11 junio, 2011

Antes de las jirafas (Reseña II)

De Matías Candeira el mismísimo Mario Vargas Llosa ha dicho que es también “víctima del vicio de escribir” lo cual no deja de ser un indicador de a qué tipo de literatura nos enfrentamos. Páginas de Espuma vuelve a ponernos delante de un escritor que comienza con paso fieme su carrera hacia el dominio de su oficio y es que “Antes de las jirafas” (Páginas de Espuma, 2011) es un libro de cuentos escrito desde las entrañas, desde la búsqueda, desde la precipitación al vacío que se queda en medio de la existencia.
Con una madurez bien encausada Matías Candeira nos ofrece cuentos redondeados con oficio, personajes gestados y capacitados para sobrevivir a cada una de las ficciones. El lector se adentrará en un mundo oscuro y primigenio, justo antes de las jirafas, en los que los héroes abdican, los amantes llevan hasta el borde de la desesperación a su asesino, donde Baltimore es un personaje y hasta los asesinos en serie parecen tener corazón.
Los personajes de estos cuentos buscan volver a centro de sus vidas, se sienten desplazados, y en ese camino de vuelta al centro de sí mismos viven estas historias que conmueven e inquietan a la vez, repletas todas ellas de la luz que nos viene directamente del lado oscuro de las emociones.
Esta excursión por parajes densos y atmósferas sórdidas es un viaje que el lector emprenderá a la dimensión desconocida de sí mismo. Lo inquietante de estos cuentos es que nos podemos encontrar con nosotros mismos en cualquier esquina de ellos y caer en la cuenta de que Matías Candeira se inspiró en nosotros precisamente cuando confeccionó este o aquel relato.
Hay además en esta literatura tan personal mucha ironía y mucho juego. El autor genera discurso, elabora grandes pasajes y espacios de tal manera que el lector disfrute de contenido, de equilibrios ajustados y saltos al vacío bien calculados. En ese juego, quien lee gana, gana en disfrute y en goce literario. La ironía viene del hecho de que Matías extrae de sus fuentes, de su educación sentimental (series de televisión, el Pulp, películas de serie B, toda esa cultura popular, cincuentera y estadounidense) los géneros de los cuales ironiza, dándoles una vuelta más, los tuerce, y de allí saque los escenarios y atmósferas que permiten que los personajes vivan sus acciones de forma coherente con lo que el autor quiere ofrecernos.
Cuentos como “Manhattan Pulp”, donde los héroes renuncian por cansancio de sí mismos o “Noche de bodas”, donde la vida se empeña en jugárnosla sin el más mínimo rubor o “El extraño”, una inquietante metáfora sobre lo que somos y como nos prefiere la gente, contienen una valentía de temas y una estética de esas que se quedan en la memoria.
Un extraordinario descubrimiento “Antes de las jirafas” y sin duda alguna la puesta en órbita de un escritor que dará muchas grandes páginas orbitando alrededor de la dimensión conocida de los grandes oficiantes de la ceremonia del cuento.

Antes de las jirafas (Reseña).

