25 octubre, 2022

El Miró de Rogelio Guerra Ávila

Cuando escuché su nombre en la madrugada española, levanté los brazos como si la victoria fuera mía: Rogelio Guerra Ávila, había ganado su cuarto Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, en la categoría “novela”, con la obra La Miscelánea, dando sin pretenderlo, una lección de oficio para los escritores y también de trasparencia para el certamen.

En una entrevista que concediera el autor de Una corona con cantáridas al periodista Leadmiro González, afirma que “La Miscelánea era en realidad un grupo de cinco cuentos que escribí el año pasado… y que decidí fusionar como una novela corta. Sin embargo, al hacer esa fusión solo salieron 45 páginas, de modo que tuve que crear nuevos personajes, inventar tramas y situaciones hasta completar el mínimo de páginas que exige el Premio Miró. Conseguí 151 páginas en tres semanas… Es una novela escrita a la carrera y con remiendos. Por eso creo que es un libro raro y confieso que no le tenía mucha fe. Me equivoqué”.  Seguir leyendo el artículo aquí.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 25 de octubre de 2022.

24 octubre, 2022

La titánica micro(mini)ficción de Enrique Jaramillo Levi

Aunque las definiciones son importantes, ante la fiesta de la literatura, su lectura en este caso, uno se lanza en brazos del disfrute y pasa por alto las disputas de nombres y conceptos, no por falta de interés, sino por las ganas de llegar al fondo del asunto, al revés y resultado de lo que se nombra, en este caso, microficción, microrrelato o, a decir de Juan Pedro Aparicio, cuentos o relatos cuánticos.

Maestro del cuento, acerado y tenaz lector, cuando Enrique Jaramillo Levi (Colón, Panamá, 1944) publica un libro, hay que estar atento. No voy a discutir con él desde estas líneas sobre cómo llamar a esta hondura breve y luminosa que él practica con solvencia desde hace mucho tiempo dentro de su obra (aunque estaría muy bien hacerlo en vivo y en directo), pero lo cierto es que estos dos nuevos libros de minificciones, minicuentos y cuentos breves, son otra vuelta de fuerza a la ya conocida y amplia obra del escritor panameño. Seguir leyendo la reseña aquí.

Reseña publicada en el diario La Prensa, viernes 21 de octubre de 2021.

17 octubre, 2022

El ombligo que seremos

Hace tiempo aludía a la malamaña de los escritores de no leerse (aquí) y lo perjudicial que es para la buena salud de la literatura nacional. Un buen amigo me decía los otros días que, la gran diferencia entre esta generación y la anterior, es la falta de unidad. Y quizás no le falte razón, pero lo cierto es que a esta lo que le sigue faltando es leer, leer en general.

Muchos escritores solo se fían de la esférica mirada conocida de su ombligo, en el cual encuentran todas las referencias que necesitan para seguir siendo anodinamente ellos mismos. Los talleres literarios siguen sin enseñar a leer, a meditar desde el oficio sobre lo leído, a desmenuzar el arte para beneficio propio. Y digo esto con conocimiento de causa: se espera que el aspirante a escritor venga leído pero, si no, habrá que mandarlo a leer, no hay nada más importante. Seguir leyendo aquí.

Artículo publicado en el diario La Prensa, lunes 17 de octubre de 2022.


11 octubre, 2022

Los nuestros

Luis Harss, chileno, nicaragüense por vía materna, argentino, uruguayo, guatemalteco de vida un tiempo y hasta estadounidense, publicó en el año 1966, Los nuestros, fijando, no sólo la nómina del “boom”, sino también su denominación, anglosajona, distinta de nuestra lengua. Además, lo hizo en inglés, tan en español que escribían ellos, y luego se tradujo/adaptó a nuestra lengua. La portada, de Editorial Sudamericana, muestra, detrás del título, un montón de nombres de diversa procedencia en el que todos podemos reconocernos literariamente.

En Panamá, los nuestros, son todos los que aquí conviven y escriben y publican, no sólo sus obras de ficción, sino que también ejercen el periodismo entre nosotros (tan denostado, tan mal practicado desde la ortografía hasta la ética). Asombra ver cómo en redes el desprecio istmeño (aprendido no sé dónde ni de qué malsanos complejos extremistas), manda de vuelta a “su casa” al que no nació aquí. La ignorancia es atrevida y estúpidamente reduccionista. Seguir leyendo el artículo aquí.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 11 de octubre de 2022.

07 octubre, 2022

Gerardo Bósquez: cuentista

Arranques firmes, diversos en longitud y forma, párrafos cadenciosos, personajes sabrosos y soberbios, tramas que habitan en el filo de la línea de sombra, mirada sosegada pero profunda, narración bien llevada y construcción sólida de fragilidad aparente, son las características, entre otras, de los buenos cuentos: son las señas invisibles que constituyen una buena historia que pretende noquearnos. Los buenos cuentos son, quizás, lo más parecido a una dulce abuelita con guantes de box que quiere besarnos con un directo a la mandíbula.

Los cuentos de Gerardo Bósquez (Panamá, 1974), consiguen el nocaut al primer o segundo asalto, lo que no deja de ser una excelente noticia para los “leyentes”, para los consumidores de buena literatura. Sus dos libros publicados hasta el momento, Postulados contradictorios y Cosas que caen, son una fiesta de buena literatura y una excelente oportunidad para entrar en contacto con una nueva perspectiva creativa en las letras panameñas que viene para quedarse. Seguir leyendo la reseña aquí.

Reseña publicada en el diario La Prensa, 7 de octubre de 2022

04 octubre, 2022

Palabras

Ilustración de Fernando Vicente

El verso, aquella cicatriz leída en el poema, llega un día que se concreta, y sentimos una mano sobre el hombro de nuestra emoción que nos despierta de nuestra inopia: la palabra se ha convertido en compañera cotidiana, en la Realidad y el Deseo, y el verso feliz de Cernuda se materializa en todas sus dimensiones cifrando el sentimiento: “tú justificas mi existencia”.

Qué extrañeza las palabras, su perfil de aire, sus miserias y grandezas, su decidida capacidad de tañer el alma y la emoción humana, del lector, del que escucha con atenta devoción o distraída tristeza sus mensajes. Materia de arte, barro para trabajar la belleza, desde el principio fue ella, dice Juan, luego se encarnó, cuenta el evangelista más adelante; lenguaje divino, tentadora ficción y casi mentira en otros labios, las palabras siempre serán el todo o la nada intrascendente.

Cuando por fin la palabra se hace carne y habita en nosotros, el mundo es muy otro, es una más alta vida, una actitud azul; las palabras, arrinconadas por los escritores, sometidas las emociones que esconden, ordenadas por la belleza instintiva que pretenden, forman esa sima llamada Literatura. Porque todo camino hacia la emoción humana se transita por las palabras hacia lo profundo, hacia el abismo.

Oficio extraño el de escritor, siempre cuesta arriba con las palabras, juntándolas, para rodar cuesta abajo derrotados. Nada tan Sísifo, tan condena, como el buscar escribir aquel verso preciso, aquella imagen nítida, capturar esa emoción que se convierta en una mano que toque el hombro del lector y lo despierte, porque escribir, si no es para despertar, no es más que necedad arrogante.

Y sí, del silencio a la palabra, otro verso feliz, el escritor viene, camina por el laberinto perdiendo a conciencia el hilo, entendiendo que estar perdido es estar, y que hallarse no es más que una ilusión de palabras que nos augura volver a caer como Sísifo para poder seguir escribiendo el abismo.

Leer el artículo en La Prensa, aquí.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 4 de octubre de 2022.