Dice el poeta José Franco en Panamá
defendida, canto III, a mitad del poema, lo siguiente:
La
Patria es una perla,
una conducta azul,
un lecho en vano herido.
Parece este verso un istmo dentro del largo
poema, engastado a mitad del canto tercero, el canto central de los cinco. Inmediatamente
arriba de ellos, el poeta nos convoca a amar a la patria, “el barro donde
crece", “en anhelos de vidas/ y de diálogos”. Después, nos cita con la
reflexión, porque la patria siempre fue “múltiple reflexión/ y manifiesto”.
Quizás la clave de la defensa de Panamá sea una conducta azul, el verso centralísimo del poema. ¿Qué es una conducta
azul? ¿Cómo se logra, quién la enseña?
Muchas bandas, y clarines y batuteras,
mucha charreteras y quepis, y juegos de soldados juveniles y tricolores robados
por partidos políticos que no respetan ya ni a Dios ni a la Patria. Es una
conducta lo que va a defender a nuestro país, ese país que formamos los
panameños, todos, cada uno, no se engañen: es cosa de todos adquirir esa conducta azul del
poema.
Nos podemos rasgar las vestiduras por los malos
usos o ignorancias sobre cómo cantar, dibujar o escribir los símbolos patrios
pero, parte de esa conducta azul, de esa defensa de la patria, es dejar atrás los
símbolos para bajar de verdad a la arena de la vida y transformarla con las
manos firmes sobre la tierra que decimos amar.
Dense, démonos, un noviembre sin desfiles, sin
arranques a la playa, sin vacaciones ni estrés y pensemos en cómo va a ser el
futuro que viviremos, cómo va a ser esa patria tan cacareada que vamos a dejar a
nuestros hijos, a los que les hemos enseñado que estos días son solo derroche y
diversión irreflexiva.
Hasta que no adquiramos esa conducta azul
del poema, esta patria solo será una excusa perfecta para convertirla en
negocio y rebusca, para convertirla en un lecho herido a conciencia.