Estamos definitivamente ante un autor que ya tiene bien definido su universo, su oficio y como ejercerlo. Resulta que Matías Candeira (Madrid, 1984) es uno de esos escritores a los cuales la literatura salvó durante la adolescencia para devolvérnoslo con una madurez y sentido de la ficción que invita a disfrutar y a pensar. Parece tópico pero este es uno de esos autores que deleita estéticamente sin renunciar a asombrarnos con cuestiones relativas a los bajos fondos del alma que todos tenemos.
Antes de las jirafas” (Páginas de Espuma, 2011) apunta directamente al lado oscuro, al rincón de la habitación que más nos da miedo. Porque al final el mayor susto que se puede llevar el lector es el de ser él mismo el protagonista de estas pesadillas irónicas, llenas de una poesía visual que alude al trasfondo de la educación audiovisual del escritor madrileño.
Si homenajes y con desparpajo Matías Candeira nos ofrece dieciséis cuentos que transportan al lector atento a paisajes estadounidense, a asesinos en serie, a sueños o pesadillas de las que queremos despertar, o no, al crepúsculo de los héroes. Lleno de alusiones a la cultura popular estadounidense de los cincuenta, el escritor consigue dar una vuelta de tuerca a aquellos textos y películas de su educación sentimental para ponernos delante deliciosas narraciones que se resuelven de forma inteligente y heterodoxa.
Con “Ese señor de allí” mucho cuidado, es una suerte de versión asesina de “El hombre sin atributos” de Musil y ya sabréis porque. Por lo pronto quédense con el título del cuento y cuidado con decir nada del señor ese al que alude el cuento. Una narración redonda y ágil.
Manhattan Pulp”, uno de mis favoritos, ensaya con la renuncia de los héroes, con el crepúsculo de su identidad y del sentido de sus vidas. Peter Parker y el Dr. Octopus juntos como nunca los habíamos imaginado, comunicando una atmósfera triste y densa, apta para sorpresas y súbitos sobresaltos.
En “Jimmy” tenemos un excelente perfil de un psicópata de libro. Los criminólogos no echaran de menos nada y los lectores de cuentos reconocerán el saber hacer de Matías Candeira que mezcal el amor con la sangre, la ternura con la violencia sin dejar de intrigarnos hasta la última línea.
Uno de los cuentos que llega al corazón es “Unos ojos vacíos”. Un padre ausente, fotos, la usencia y la falta de el padre combinados en un texto hermoso, alejado de la cursilería de los sentimentalismos, cercano a una realidad a ras de calle.
Antes de las jirafas” va atrapar a más de uno eso está claro. Tiene la virtud de sorprendernos, de ser espejo que nos devuelve nuestro reflejo deformando pero en el que terriblemente nos reconocemos si lugar a dudas. Atmósferas precisas, personajes convincentes, Matías Candeira ha abierto la caja de Pandora de su escritura y ahora le toca domar a los monstruos, a las sombras, a las ficciones que su universo le traiga. Nosotros estaremos allí, a pie de caja, para no perdernos el espectáculo de una escritura excelente.

Por los Senderos con... Matías Candeira.












Matías Candeira es joven, tiene una mirada inteligente y al momento de estrechar su mano se aclara la voz y va calentando motores para la presentación en Madrid de su último libro de cuentos “Antes de las jirafas”. De conversación torrencial y llena de contenido, Matías tiene claro qué quiere hacer en Literatura y qué camino va a seguir para ello. Nos tomamos un café en la Editorial Páginas de Espuma y nos disponemos a conversar sobre su obra. (Foto: Laura Rosal)

1. ¿Cómo ha influido el cine en tu obra?

Yo he estudiado guión, y aunque se suele decir que el cine te puede influir para peor y hacer la escritura más telegráfica, a mí me ha ayudado mucho en lo que tiene que ver con la estructura y la exactitud. En el guión tienes que ser muy exacto ya que se trata de un manual de trabajo para otra persona. A la hora de escribir este concepto me ayuda sobre todo en lo estructural y en la parte visual también. Pero yo me considero definitivamente más escritor que guionista, me interesa todo lo que puede se puede levantar con el lenguaje, o con las fallas del lenguaje, y que una imagen no consigue, lo que solo se logra con la palabra.

2. ¿Cómo empieza a gestarse Antes de las jirafas?

