28 abril, 2009

Reflexiones antes del 3M

Otra vez la democracia panameña llega a su fiesta grande: las elecciones generales. El pueblo sale al encuentro de las urnas con la resignación de las estatuas y con la esperanza incierta de los náufragos. Son estas las elecciones de las incertidumbres, del “a ver qué pasa” y en las que las fuerzas políticas con opciones van a traer más de lo mismo. Como todas en Panamá desde que la dictadura se hizo con el poder. Nuestro país vine desde hace muchas décadas votando esperanza y futuro y lo que ha recibido es una pandilla de aprovechados e insolventes morales que siguen desvalijando el país hasta las vergüenzas.Muchos “macro contadores”, economistas ramplones que les gusta el lamboneo numérico y creen en esperanzas mercantiles, se olvidan de las pequeñas miserias, de los resignados trabajadores, de los indígenas o de los estudiantes que intentan luchar contra la miseria en un mar infectado de pirañas paisanas que por conocidas no son menos voraces. Los gobiernos que hemos sufrido hasta hoy lo único que han dejado es un rastro de expolio y de desencanto.Torrijismos trasnochados y panameñismos caducos dejan en el aire político un tufo de engaño cuando vemos candidatos que disfrutaron de la dictadura en connivencia televisiva o radiofónica con los que se les oponían en aquellos años o a ex-generales escribiendo en periódicos que pretendieron cerrar cuando ellos mandaban. Los que llaman a esto “conciliación nacional” no son ni más ni menos que los padres de un monstruo que se llama resignación social. Los que pretenden gobernarnos esperan que después de la fiesta del domingo 3 de mayo comulguemos con ruedas de molino, miremos para otra parte y aceptemos sus números de crecimiento económico y nos olvidemos que estamos pasando páramos desiertos sin agua ni ánimos.No ha nacido todavía la generación de panameños que cambie el rumbo de nuestra historia, que nos lleve desde la posibilidad de “ser” a la certidumbre de “estar” instalados en la modernidad económica, política, y sobre todo moral. La generación que gobierna aun tiene las manos llenas de expolios y crímenes, y la mente llena de entelequias caducas que se usan para aprovecharse del pueblo que un día creyó en caudillos y generales. Basta de nostalgias.El domingo me gustaría que todos participáramos de la democracia pero que lo hiciéramos con criterio. Ni todas las opiniones son respetables ni las opiniones pueden suplantar al criterio. Es necesario que todos nos impliquemos en busca de una cultura que nos permita ver mucho más allá que jonrones y salto olímpicos. Somos mucho más que cantantes o actores y somos mucho más que un Canal por muy importante que este sea. Para ser de verdad puente del mundo y corazón del universo necesitamos más que repetírnoslo miles de veces: hace falta cultura, educación, una salud pública digna, seguridad en las calles. Necesitamos muchas cosas y eso lo nota el resto del mundo que ya no se cree los sueños del dólar panameño: nos reclaman una sociedad más justa, un sistema financiero seguro, un nivel cultural que permita a todos participar del progreso.Quién va a gobernar dese el lunes 4 de mayo no lo sé pero sepa quién sea que debe dar un giro radical al país, a la política y a la manera de hacer las cosas en Panamá. Es hora de que la sociedad panameña deje de sobrevivir y comience vivir su progreso, su vida nacional en pleno uso de sus facultades culturales y cívicas. Es hora de que Panamá deje los sueños de la razón que históricamente han producido los monstruos políticos que hemos sufrido durante tantos años.

