pasó por la tropa. Iban a ser días radiantes de verano para un puñado de buenos jóvenes.

Al pasar los años la memoria se fija. Las muescas en el alma, su escandaloso silencio y su rugido de mar no dan tregua nunca; visitan, quiera uno o no, la vida cotidiana para restregarnos el miedo que creemos tener atado en corto. Treinta y cinco años después me veo sentado con mi patrulla almorzando, y un rover chiricano, empapado, nos dice que se habían caído siete compañeros al agua. Corrí con la certidumbre de que nada es imposible para el rover, queriendo recoger palos y ramas de palma largas para tenderlas a las manos zozobrantes de mis amigos, y escucho la voz del chiricano en la carrera diciendo que eso no sirve, y constatar, al llegar al lugar de la tragedia, Punta Miraculo, que solo una muchacha flota por su vida. Me agarraron, iba a tirarme al agua, y me dijeron que no se podía, y por primera vez supe que hay muchos imposibles para el rover,  para todo ser humano.

El mar, ese que Alberti pintaba en su poesía, rugía, amenazaba con tragarse la isla. Las olas atlánticas reventaban violentas contra los arrecifes. Un hombre amarrado a una gruesa soga se lanzó a rescatar a aquella muchacha que flotaba, y el alma le regresó al cuerpo, la salvaron, se salvó. El saldo final: cuatro rovers fallecidos. Ese 10 de febrero, la noche se nos vino encima a las 12:55. Y el mar rugía, y yo le temí para siempre.

Miro los recortes de prensa. En internet no hay información sobre aquel suceso. El domingo por la mañana me tocó hablar, uniformado y sin saber bien que decir. No recuerdo que dije: me veo delante de un grupo consternado que buscaba respuestas y asideros para continuar. En la ciudad de Panamá, la noticia saltó esa mañana de domingo. La tristeza y la confusión tomaron mi casa y no hubo paz hasta que llegué. Mi hermano abrió la puerta y le abracé fuerte, le dije que no pude hacer nada. Pablo me consoló de mi tristeza abrazándome más fuerte.

Un día de verano, sentado en una playa española, con el miedo en el alma, mi hija mayor me dijo «vamos». Lucía, mi niña valiente a sus escasos tres años, que domaba las aguas con su inocencia de sirena en ciernes, me llevaba del dedo índice hacia el agua. Iba detrás de ella, y el mar apenas susurraba espuma de estío. Aquel día mi hija me devolvió el mar de Alberti, derrotó mis viejas tristezas. Recordé a Alain, a Claudio, a Nelson y a Omar.

En la memoria, vuelvo a Isla Grande para visitar las ausencias. Treinta y cinco años después, las imágenes permanecen nítidas, «Siempre listo» el recuerdo, y la mano izquierda, cercana al corazón, tendida en saludo fraterno, donde se lleva a los compañeros ausentes y no hay lugar para el olvido a pesar del miedo, a pesar del tiempo.

05 febrero, 2025

Es tiempo de alzar la voz: el silencio de Panamá


Vamos a partir de la base —es urgente—, de que en el exterior hay un solo relato sobre la situación panameña por las presiones del gobierno de los Estados Unidos: el de Donald Trump. Dejemos a un lado, por ahora, la búsqueda de culpables (volveremos a ello, y con detalle), y centrémonos en quiénes son los responsables del silencio tan perjudicial al que estamos siendo sometidos, o que deseamos en nuestro fuero interno por intereses espurios.

En redes, muchas personas se desgañitan escribiendo soflamas, muy tricolor, pero poco prácticas. Se evidencia lo que llevamos tiempo denunciando: una capacidad crítica subterránea y una deficiente comprensión lectora de nuestra historia reciente, que cursa con una cronicidad que amenaza con el absoluto olvido de nuestra razón de ser. Hay expolíticos de todo pelaje que van dando sus opiniones sobre el asunto, los mismos de siempre, de todos los partidos, principalmente de los dos culpables, PRD y Panameñismo, sin ninguna vergüenza, olvidando lo que han hecho o dejado de hacer cuando les tocó gobernar. Las redes demuestran que llevamos olvidando cómo hemos llegado hasta aquí por lo menos desde hace 25 años.

Sorprende sobre todo la incapacidad de los medios de comunicación. Ante este silencio internacional, ninguna de las «estrellas» de la opinión en Panamá son capaces de mover un dedo para que colegas suyos de otros países les ofrezcan espacios para explicar la causa panameña. Escriben largos textos o se graban dando sus «editoriales», tuitean mucho, pero no se les ve en las televisoras y radios de medio mundo hablando de lo que es importante.

Yo les propongo que lo hagan, que hablen con sus colegas de otros países, que busquen plataformas donde puedan dar su perspectiva de lo que nos pasa. Basta ya de quejas tuiteras y pasemos a la acción, como están haciendo algunos panameños en el exterior, convocando charlas sobre el tema del momento y buscando espacios para llamar la atención sobre nuestra circunstancia.

La falsa percepción de que informamos y estamos siendo informados ha saltado por los aires con la crisis que estamos atravesando, pero lo que de verdad asusta es que nadie sea capaz de llamar la atención del mundo sobre el nuestro país, sobre sus ciudadanos, no sobre la infraestructura, que no sería nada sin los hombres y mujeres que la dotan de vida. ¿Dónde están estos medios? Ellos no son los culpables de la situación, pero creo que son responsables de hacernos oír más allá de nuestras fronteras.

Sería ideal contar con un servicio diplomático eficiente, pero la verdad es que no lo hemos tenido nunca, y no es el momento de pelear con eso (ya lo haremos), pero no caigamos en el ingenuo adanismo ni en el mesianismo necio: esto viene de lejos, como lo que pasa en las alcaldías de Panamá y San Miguelito (por ejemplo), pero los exalcaldes o ex vicealcaldes se hacen los que no saben nada, como los expresidentes. Pero esos son otros quinientos pesos.

¿Lo hacemos? ¿Ponemos en marcha con sus contactos una red de voces que expliquen la causa panameña? ¿Tenemos contactos en Chile, en Colombia, en Perú, España o Francia? ¿En alguna parte? ¿O estamos silenciados por incapacidad propia y autoengaño de país? Si ya lo están haciendo, compartan los enlaces, háganlos correr, los negativos, en los que nos llevan ventaja, los conocemos: necesitamos ver a nuestra gente defendernos fuera de nuestras fronteras.

A ver qué pueden hacer los medios, a los que pongo en copia en este escrito. Es la hora de mirar más allá de nuestras columnas y programas y opiniones taquilleras o del día a día, muy solventes y edificantes, pero hay que dar la talla fuera de nuestras fronteras, es hora de demostrar lo grandes o pequeños que somos de verdad. Es tiempo de alzar la voz.

Pedro Crenes Castro

Escritor.