23 marzo, 2010

No más mañanas (Reseña)

Este es uno de esos testimonios que por repetidos y frecuentes no dejan de conmover: una joven viaja a Bali y al llegar allí se le detecta droga en su tabla de surf. Es condenada a veinte años de prisión en condiciones infrahumanas. “No habrá más mañanas” (Kailas Editorial, 2009) es la crónica personal de una situación personal extrema y a la vez inesperada que pone la vida patas arriba.
Su protagonista Schapelle Corby nos deja ver sus diarios, sus fotos y su desesperación expresada en una prosa que suena a grito de justicia, a vida truncada. Este libro es el resultado de una cruzada internacional a favor de la inocencia de esta joven australiana. Un libro que pone de relieve las profundas diferencias de concepción de la justicia y de los terribles efectos del subdesarrollo expresado en las infraestructuras penitenciarias.
No podemos afirmar la inocencia o no de esta joven pero lo que es cierto es que muchos son los elementos que nos dan pistas sobre como se hizo el juicio, como se cometieron ciertas irregularidades y sobre todo lo desproporcionado de la pena impuesta y los conflictos que este caso ha generado entre Australia e Indonesia.
Nos narra no sólo su lucha por probar su inocencia, también asistimos al deterioro emocional de la protagonista, cómo sus esperanzas se hunden, como la ira y la rabia van tomando posesión de su ánimo hasta el punto de explotar por todo.
Las fotos impresionan, especialmente una que fue tomada momentos antes de embarcar. Es elocuente, nos deja ver lo cercana y a la vez lejos que se quedó la felicidad, los instantes previos antes de embarcar rumbo al infierno. Una foto de la fragilidad de lo cotidiano, de la posibilidad de que todo se pierda en un instante.

Resulta muy interesante que Schapelle Corby encuentra en la asistencia a la iglesia no solo un alivio espiritual sino también una ayuda para escapar del agobio de las demás reclusas, de ese contacto humano que solo la arrastra a una frustración más grande.
Parte de sus diarios y documentos completan una historia que sigue a día de hoy y que tiene en la red un sitio que se puede consultar para dar apoyo a esta mujer que parece ser víctima de un engaño cruel. En los párrafos finales conmueve oír la voz de una joven que quiere una vida sencilla, llena de afecto, compromiso, quiere una vida común y corriente, cargada de las quejas más simples y comunes, lejos del infierno en el que está inmersa.
Quiero dejaros con el desgarrador final de este testimonio: “Cada vez que tomo aire, estoy respirando una rabia apagada que es consecuencia de esta injusticia, de lo que hizo la persona que me metió aquí. Es algo que respiro a diario en esta monótona existencia”.
“No más mañanas” es un libro para reír y para llorar pero sobre todo es un texto que nos va a reconciliar con la vida cotidiana que tenemos, con la bendición de ser libres, con la convicción de que tenemos que estar agradecidos y contentos con una existencia llena de luz y de letras como las nuestras.

22 marzo, 2010

"Gravitación del amor" de Jack Farfán Cedrón

Son presencias, presencias y voces que traen de cerca, de lo profundo del que lee, del corazón, la reflexión y la belleza súbita que quiere arrastrarnos a la órbita del amor en todas sus vertientes. Porque el poemario del peruano Jack Farfán Cedrón "Gravitación del amor" no es sólo un canto romántico, no es sólo el amor por el otro lo que encontramos en cada página; hay más. Hay mucho de canto a uno mismo, de búsqueda y encuentro de los propios sentimientos hacia uno mismo. Porque al exponernos al otro, necesariamente nos reflexionamos a nosotros mismos y nos vemos en la medida en la que vemos al otro. Por eso el poeta nos descubre una faceta difícil de ver en otras obras: el amor al otro y su influencia en nosotros.
Construidos sobre una base estética impecable, "Gravitación del amor" nos sumerge en un océano de imágenes cargadas de rotundos colores, de compactas sensaciones. El lector atento observará que en estos poemas nada es casual, nada sobra, por mucho que uno quiera buscarlo: cada palabra se presta a la estética que Jack Farfán Cedrón quiere imponer a su poesía.
Otra cosa es el ritmo, cuyo manejo limpio y constante es fundamental para el texto. Los poemas han de ser leídos a media voz, respirando alma, modulando el fraseo que como una cadencia de olas va trayendo de lejos lo necesario para que el ritmo juegue su papel estético en esta obra.