El libro nace cuando me doy cuenta de que las cosas que estaba escribiendo orbitaban entorno a un tema fundamental para mí y que yo experimenté sobre todo en mi adolescencia: el sentimiento de estar desplazado del centro de la propia existencia. Los textos sobre los que estaba trabajando hablaban sobre hombres y mujeres que se sienten desplazados del centro de sus vidas ya sea porque no se entienden con sus parejas, porque no consiguen encajar socialmente o porque no se encuentran a sí mismos. De allí también el concepto de “Antes de las jirafas” ¿Qué había antes de las jirafas? pues los monstruos, las creaturas sin forma definida, lo ambiguo, la oscuridad y también remite a ese origen feliz de esos monstruos, asesinos y gentes desubicadas. Nació un poco por eso.
Luego me di cuenta también de que me interesaba, quizás por mi educación audiovisual, que es lo que te puede dar la Literatura y los referentes literarios (en este caso Fresán, Kafka, Fogwill, Ballard, Monzó), al combinarlos con conceptos de la cultura popular que a mí me gustan por ser parte de mi educación sentimental: las películas de Serie B, el Pulp, las revistas de género de los años 50, sobre todo estadounidenses e inglesas que tienen una potencia metafórica muy grande.
“Antes de las jirafas” tiene mucho de esos contenidos pero en ningún caso quiere ser un homenaje a esa cultura popular porque el homenaje siempre tiene algo de decepcionante y siempre es peor que el original. Es más bien una rescritura desde un punto de vista muy irónico. Muchos de los cuentos del libro lo que buscan es esa reconciliación con estos géneros desde el punto de vista de la distancia irónica. Los asesinos en serie, “A sangre fría”, “Dexter” o “Retrato de un asesino”… se ven despojados en estos cuentos de su brillo y solemnidad por unos narradores que se ríen de ese artefacto genérico poniéndolo a nivel de suelo, respetándolo pero sin tomárselo en serio.

3. La mayoría de las ficciones ocurren en Estados Unidos…

Hay un fondo estadounidense sobre todo porque los referentes vienen de allí y de esa cultura. Pero como dije, no es un homenaje y creo que no tendría sentido que yo recreara perfectamente un universo norteamericano, sería de cartón piedra. Lo que ocurre en “Antes de las jirafas” es que las referencias a la cultura estadounidense, que son muchas, están tratadas desde el punto de vista de la ironía. Por ejemplo, Baltimore es una constante en el libro y aunque no transcurra en Baltimore la gente la menciona y no puedes decir Baltimore sin que suene rimbombante. Es como en “The Wire”, donde Baltimore es un personaje más de la serie. Quise que en mis ficciones se hablara constantemente de Baltimore aunque allí no ocurran la mayoría de ellas.

4. En “¿Qué tal cariño?” hay una guiño a la película King Kong…

Es un cuento muy irónico y muy divertido. Resulta que una familia va por la selva y el padre es una especie de señor muy estirado que quiere que todo funcione perfectamente como si fuera un reloj pero, ya se sabe, la vida no es así. Su mujer se levanta y les dice a sus dos hijos gordos y a este señor que no los aguanta más y que quiere una vida. El padre se pregunta “¿qué voy a hacer ahora?” y esto nos lleva al tema del sentimiento de desplazamiento y desarraigo del que hablamos antes. Luego aparece un trasunto de King Kong (pero del King Kong en blanco y negro, que me parece una maravilla) que se lleva a su mujer. El chillido final es la parte que más me gusta del cuento, es un chillido aterrador que le obliga a este señor a coger un palo y atrincherase con sus hijos pero resulta que no es King Kong el que chilla… Uno cree que conoce a alguien pero no es así, cosa que nos ocurre a la mayoría de las personas, lo cual creo que está bien, así no nos aburrimos tan rápido.

5. ¿Te atreves a articular una poética del cuento?

No sé si es una poética pero me interesan cada vez más los cuentos, que no es que funcionen, sino que están en un impasse entre funcionar y no funcionar. Concibo el cuento como un organismo vivo y como tal tiene partes fallidas, grietas, desfallecimientos… me interesa cada vez más la escritura que no se propone a sí misma como escritura y no tiene una función definida sino que genera texto, genera discurso, y a través de él uno se reconcilia con ella, la detesta. Me interesa cada vez más una escritura que tiene partes confusas, crípticas, que no entendemos. Me parece sano que la literatura sea una especie de explosión y encuentro, que sea una expresión del error, de la diferencia, de la descompensación del lenguaje, de la disonancia. No tiene que sonar bien, tiene que generar inquietud y no necesariamente tiene que ver con la clásica búsqueda de la historia oculta y la visible. Que todos los cuentos tengan una falla, una grieta, algo que no encaje del todo. Me interesa es tipo de literatura porque es la que me genera cuestiones.