24 abril, 2009

La noche de los libros, la noche de los amigos

Una vieja canción de la infancia que ahora le canto a mi hija Lucía dice “De todos mis amigos el libro es el mejor…” y siempre he estado de acuerdo. La amistad que trabamos con lo que puede transmitirnos hace que algunos vivamos literalmente rodeados de ellos y nos hace estimarlos y cuidarlos como algo importante. A parte de eso, se desarrolla una complicidad lector-autor que se convierte en una relación estrecha de corazón a corazón.
Pero la amistad que los libros generan no se queda allí. Hay otra dimensión de la amistad literaria que se dejó ver ayer por las calles de Madrid: la amistad entre escritores. Gran parte de los amigos que tengo aquí y en Panamá me han llegado de la literatura, han venido en libros. La tarde noche de ayer fue una jornada de encuentros con viejos amigos, con abrazos de enhorabuena, con cañas de cerveza en "El circo" y charlas sobre los libros y vida. Ayer triunfó la literatura y la amistad.
Argentinos, venezolanos, panameños, españoles, peruanos, poetas, microrelatistas y hasta novelistas (inéditos y más de uno muy laureado) terminaron en el Galdós de cañas, de amistad de literatura. Un día para guardar, como tantos otros que nos vendrán, en la retina de la memoria.
Gentes que proceden de los más distintos trasfondos, con experiencias a cuestas que son tan diferentes entre sí quedan trabadas por el común cariño a las letras, por la misma locura necesaria de escribir.
Madrid salió ganando con “La noche de los libros" de ayer y amaneció mejor, resacosa quizá pero amaneció mejor, más humana y más, si cabe, literaria. Enhorabuena a los que asistieron ayer al encuentro, a los que hicieron posible este éxito y a los que se lo perdieron no pasa nada, el año que viene habrá más. Felices lecturas.

El problema de Federico

“La blanda respuesta quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor” dice la Biblia en Proverbios 15:1. Salomón, el sabio Rey hebreo estaba en lo cierto: la aspereza está contraindicada en la comunicación humana, termina por dinamitar las vías de diálogo. Algo de esto le ha pasado al periodista Federico Jiménez Losantos. Su salida de la cadena COPE era cuestión de tiempo. La forma en la que aborda la vida diaria española ha terminado por desalojarle de la emisora. Seguro, muchos coinciden en ello, que razón no le ha faltado en muchas de las cosas que ha dicho y que ha llamado a las cosas por su nombre. Hasta allí todo muy bien pero, cuando se recurre al insulto y al chascarrillo fácil, es otro cantar, la cosa cambia. No se puede uno jugar el puesto por decir las cosas de malos modos y dejándose arrastrar por una megalomanía que raya casi lo enfermizo. Pensar que de una u otra forma él encierra la única verdad o la única perspectiva sobre lo que está pasando en insultantemente necio. Eso es lo que ha terminado por perder a Losantos que aunque no tenga que ser ni santo ni de la devoción de la mayoría, ha tenido el privilegio de ser voz de muchos oyentes. Pero ha confundido el ser portavoz con el ser oráculo. Eso es terrible. No olvidemos que los que son objeto de nuestros razonamientos o acusaciones aprovecharan la más mínima muestra de prepotencia o de insulto para dar vuelta a lo que estamos diciendo y así, estos mentirosos a los que queremos denunciar terminan por hacer público y notorio nuestros aires de grandeza. Se desvía la atención de lo importante para cacarear sobre nuestras malas artes.Muchos le han convertido en santo y ahora en mártir, permitiéndole que diga lo que le plazca sin pensar, sin contrastar, creyendo que la realidad la inaugura él con el sólo hecho de expresarla, le han dado alas como a Ícaro y ya sabemos cómo termina la historia: aquel ingenio que le llevo al cielo se estropeó por ir más allá de donde las alas de su artilugio le permitían. No ha hecho caso Federico de lo que muchos decíamos en mensajes y correos electrónicos, los llamados a la mesura, el deseo de que mirara más allá de él mismo. No pudo ser.Ahora se marcha de la COPE y detrás de él seguramente se manchará César Vidal. La vanidad ha llevado a Federico y a sus cercanos a pronosticar que el futuro de la cadena de radio será como poco tan negro y terrible como el de un negocio de aire acondicionado en Siberia. No han pensado sus cercanos que haciendo las cosas bien, moderando sin dejar de decir las verdades, el impacto de su posición sería mucho mayor pero no, es más importante uno, el yo, que el resto de la gente.Da igual donde vaya Federico, el problema no es ese, la cosa es que seguirá con sus aires de verdad absoluta, con su certidumbre equivocada de ser el único o uno de los pocos capaces de decir la verdad. Se irá a “Libertad digital” o a donde sea y seguirá con sus desmesuras que poco a poco acabarán por dejarle solo. No olvidemos que detrás de cada personaje relevante está una gran cantidad de seguidores que elevan o condenan a los que están en las cumbres. Cuando pase el momento “mártir” vendrá el momento “culpable”, el momento “decepción” y el “te lo dijimos” y entonces se darán cuenta los que le bailan el agua y los que siguen su estela de necia vanidad que España bien vale la mesura y que definitivamente las cosas se podían haber hecho mucho mejor.