El amor en estos poemas no es un amor descafeinado y rosa, es un amor subyugante, recio, que lleva al poeta a decir en uno de los poemas “…adoré la inanición de verte…”, rompiendo así, en un verso, cualquier atisbo de cursilería innecesaria para el amor. Pero no se queda allí, en otro momento exclama “…Qué es ser tú/Qué yo devuelve su espejo perseguido/Cuando el asco de la distancia nos une más…” Vemos cómo el amor traspasa su ser más superficial para instalarse en una pasión profunda, que arrastra, que desborda.
No es fácil este poemario. El lector se queda desnudo ante la búsqueda de esa gravitación, ante el hecho de que los que aman se exponen, se duelen, se desvelan y desean ser devorados por el amado. Es un reconocimiento de las emociones más cercanas al amor. Reconcilia el poeta al lector consigo mismo al ponerle delante un espejo, una profecía, un deseo.
"Gravitación del amor" promete hacernos suspirar de puro entusiasmo. Estamos ante una obra de hondo calado estético que haremos bien en leer y mejor en analizar. Jack Farfán Cedrón sigue creciendo como escritor y aquí está la prueba de lo que venimos diciendo: un poemario que necesariamente debemos leer, recomendar y distribuir ampliamente. La poesía se lo merece, y los lectores más.

Festival de Arte y Literatura de San Francisco de la Montaña: Éxito


Me llegan noticias que el Festival de Arte y Literatura de San Francisco de la Montaña 2010 en la provincia de Veraguas ha sido un rotundo éxito. Me dicen, me llega desde allá la sensación generalizada de que el esfuerzo coordinado y la constancia han hecho posible sacar adelante un proyecto de una magnitud y calidad que sin dudan harán historia en nuestro Panamá. Me alegro en la distancia que este Atlántico sobredimensiona y, como le dije en una notita por la red a José Luis Rodríguez Pitti, la envidia me asaltó este fin de semana. Pensé varias veces este fin de semana en los talleres, en las mesas redondas, en los recitales de poesía, en las tertulias por los bares del pueblo hasta que la madrugada fresquita dispusiera que ya iba siendo hora de dejar paso al sueño…
Felicidades a todos los que de una forma u otra han contribuido a que todo haya terminado siendo un éxito para el arte y la cultura panameña. A todos, desde aquí, gracias y no dejen los esfuerzos por hacer estas cosas en Panamá: las necesitamos mucho más de lo que se quiere reconocer.
Me alegro de que las cosas salieran tan bien y ya hago planes para que el próximo año también se dé el festival y que yo pueda estar para no enfermarme de envidia otra vez.

19 marzo, 2010

"Casos y cosas literarias" en Gaceta Editorial


Gaceta Editorial un blog muy seguido y valorado por los internautas, publica una columna mía que se llama "Casos y cosas literarias" en la cual hablo de esas excentricidades ordinarias y extraordinarias que nos ocurren tanto a los escritores como a los lectores. Una columna de perseguidores y perseguidos, de personajes rebeldes y escritores que desean ser sus personajes y de personajes que desean escribir. Todo un mundo literario lleno humor e ironía que espero podáis seguir.
Os transcribo la convocatoria.

