10 junio, 2025

Sordera destructiva

Panamá es un «Estado sordo», lo demuestra el presidente de la República, y la principal causa de ese mal es que se escucha en exceso así mismo, igual que los «líderes» de opinión en redes, que no se les ve rectificar nunca: están tan pagados de sí mismos que el ruido que los rodea es, como nunca, ensordecedor, al punto de que cada opinador es en sí mismo un universo mutuamente excluyente, por su puesto, de cualquier razón que pueda tener otro.

La consigna no es ofrecer soluciones, sino imponerlas, tener razón, que me den «me gustas» virtuales, insultar al que no piensa igual y hasta bloquearlo, menos mal que no ejercen el poder, y los que lo ejercen se dedican a hacerle la vida de cuadritos al que discrepa, y muchos discrepantes se victimizan para que les den sus «me gusta»: Panamá renunció al criterio hace años, y tiene a sus viejas glorias intelectuales insistiendo en ideas y códigos caducos, la mayoría en silencio esperando a que escampe.

Cuando Estados Unidos vino a contarnos nuestra Historia, nadie dijo nada en el exterior (apenas unos artículos tímidos), nadie salió a contar nuestra parte del «relato» pero, ahora que la violencia se ha desbordado, salimos en medios internacionales y nadie sabe cómo explicarla, y cuando se logra, se niega la mayor, y nos creemos la mentira del gran país y la mitología de balboas, polleras y de ser los primeros en la región: somos víctimas de nuestra fantasía nacional.

Nadie escucha, y quien tiene posibilidad de sosegar las cosas opta por la sordera rofiona y destructiva. Se nota que no estamos preparados para desmontar la corrupción, porque detrás de ella se encuentra la razón de ser de nuestra ficción. Optar por el criterio reflexivo de nuestra circunstancia implica reconocer que nos hemos hecho los pendejos por mucho tiempo, pero aunque duela el orgullo, vale la pena: nos daremos la oportunidad de ser lo que de verdad podemos.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 10 de junio de 2025.

La ilñustración es del ilustrador polaco Pawel Kuczynski (pincha aquí para ver su obra).

03 junio, 2025

Yo le doy una respuesta, Juan Carlos Tapia

«Yo me hago esta pregunta?*», comienza su tuit, y yo le voy a dar una respuesta porque sus palabras representan el fallo argumental de muchos panameños: «permitir» la libertad de expresión según nacionalidad, credo, género, condición o raza. En este tipo de manifestaciones es donde las personas se retratan: le sale el cobre al oropel democrático que venden. Habrá acertado antes, pero en esto se equivoca.

«Aceptarían los colombianos una persona con acento panameño diciéndole a ellos lo que tienen que hacer para tener un mejor país?», sigue usted, entonando un discurso, como poco, xenófobo, según el DRAE. Por el «acento» quiere decir por el «origen», así que los colombianos, por tener acento panameño la persona, no aceptarían escuchar qué tienen que hacer para mejorar. Eso demuestra qué hace usted con las soluciones que se nos ofrecen, no escucharlas, como si el acento panameño dotara de acierto lo que se dice sobre nuestro país.

«Por que nosotros los panameños tenemos que aceptar a una persona con acento colombiano que nos diga a los panameños que es lo que es bueno o malo?», insiste, preguntando lo obvio: aceptamos porque suele tener más razón que muchos panameños con acento, que no distinguen entre derecha e izquierda, y porque las personas inteligentes escuchan con respeto y luego discrepan. Lo que escribió debilita su argumento, exhibiendo lo que de verdad piensa.

«Creo con todo respeto, que Colombia tiene muchos más problemas que Panamá y ella debería dedicar su esfuerzo a su país», termina, suscribiendo el «mal de muchos, consuelo de tontos», y diciendo a Sabrina Bacal a qué debe dedicarse. Se disculpó, como «El rofión de Las Garzas», «si mis palabras la ofendieron», no sé si lo hizo, pero ofenden a la inteligencia. Se pone de relieve que estamos faltos de «Lo mejor de los libros», porque de boxeo ya tuvimos bastante y no solucionó nada. Defiendo su libertad de expresarse, le respeto, pero su opinión no merece ninguno.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 3 de junio de 2025.

*Las faltas de ortografía del entrecomillado corresponden al tuit original, que se ha corregido en la publicación del diario La Prensa, y que quise dejar como constancia.