23 abril, 2009

Desocupado lector...

Para estos tiempos que corren los desocupados lectores son los menos. Todo el mundo va de aquí para allá con prisa, todos estamos muy liados, muy ocupados, muy preocupados e incluso algunos muy vacunados contra la lectura. En estos años de crisis leer se ha convertido en todo un lujo. Nadie baja los precios de los libros pero benditas sean las bibliotecas. Cualquier cosa menos desocupado lector querido Don Miguel. Pero también es cierto que hoy, 23 de abril de 2009, es una fecha para darse un lujo, un libro de bolsillo (quizás), una relectura de nuestro escritor favorito (mejor no gastar), o, para los vacunados contra la lectura, verse alguna de las tantas versiones cinematográficas del Quijote. Habría que instituir la tradición, algo así como a “Semana Santa” literaria y poblar por una vez en el año la programación de las cadenas de televisión con las vidas de santos escritores y sus obras transformadas en celuloide, del bueno o del malo, como pasa con la vida de Jesucristo. Dicho esto, Cervantes nos da las pistas para seguir leyendo, para seguir creyendo en esta liturgia de la mentira verosímil. En su famoso Prólogo al Quijote, Miguel Cervantes nos da la clave de la lectura del Quijote: “porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías”. “Para vengarse” como nos dijo un día Francisco Casavella, se escriben novelas, para ajustarle las cuentas a una realidad que molesta, que estorba, para generar una nueva y posible. Cervantes quería reírse de esas novelas y pide consejo a un amigo imaginario. Aprovecha para vengarse de su “querido” Lope de Vega y el sentido de “venganza” cobra profundidad en este prólogo sobre cómo escribir el prólogo. Burla, farsa, un carnaval de letras para reírse de todos. El amigo verosímil de Cervantes le da la idea que buscaba para comenzar su personal venganza: “vos mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre que quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda de quien yo sé que hay noticia que fueron famosos poetas; y cuando no lo hayan sido y hubiere algunos pedantes y bachilleres que por detrás os muerdan y murmuren desta verdad, no se os dé dos maravedís, porque, ya que os averigüen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escribistes”. Seguimos jugando: inventarse los poemas laudatorios, continuar con la farsa, con la risa, dejando toda la solemnidad de las novelas de la época en un intento de auto bombo y vanagloria perversa. Lope, que ganaba en aquellos días la carrera de la fama pierde para siempre la del Olimpo de los dioses literarios puesto que él solo es un dios menor pero Cervantes es nuestro Zeus (algunos me discutirán, hacedlo), el santo patrono de los mentirosos en negro sobre blanco. Por muy solemnes que sean las novelas que escribamos, por muy rebuscadas, grises y profundas que se nos antojen no son más que un maravilloso juego, un juego que transforma actitudes, que nos hace crecer como seres humanos pero un brillante juego como el que seguía el siglo pasado Borges que citaba libros imposibles y autores prestigiosos que solo existían en la biblioteca imaginaria pero posible del gran escritor argentino. Y nadie le cortó la mano a Borges aunque más de un pedante ha sido sorprendido en el juego y ha asegurado haber leído las obras o las biografías de los inexistentes autores. Hay cosas que no cambian. Así pues, ocupadísimo lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este día del libro fuera el más hermoso, el más florido e indiscreto que pudiera imaginarse. “Y con esto Dios te dé salud y a mí no olvide. Vale”. Pues vale, Don Miguel.