6. En “Manhattan Pulp” hay una suerte de renuncia de los héroes…

Se trata de una reescritura de Peter Parker y el Dr. Octopus a través de los códigos de la Marvel. No es tanto un cuento de ellos sino con ellos. Podríamos hablar de las habilidades de Peter Parker y de sus súper poderes pero he querido presentar a los héroes como seres crepusculares, acabados, que están hartos de sí mismos, de lo que generan, de no poder ser normales. Ha muerto su propio personaje y ya no encuentra sentido a su vida. Muere lo que representa, que ni siquiera es verdadero. Resulta más interesante lo que a Peter Parker le pasa en la cama que cómo Pelea con el Duende Verde y esquiva las calabazas que explotan…

7. En “Noche de bodas” veo un constante darse contra la pared, lo que nos va a pasar nos va a pasar…

Me he dado cuenta después que este cuento tiene un poco esa cosa de los sueños, de cómo funciona la vida a veces, que cuando quieres algo te tropiezas constantemente con una valla. Cuando el personaje se lleva a la mujer y al amante es como si se estuviera viendo a sí mismo, a su gemelo malvado, e intenta alcanzarles, tocarles pero no llega, está fuera de la esfera de su propia vida. Me gusta colocar a los personajes al límite, en un punto en el cual ya no puedan solucionar nada para quedarse a merced de las circunstancias que lo rodean. Al final, cuando pensaba que nada podía ir peor, el cuento le da el golpe final.

8. ¿Disfrutas escribiendo o eres de esos escritores que sufren lo indecible?

Creo que depende de la historia. “Antes de las jirafas” sí que es verdad que tiene un punto de vista poco halagüeño. Los personajes cuentan sus historias desde fuera del centro de sus vidas con el deseo de volver a ese centro que les pertenece y esa disonancia, ese viaje de vuelta, les hace sentir muy infelices. A pesar de eso, creo que es un libro que invita a pasárselo bien, no con esta idea de evadirse, son historias poco complacientes, pero también tienen esa distancia de no querer hacer de la literatura una cosa solemne. No quiero escribir libros malos pero una vez bien escritos ¿por qué no hacer que tengan un enfoque que nos haga disfrutar y que nos hagan estar inquietos?

9. Recomiéndanos dos libros y dos películas.

Yo recomendaría “El fondo del cielo”, de Rodrigo Fresán. Me siento en deuda con él por la filosofía esta que el comentaba: “este es un libro con ciencia ficción y no de ciencia ficción”. Y “Tiempo de vida” de Marcos Giralt Torrente. Un libro inteligentísimo y muy bien escrito.
Películas: “El increíble hombre menguante” De Jack Arnold, de la antiguas y “Hoy empieza todo” de Bertrand Tavernier.

06 junio, 2011

Y en Papel en blanco... Miedo blanco.

No, no se equivocan de página: esta no es una web de deportes de invierno por muy blanca que sea la página y por mucho blanco que tenga el título de este artículo. Tranquilos. Ya decía Alfonso Ussía en el segundo tomo de ‘El tratado de la buenas maneras’ que lo de esquiar puede resultar ser un pelín hortera y cursi. Eso decía él.
Pero al igual que uno que se tira con esquíes por una pendiente blanca, con esa misma locura se lanza el escritor sobre la página en blanco. Y no nos pongamos tiquismiquis con el color: si la pantalla fuera verde pistacho, azul cobalto o rosa chicle, la sensación sería la misma: blanco vacío, vértigo blanco. Arrancar no es fácil, ni para esquiar ni para escribir.
Por eso, los que quieran comenzar a escribir tienen que aprender esto primero: la literatura es un desafío y es hija de la victoria del buen oficio contra la nada, contra el no ser, contra la inexistencia. Porque nada de lo que escribimos es cierto y ciertamente nada de ello será nunca verdad, aunque te compren los derechos de tu novela para hacer una película. LEER MÁS