Gaceta Editorial, uno de los blogs más populares de literatura, se encuentra de regreso. Después de un largo periodo de renovaciones y reclutamiento, nos encontramos nuevamente aquí, para informarte de los acontecimientos más importantes del medio literario.
Gaceta Editorial es un lugar por y para el lector. Es un foro para autores nuevos e independientes, y un escaparate informativo para los autores consumados.
En esta nueva edición, Gaceta Editorial cuenta con nuevos miembros y secciones.

“Nuevas Letras”, descubre de la mano de María Zaragoza las nuevas letras, los futuros autores de la historia, la evolución de nuestra literatura.
“Casos y cosas literarias” Pedro Crenes nos lleva por un recorrido en el cual nos relatará los hechos extraordinarios y ordinarios del arte de escribir y por supuesto… del arte de leer.
José Luis Caballero, afamado escritor, se suma a nuestras filas con la columna “Espía de Novela”, llevándonos por un largo camino de novelas, escritores y hechos reales que se han conjugado para crear la literatura de espionaje.
Finalmente, acompáñanos con Ma. Alejandra García, quien en “Taller de escritura creativa” nos hace un recuento de las voces del taller de escritura creativa en Colombia.
Además claro de nuestra famosa sección “Fenómeno Literario” con Enrique Solórzano y las noticias más impactantes de la literaria narradas por Sergio Mendoza.

El sentido del pasado (Reseña)

“Ediciones El cobre” completa con la publicación de El sentido del pasado la bibliografía de Henry James. Lo que los lectores tienen en sus manos es una de esas rarezas que despiertan nuestra curiosidad más allá del propio texto de la novela ya que se trata de una obra inconclusa y que además se nos presenta con las notas que el propio James tenía para la construcción de la misma. Esta es pues una joya para lectores, escritores y estudiosos de la obra de Henry James.
Ante la visión de un cuadro de su antepasado inglés el joven historiador Ralph Prendel comienza de algún modo a intercambiar sus papeles con él. El pasado, sus relaciones, su manera de pensar, todo ello lleva al joven americano a buscarse en el pasado de su pariente en busca de sí mismo. Pero su antepasado también está obsesionado con el futuro, se parece a su descendiente sólo que en sentido opuesto pero es Ralph en el presente el que corre el peligro de verse atrapado sin retorno en el pasado. Tenemos presentado por el mejor James un conflicto ante el espejo, ante la locura del tiempo.
James se sirve, para relatarnos el afán por parecerse a su antepasado inglés, del manejo del tiempo como atmósferas que sostienen esa búsqueda. Juegos de idas y venidas en el tiempo a veces suplantación del uno por el otro. Una exquisita manera de tratar al personaje.
Los diálogos directos, densos y la construcción de personajes con hondura, bien resueltos y puestos en escena con atmósferas que los potencian, convierten esta novela del maestro estadounidense en una suerte de testamento literario, en su obra cumbre en lo que se refiere por lo menos a lo formal. Tenemos al mejor Henry James en esta novela.
La bitácora del final nos permite entrar en la trastienda y jugar a ser James, trazar líneas argumentales y discutir con él lo que quedó como el cuerpo fijo de la novela. Las notas fueron dictadas al final de su vida, son la última expresión del deseo del escritor para con su obra.
Una historia apasionante y de tintes autobiográficos que seguro va a despertar nuestra curiosidad literaria y nos invitará a releer a Henry James que sin duda nos hará bien a todos. Un escritor necesario para los que aman la lectura y también para los que quieren aprender a escribir. La lectura atenta de “El sentido del pasado” enseña como la sutileza en el manejo de la trama y los personajes es una herramienta por descubrir y convierte una novela en una gran novela.