22 abril, 2009

Dedicatoria o "el plagio cervantino"

Hay algo de extraordinario en la dedicatoria que Cervantes hace de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha: El Duque de Béjar. Lo extraordinario es que la dedicatoria es lo menos original de la mejor novela de todos los tiempos precisamente, y entre otras cosas, por su originalidad. Unos dicen que fue cosa de los duendes de la imprenta, léase Francisco de Robles, pero eso es mucho hilar y en estas reflexiones que haremos durante todo este año hasta el próximo 23 de abril de 2010, no queremos meternos en sesudos berenjenales ni en rebuscadas discusiones técnicas. Buscamos una reflexión cotidiana del texto de Cervantes y encontrar en él alguna moraleja feliz que ilumine la brega en esta vida no exenta de descalabros y tristezas. Lo extraordinario del Duque de Béjar es que, según se dice, y quizás se sepa, no era muy aficionado las letras y no intuyó, ni nadie en su época, que su nombre quedaría por siempre ligado a la historia de las letras universales al serle dedicada una obra que, si se confirma lo dicho antes por los expertos, seguro ni siquiera leyó por cortesía. Hay que ver. Hay muchos Duques de Béjar, mucho mecenas ignorantes como aquella ministra de cultura de un país tropical, eso dice la anécdota, que cuando le hicieron un homenaje a Tito Monterroso le dijo delante de todos que estaba leyendo “El dinosaurio” e iba por la mitad. Lo bueno de todo es que la famosa dedicatoria es un plagio “no deseado” de un prólogo que escribió Fernando de Herrera al Marqués de Ayamonte, según leo en las distintas ediciones del Quijote que tengo en mi mesa. Y lo del plagio “no deseado” es porque según otros expertos lo que pasó fue que al ponerse a imprimir el editor Francisco de Robles y al haberse extraviado los textos a imprimir, este recurrió al plagio para rellenar las necesarias convenciones del libro. Así tenemos el “plagio cervantino” que parece que ni siquiera es suyo y esto, no me digan ustedes, ocupadísimos lectores, que no es original. Llama la atención que en el emblema que se utilizó para el quijote un lema en latín reproduce el texto de Job 17:12: “tras las tinieblas espero la luz”. ¿Qué esperamos tras la lectura de un libro? Luz, más tinieblas, aburrimiento diversión. Esperemos lo que sea menos tinieblas, esperemos lo que sea pero esperemos lo leyendo, meditando, buscando un atisbo de luz entre tantas letras por muy antiguas que parezcan. No seamos como el Duque de Béjar que por no leer no leyó ni siquiera la novela que le dedicaron. Aquí estamos nosotros para recordarlo y tomar ejemplo para no ser como él.