El juego del mono (Reseña)

Todos tenemos que descender en esta vida, en algún momento, a los infiernos. Todos nos iremos un día de cabeza al subsuelo de nuestra existencia a tomar apuntes para traerlos a la superficie y asumir esa escritura como una catarsis, como una suerte de liberación del espíritu o tal vez un encadenamiento de la memoria, un ancla en el recuerdo para que no olvidemos, en nuestro andar por esta Tierra, de qué subterráneas alienaciones venimos.
Esta es la historia de un profesor de Lengua, Montenegro, apellido oscuro y metafórico, cargado de simbolismo y soledad, y su descenso a su subsuelo vital. Destinado como profesor de Instituto en La Línea de la Concepción, alquila una casa cerca de Gibraltar. Montenegro descubre el sótano y en él, un manuscrito que recoge la experiencia de un hombre que estuvo allí mismo secuestrado por una mujer misteriosa que se hacía acompañar de un mono. A partir de aquí, la vida del profesor Montenegro se precipita al sótano de forma obsesiva, al subsuelo de su existencia en busca de sí mismo.
La mujer del manuscrito es una suerte de Beatriz a la inversa, que lleva a los infiernos al hombre contradiciendo de frete al mismísimo Dante y su divina comedia, que en el caso de Montenegro más que comedia es una ironía. Obligado a escribir por la secuestradora el hombre, escritor forzoso que luego sufre un “síndrome de Estocolmo literario”, consigna su historia y su propia búsqueda.
Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) con un preciso preciosismo, con los dotes de un potente poeta constructor de imágenes y del novelista urdidor de tramas y sub tramas como en un perfecto laberinto borgeano, escribe “El juego del mono”(Alianza Editorial, 2011), donde nos sumerge en el subsuelo de la existencia de este profesor que, aparte de arrastrarnos a sus infiernos, nos lleva de la mano de la literatura, verdadero asidero para intentar resolver sin ser absorbidos por la locura, hacia la explicación de la propia realidad de Montenegro y su búsqueda de resolución del misterio del secuestrado y su manuscrito.
Para los que nos hayan leído nada de Ernesto Pérez Zúñiga he aquí la mejor puerta a su personal universo.“El juego del mono” contiene momentos poéticos (sin poemas formales), acertados relatos cortos, una novela dentro de otra (el texto del secuestrado) pero sobre todas las cosas y todas la mencionadas, en su conjunto contiene literatura que se queda, que te mancha la memoria con tinta de la que no se borra, literatura que empapa la vida y te produce secuelas benignas. Porque esta novela es de esas que no pasará de largo, volveremos a ella sin duda alguna para sumergirnos en una historia que todos habremos de vivir tarde o temprano.
Un juego de espejos en el que Montenegro, personaje de esos que te cae bien a fuerza de estarse destruyendo, se quiere ver reflejado en la vida del autor del manuscrito y su misteriosa secuestradora, desea reproducir en un momento la situación de aquellos, se obsesiona a tal punto que el misterio del sótano saca de él todo el oscuro veneno que lo corroe. Al final, solo la literatura puede redimirle, quizá, de su destino, de sí mismo, de lo que le rodea.
Un viaje auto destructivo en cuyo recorrido el protagonista no viaja solo: junto con el lector Montenegro recorre la agonía de la creación literaria, la búsqueda de cierta catarsis por medio de ella, su identificación con personajes de una ficción que parece cierta. Una historia en la que personajes y libros, auto ficción y metaliteratura convergen en un punto de la vida para parir una historia que produce vértigo y que arrebata al lector hacia su más profundo sentido de la vida y de la Literatura.