18 marzo, 2010

Miles Davis: A trumpet vs. Drakness

Cuando mi amigo Jesús Núñez se enteró que me gustaba el jazz y que estaba dando mis primeros pasos en serio por escuchar lo mejor, me trajo a los pocos días una copia de “Kind of blue” (1959) que el año pasado cumplió 50 años de vida, allí es nada, y el tiempo no ha pasado por él: sigue siendo el mejor de los discos de jazz de todos los tiempos aunque esta frase es una frase hecha: nos faltará tiempo y criterio, lo sé, para escuchar todo el jazz de todos los tiempos. Gajes del oficio de disfrutar.
Pero lo que es verdad, y por eso esta entrada, es que Jesús me trajo hace unas semanas atrás una joya que desconocía que existía: “Miles Davis: A trumpet vs. Drakness”, un doble álbum con lo mejor de Davies y un comic que habla de la vida del genial trompetista americano. Editado por Discmedi Blau (2008), Miquel Jurado, un experimentadísimo periodista musical, y Martín Pardo, un dibujante con un currículum de vértigo (también dibuja en esta colección a Chet Baker, otro de los grandes), ponen letra y dibujos a una vida plagada de éxitos, llena de claros oscuros, pero con un resultado innegable: el jazz de su trompeta se alarga sobre la historia de la música de manera descomunal.
Planteada su biografía como un combate de boxeo que tiene cinco asaltos, los autores nos van llevando poco a poco por los grandes momentos de la vida y genialidades de Miles Davis y su lucha por su gente, por el pueblo afroamericano que tanto le debe a su música. Se nos muestra un Miles Davies muy comprometido con la causa negra, asumiendo el liderazgo en una época en que las cosas no eran nada fáciles.
Especial mención hay que hacer del momento en que después de la publicación de su “Sketches of Spain” (1959-1960), Joaquín Rodrigo quiso prohibir el disco porque, según e maestro, miles había traicionado su obra. La cosa según “Miles Davis, A trumpet vs. Drakness”, se resolvió al recibir Joaquín los cheques de los royalties. Lo cierto es que escuchado “Sketches of Spain” (Escúchalo aquí), no cabe duda que lo que hizo Miles Davies fue transformar la música de Joaquín Rodrigo en una nueva dimensión del lenguaje musical. Hay quien dice que incluso hubo envidia en el maestro Rodrigo pero, a saber.
La selección de la música de Davies muy buena. Para los que se acercan por primera vez a la obra de este genio la selección no pude ser mejor, incluso incluyen “Generique” de “Ascensor para el cadalso” (1957), otro de los milagros que la trompeta de miles dio a este planeta.
Una apuesta brillante la de Discmedi Blau y que cuenta con otros títulos que iremos reseñando según los vayamos encontrando: nos habría encantado reseñarlas según hubieran ido saliendo pero le seguiremos la pista a lo ya publicado. Todo un lujo para los amantes del jazz y un descubrimiento que le agradezco a mi amigo Jesús Núñez que de esto sabe un montón.