21 abril, 2009

El Nobel recuperado


El edificio del Archivo de Colonia, “La memoria”, como conocían al edificio sus vecinos, se derrumbó el pasado 3 de marzo. Quedaron sepultados varios kilómetros de documentos, valiosísimos todos ellos, bajo los escombros, entre ellos el recientemente adquirido archivo del escritor alemán Heinrich Böll. La culpa, al parecer, la han tenido las obras de ampliación del Metro de la ciudad.
La familia del escritor alemán había decidido que en “La memoria” estarían más seguros pero, cosas de la vida, el edificio se vino abajo sepultando entre tantas cosas el diploma que recibiera Böll de manos del Rey de Suecia por el Nobel de Literatura. Aquello me conmovió, tanto escribir, tanto trajinar con las letras para que al final, el máximo galardón al que se puede aspirar termine sepultado bajo los escombros del progreso, en una suerte de “pérdida de la memoria” haciendo honor al sobrenombre del edificio.
Hans Schnier, el maravilloso personaje de Böll en Opiniones de un payaso (1963), dijo “soy un payaso y colecciono momentos”. Al leer la noticia me sentí igual y recordé el viejo libro y me quedé pendiente de la pérdida del valioso diploma, como un payaso con un nuevo momento para guardar. Porque para muchos recordar, guardar los momentos, visitarlos de cuando en cuando, es una soberana payasada y algo así le pasa al bueno de Hans en la novela del alemán que murió en 1985. Nada es lo que parece: ni los amigos, ni la política, ni la religión, ni el matrimonio. Todo falla. Incluso la seguridad de los documentos como le pasó a la familia del novelista.
El pasado 17 de abril me llegó la noticia de que, entre las ruinas de la memoria se encontró el diploma de Böll. Me alegré mucho del hallazgo y me pareció que la vida tiene esos pequeños momentos felices que unos cuantos payasos podemos coleccionar.
Me di cuenta que me alegraba por algo intangible, por algo que yo no podría ver jamás, mucho menos obtener por mucho que escribiera, y decidí teclear el nombre del alemán en la red. Después de mucho dar vueltas terminé en la Fundación Nobel en cuya página se muestran los distintos diplomas de los premiados en todas las categorías. Vi el de Neruda, el de Darío Fo y para mi sorpresa estaba también el de Heinrich Böll.
Los diplomas son hechos a mano, me enteré luego, y los ilustradores, que usan las mismas técnicas que en la Edad Media, tienen pocas semanas para repasar la obra del ganador y plasmarla en una escena, en un dibujo. Me sorprendió, aunque no tendrían ya por qué sorprenderme las casualidades literarias, que el motivo que ilustra el diploma de Böll fuera un payaso. Una obra de arte. Podrían haber escogido cualquier otro de sus personajes o cualquier otro aspecto de su biografía pero decidieron que fuera el eterno payaso que es Hans Schnier, que colecciona momentos. Entonces me sentí más payaso, más lector, más coleccionista de momentos. Entonces tomé ese momento y, como termina la novela de Nobel alemán, “volví a ponerlo en su sitio y seguí cantando”.

11 abril, 2009

Las viejas páginas

"Las viejas páginas son como las fotografías de hace tiempo. Si son propias, al verlas de nuevo se siente una curiosa extrañeza. De alguna manera ahí está uno, pero uno no es uno exactamente".
Guillermo Cabrera Infante.

Uno debe verse en lo que quede del tormento del tiempo pero ha de reconocer la muda necesaria, el irremediable paso hacia la madurez, el cambio, la renuncia a la simpleza pero no renunciando al asombro de los nuevos conocimientos.
Cabrera Infante en sus “Exorcismos de de esti(l)o”, inserta esta pequeña píldora para escritores desde 0 a 100 años para que no caigan en el ensimismamiento de lo que ocurrió, de lo que fueron. Muchos han sucumbido a la mentira del retrato de Dorian Gray con su eterna juventud cuando de verdad se han oxidado en esa auto querencia que si bien es necesaria (confianza en uno mismo se le llama) se convierte en pedantería castrante que lleva al desahucio adelantado del escritor.
"Nosotros los de entonces ya no somos los mismos" decía Neruda y debemos aplicarnos el cuento. No hay nada peor para quien escribe que creer que cualquier tiempo pasado fue mejor.