17 marzo, 2010

Anoche vino Julio a visitarme

Así fueron las cosas: Julio se bajó de su Fafner y me tendió la mano para presentarse: “Julio Cortázar” me dijo y le contesté que lo sabía y le quise presentar a mi mujer pero dormía. “¿No serás el fantasma de las literaturas pasadas?” le pregunté a bocajarro y me dijo que la Navidad no había llegado todavía y que aquel artículo sobre Dickens tenía que haberlo escrito mejor pero que no, que él no era ningún fantasma, “que los hay” agregó, con su acento afrancesado, y que él ya no celebraba literaturas. En su Fafner no había nada más que un montón de libros. “Tenés que descargarlos todos” me dijo y le pregunté que si quería tomar algo, “luego, descargá los libros”. Me subí al Fafner y había una montaña de ellos. El corazón me latía rápido y corría el riesgo de despertar a mi mujer a la que recordaba dormida a mi lado pero que ahora ya no estaba: sólo veía libros y más libros.
Comencé a descargarlos a puñados, a tirarlos sin mirar los títulos pero siempre miraba, “La invención de Morel” , “El túnel”, “Los miserables”, “El Quijote”, “Lolita”, y yo seguía sacando libros como loco, sudaba, los empujaba con las manos, luego los pateaba hacia afuera pero no dejaba de estar lleno el Fafner y Julio me dijo “Sísifo” y yo temblé porque le contesté “dime”, y por un segundo pensé que me encontraba atrapado en la mitología más vulgar y moderna que imita a los griegos.
“Tengo que recoger a un tal Lucas por la carretera rumbo a la ciudad de Luz” me dijo, “date prisa” y yo me la daba pero nada. “Julio, ayúdame que no puedo yo solo” y se río y me dijo que lo dejara que ya metería al tal Lucas donde pudiera. Me bajé del Fafner y me pidió que le dejara un disco de Charlie Parker y le pregunté departe de Manuel Vilas que porqué no llamaba por su nombre a Charlie en “El perseguidor”. “Por miedo a alcanzarle”, me contestó, “no habría sabido que decirle” y me di cuenta que se lo estaba inventando y que no me hablaba en serio. Le di el disco y le pedí que me dejara en mi casa antes de ir a recoger al tal Lucas. Me dijo que no le daba tiempo y que me sentara en la acera a esperar.
Cuando desperté con el claxon de Julio que se despedía de mí, mi mujer estaba sentada en la penumbra riéndose. “Estabas escarbando o qué” me preguntó, “me despertaste con tus movimientos raros”. Le dije que Cortázar me había pedido que le descargara unos libros del Fafner y ella me dijo que dejara de leer tanto, que esa tarde un Cronopio se había colado en casa y que no supo que explicarle a la vecina del tercero que estaba allí para tomar café y se llevó un susto de muerte. Me reí de la vecina y me desperté en la oscuridad de mi noche de verdad. A mi lado mi mujer dormía tranquila y yo me senté en la cama para anotar el sueño. Me levanté y la verdad es que no me extrañó verlo allí: el libro de cuentos de Cortázar abierto por “El perseguidor”. Fui al mueble de los cedés y busqué el de Charlie Parker a ver si estaba y efectivamente no lo encontré. Espero que Julio me lo devuelva pronto.

Artículo publicado en Calidoscopio.net

15 marzo, 2010

El mapa de la vida (Reseña)

Esta novela del vallisoletano Adolfo García Ortega (1958) ha de ser tomado como un Arco del Triunfo de esos que vemos en muchas ciudades. Es un texto que pretende cantar a la vida después de la tragedia e invita a la búsqueda de nuevos amaneceres más allá del sufrimiento. Esta es una novela monumental, de las largas (540 páginas) y que persiguen esa totalidad decimonónica de las grandes novelas.
En “El mapa de la vida” (Seix Barral, 2009) asistimos a la reconstrucción de dos vidas rotas por los atentados del 11-M que buscan respuestas más allá de la rutina vital que se les impuso una vez recuperados de las heridas físicas de aquella masacre terrible. Gabriel y Ada se encuentran por casualidad después de los atentados y ambos, de una u otra forma, ya están buscando respuestas a sus heridas del alma, a su tragedia afectiva. Él es diseñador de montañas rusas, como la vida, como la realidad, y ella es experta en el Renacimiento, que debe ser una constante en la vida de todos. Ambos se encuentra se aceptan y se aman.
Una perspectiva angélica y muy humana nos permite ver lo que no vimos aquellos días y describe biografías breves (a modo de narrador) de muchos de los que murieron allí, hilvana sentimientos y emociones, sueños truncados y deseos no satisfechos. El drama de aquellos días y la ciudad que los albergó, Madrid, son también un personaje más de esta novela de dimensiones titánicas y que es el mejor o más claro intento de novelar el 11-M.
Se sirve el autor de diversas técnicas de narración: el texto dentro del texto, las listas, la apertura de largos paréntesis. Todos estos fragmentos salpicados con las entradas y salidas del pasado al presente o al futuro, predisponen al lector para que cualquier cosa que ocurra no le sorprenda. Se traba así un mosaico policromático que nos permite situarnos en distintos puntos de vista con una prosa directa y rica en matices.
Sorprende que el autor se haya atrevido con la vida de un terrorista, Sayyid, al que pone voz y vida, intenciones y fe en su macabra misión. Esta es una muestra de lo que la literatura puede hacer. Darnos una visión de los abismos a los que no podríamos acceder de ningún otro modo.
El resto de la novela se construye con pasajes de un libro que sobre Giotto escribe Ada, los viajes a épocas pasadas y no tan pasados como Guantánamo donde podemos colocarnos para escuchar voces y razones para todas aquellas cosas que ocurrieron. Es una obra que se monta por partes para dotar a este Arco del Triunfo de una monumentalidad atrayente y que hará que los lectores se planteen nuevas perspectivas sobre aquel drama empezando por el hecho de que muchos son los que sobrevivieron y que aún siguen afectados por los atentados. Hombres y mujeres que se levantan cada mañana con preguntas que no tienen aun respuesta y que esta novela nos acerca al corazón y a la memoria.
Una novela que puede antojarse en exceso larga pero que no deja de ser un reto para el alma del que la lee. Sobre todo es un grito de esperanza, un deseo en voz muy alta de seguir adelante con la vida una búsqueda angélica y humana de lo mejor de nosotros en el marco maravilloso de un Madrid que sigue siendo punto de partida al cielo y que conserva intacta a pesar del drama su capacidad para seguir abrazada a la vida.
Un acierto el de Adolfo García Ortega. Y una valentía que es de agradecer: la de poner por escrito estas sensaciones y motivarnos para seguir persiguiendo el lado más amable de la vida a pesar de todo. Un Arco del Triunfo, como dijimos al principio, que tiene también como desafiar al olvido. No dejen de leerla.

Por los senderos con... Adolfo Gracía Ortega

Adolfo García Ortega nos concede esta entrevista con motivo de la publicación de su novela "El mapa de la vida" y que edita Seix Barral. Nos habla de los entresijos de su novela, nos recomienda libros y nos deja una interesante conversación sobre la literatura.

1. ¿Cómo viviste el 11M, dónde estabas?

Estaba en Madrid. Lo viví con la intensidad colectiva que se vivió en toda la ciudad y por todos sus ciudadanos. Ha sido de esas veces tan madrileñas en que existe un gran espíritu de solidaridad entre la gente. Una especie de unidad identitaria y de resistencia.
Algo parecido he visto en la época de la Transición, o en la manifestación por Miguel
Ángel Blanco: la calle se pronuncia, la calle cobra vida. Algo de eso he querido meter en mi novela: Madrid como un organismo vivo. Quizá así sean las revoluciones.

2. ¿Cómo nace la idea de una novela como esta, tan arriesgada por el hecho de abordar el tema de las víctimas que sobrevivieron?

Es curioso que muchos periodistas coincidan en decir que es una novela arriesgada. No lo creo. Creo que el riesgo está en lo compleja que es a la hora de hacer funcionar todos sus mecanismos interiores, porque, como me dijo Muñoz Molina, he metido dentro el mundo. Por eso la novela es una novela realista y fantástica a la vez, social e íntima, actual e histórica. Creo que ahí está el riesgo, en la orquestación. El asunto de las víctimas está enfocado como homenaje implícito y reivindicación permanente de su memoria. El verdadero riesgo, para mí, de la novela está en el papel que le atribuyo a Mahoma, mezcla de viejo loco y cómplice de los atentados. Pero ya se sabe que los islamistas no leen libros, y menos esto. Aunque deberían: salen como son.

3. Una experiencia como la que vivimos nos hace romper con lo conocido de manera irremediable ¿cómo crees que ha cambiado Madrid y España desde el 11M?