08 abril, 2009

Renovarse o morir

El Presidente del Gobierno lo ha hecho. Está de más decir que le hubiese gustado dar la sorpresa, darse el baño de fotos con Obama, presidir la Alianza de Civilizaciones y entonces y sólo entonces, sorprendernos a todos con la gran noticia: cambios en el Gobierno. Pero no se pudo. Los medios de comunicación de este país no saben guardar un secreto, aunque sea de sumario.
Lo de Pedro Solbes se intuía: un hombre que no ha podido, o no le han dejado, ajustar la Economía tenía que irse desde hacía mucho. Al frente de su cartera se queda una mujer que no lo ha hecho del todo mal, y que creo (buena suerte doña Elena Salgado) que hoy por hoy representa la imagen menos chamuscada de la política española.
Lo de la ministra de Fomento ha sido un acierto que se podía haber tenido desde hace meses pero que el Presidente de Gobierno no ha querido reconocer y desgastándose por cabezonería. La han sacado por la puerta de atrás y ahora no valen discursitos de agradecimiento.
Lo de José Blanco es de traca y le traerá más de un quebradero de cabeza a Zapatero que no sabe con quién se la juega. Como dicen en Panamá sale de Guatemala para meterse en Guatepeor (¡viva Guatemala! para que no se me ofendan mis hermanos centroamericanos). Quién no esconde sus deseos de gobernar no será buen gobernante. Y al señor Blanco le daba igual Fomento que Educación (otro acierto a medias, ya se verá). Todo sea por ser Ministro.
Lo de nuestra flamante Secretaria de Estado para Iberoamérica, otro cargo inventado que no sirve de nada, mudada ahora en Ministra de Sanidad es otro desacierto que ya experimentaremos por muy “maja” que parezca doña Trinidad. Si de Secretaria de Estado ni fu, ni fa, de Ministra de Sanidad ni fu. Ya lo veremos o me tragaré (espero) mis palabras.
Pero la guinda, lo terrible de esta renovación es Manuel Chávez. Inventarse un tercera vicepresidencia para este señor, que no ha hecho más que colocar a Andalucía a la cola de España, es de difícil trago. Poner en sus manos las relaciones entre las Administraciones y las Comunidades Autónomas es un error que terminará desalojando de Andalucía al PSOE y enemistando a media España con el Gobierno central. ¿Cuánto cuesta esta vicepresidencia? En tiempos de crisis, lo que menos necesitamos, es ampliar la burocracia. Ya se hizo al principio de la legislatura con nuevos ministerios a cuenta del Estado, que, por si lo olvidan ustedes o yo, somos todos, por lo menos en materia de aportar dinero.
Un Gobierno que en tan poco tiempo tiene que renovar gabinete mal pinta. Zapatero no agotará la legislatura. Sólo le salvará, a él y a todos, que deje de castigarnos la crisis y que escampe en el horizonte social. Pero como esta es una coyuntura internacional y nada puede hacer el Gobierno, no será merito suyo sino de la economía global. Aun así esperamos que se salven ello y nosotros de la crisis porque, si no es así, más que renovarnos, terminaremos por morirnos pero de asco.

02 abril, 2009

Tozudez

Leí los otros días que Ramiro Pinilla comentaba que "a la literatura le llaman vocación pero es tozudez". Al viejo escritor no le falta razón. Porque escribir, más allá del solo talento, lleva implícito una carga de paciencia y de tozudez absurda (para muchos) ya que se trata de sentarse a escribir un montón de mentiras posibles para entretener al personal y, quizás, hacerles pensar u poco.
Sentarse, abofetear el cuerpo y ponerlo al servicio de la Literatura, es encerrase y obligarse a tomar un camino y llegar al final de él. No debemos renunciar a la tozudez abrazando el solo talento. Muchos talentosos no son capaces de terminar lo que empiezan pero quien toma un camino y lo hace al andar, al escribir, puede ver superada su escasez de talento por el esfuerzo puesto en la lucha. “La débil gota rompió la dura roca no por su fuerza sino por su constancia” decía un compañero mío en sexto de primaria dándose aires de intelectual cuando no levantábamos del suelo más de metro y medio. Pero es cierto lo que decía.
A trabajar, a transpirar. La Musa llegará y nos sorprenderá sobre la mesa de trabajo, sudados, oliendo a personajes y a ficción. Esperemos que no se espante por el olor. O tal vez eso sea buena señal.