Creo que Madrid ha cambiado mucho desde entonces, pero ya venía cambiando hacia lo que es hoy –y será aún más en el futuro-: una ciudad mestiza, una ciudad mezclada, una ciudad contemporánea al margen de sus dirigentes. La gran ventaja de Madrid es que es una ciudad donde todos son acogidos como iguales, y todos, vengamos de donde vengamos, somos ciudadanos de Madrid por decisión personal, por amor a la ciudad y a lo que representa. Que el atentado fuera en Madrid no es algo casual: es la ciudad donde el otro, el diferente, es más otro y por tanto más universal. Las víctimas eran de muchas nacionalidades. El crimen era contra el orden del mundo actual, contra la pluralidad de personas y de ideas y de creencias. Era un atentado islamista, no lo olvidemos, que es el movimiento mundial que va en contra del futuro. No fue un atentado local, fue un atentado muy elaborado y muy pensado. Lástima que en España un conocido periódico introdujera tanta confusión luego.

4. Da la sensación de que las historias de amor truncadas de los protagonistas vienen rotas de antes ¿Qué opinas de esta visión?

Rotas de antes tampoco. Si te refieres a la historia de amor de sus protagonistas, es una historia de amor muy intensa, muy fresca, marcada por la necesidad de amar la vida por encima de todo, y eso lo descubren a raíz del enamoramiento que viven al margen del atentado, como si se buscaran de toda la vida. Pero cada uno de ellos, al empezar su nuevo amor –y es lo que pasa a una edad madura- comprende que tiene que desmontar o destruir las vidas establecidas que llevaban en sus familias, con sus cónyuges, vidas que sencillamente estaban en la inercia del tiempo. Faltaba el revulsivo que es el amor. La novela, o eso creo, es toda ella una gran novela de amor y de amores, y plagada de intimidad: la de los protagonistas y la de las víctimas (¡qué más intimidad que entrar en el momento en que mueren!), la del terrorista, la de la ciudad. La de la Virgen. La de Guantánamo. No olvides que todo esto también sale en la novela. Y Giotto.

5. El personaje de Sayyid es complejo y contradictorio, su “peregrinaje” por la gran Vía es una de las partes de la novela que más me ha gustado ¿cómo fue su construcción como personaje?

Es un personaje difícil, porque es el terrorista que va a cometer tarde o temprano otro atentado. Eso el lector lo intuye pero no lo sabe, y es el elemento hitchcoktiano de la novela, como ha dicho Gonzalo Suárez. Me metí en su piel pero sobre todo me metí en su cabeza, sus razones, sus sentimientos, sus argumentos, su pasado. No lo justifico, claro, pero he convivido con él varios años y le tengo un cierto afecto como personaje. Creo que los que son como él en el mundo islámico, o están como durmientes en muchas partes del mundo, son personas que pueden cambiar si se les deja de manipular por los imanes y por los gobiernos islámicos. La parte en que asciende por la Gran Vía es una metáfora precisamente de su papel en el mundo, de su relación con lo contemporáneo y de su sentido de amenaza para todos nosotros.

6. Te sirves de lo angélico para llevar adelante la narración ¿qué te llevó hasta estos seres celestiales?

Lo de los ángeles es la parte fantástica, pero tiene relación con dos cosas: una, con el sentido espiritual que transmiten. Son ángeles muy humanos, y su humanidad se caracteriza en su amor extremo, entre ellos y hacia las víctimas del atentado, incluido el terrorista, en el sentido en que ven toda la dimensión de vida perdida que fue su muerte y toda la vida que recorre, como por unas venas (las calles), la ciudad. Y dos, con el hecho de que exista la identificación del protagonista con el ángel Gabriel –se llaman los dos así-, que le permite recorrer la historia de las dos religiones que coinciden en el atentado: el cristianismo y el islam. Esta mezcla de planos, que podemos leer en algunas novelas de Ruhsdie, en España nos parece extraña, tal vez porque estamos esclavizados, literariamente, por el realismo o las novelas históricas de más rancia narrativa, cuando no por la novela negra, un género que siempre es igual. Hay un gran inmovilismo en la literatura, y poca gente del sector se da cuenta de ello.

7. En lo formal tu novela es una novela mosaico tienes textos breves, enumeraciones, diálogos largos, titulas con los nombres de personajes y narras ¿a qué se debe esta estructura tan fragmentaria para contar esta historia?

Precisamente al hecho de querer hacer algo ambicioso, diferente y sobre todo exigente con la inteligencia del lector. Creo que el fragmento, la rotura, es la clave de la literatura de los últimos años, la corriente natural de evolución de la novela desde el siglo XIX, donde se fija un modelo que, siendo aún válido –ahí están las novelas comerciales-, exige variantes y modificaciones para seguir avanzando. Con todo, en todas mis novelas hay varios niveles, como mecanismos con piezas y cajones secretos, y eso procede, sin duda, de mi tradición literaria, de las novelas y escritores que me interesan. Pero no olvidemos que en el Quijote ya hay mucho de ruptura de formas, de creación de fragmentos, partes, diálogos, historias dentro de historias, etc.

8. Recomiéndanos dos novelas que hayas leído recientemente.

Pues La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina. Una obra mayor y titánica, comparable a mi modo de ver a la Guerra y paz de Tolstoi. Y, en otro registro diferente, una novela de vampiros que ha caído en mis manos y que es todo un descubrimiento: Aliento, de una escritora llamada Jackie Ayers. Dos novelas muy distintas, claro, pero muy recomendables para cualquier tipo de público.

9. ¿En qué estás trabajando ahora?

En otra novela. No suelo contar mucho o casi nada de las novelas que están en esta fase de “cocina”, pero creo que, por lo que intuyo, será una novela que hablará de la Europa de hoy y de la necesidad de vivir la realidad en un mundo plagado de historias. No sé más.

Entrevista aparecida en La Biblioteca Imaginaria.

12 marzo, 2010

Ha muerto Miguel Delibes


Mi hija mayor, que está aprendiendo a leer, leyó esta mañana a petición mía el arranque de la novela “El camino” de Miguel Delibes minutos después de conocer la noticia de su fallecimiento. Desde ayer andábamos pendientes de las noticias que ya nos ponían en lo peor. “Ha tenido una vida larga y está rodeado de sus hijos”, me consoló mi mujer Marga Collazo que para estas cosas sabe como arrimarme a la luz de lo positivo. Así, esta mañana, recién levantado de mi convalecencia, con los dolores de las cicatrices de mi operación me entero que Delibes, Miguel Delibes se nos había ido. Me levanté con la cara reflejando los pinchazos de las cicatrices y tomé el ejemplar que tengo de “El camino”. Se levantó Lucía, se vistió y me preguntó que qué libro era es que tenía en la mano y que en la portada tenía dibujado burdamente a un niño en la portada: “es El camino de un escritor que se llama Miguel Delibes ¿quieres leer como empieza?” Y Lucía, que ya va leyendo sus cositas, leyó el arranque de esta entrañable novela. A mi hija le llamó la atención lo de “Mochuelo” y quedé con ella en que se lo explicaré después.
Más de 60 obras, premios de todas partes, unanimidad de la crítica, el cariño de sus lectores, el profundo amor de los suyos. Miguel Delibes se marchó rodeado de sus familiares, sin alharacas, sin dramatismos incensarios, fiel a su personalidad sencilla y noble. Dejó de escribir hace tiempo casi desde que perdió a su mujer y terminara su última gran novela El hereje. Se nos va un hombre que deja honda huella grandes pasajes literarios y la sensación de que alguien bueno se marcha.
Su camino labrado a fuerza de oficio e ingenio no nos deja, se queda entre nosotros evocando muchas de nuestras mejores lecturas, de las más entrañables y más cercanas. Decimos adiós a un escritor digno de leer y del que se tiene mucho que aprender, sobre todo su capacidad de ser buena persona.