por Emiliano Pardo-Tristán (Compositor y escritor panameño)
La propuesta escogida para representar a Panamá en la
Bienal de Venecia 2026, no es completamente panameña. Según las bases de la
convocatoria la artitsta serbia, Iva Jankovic, no debió participar, ni como
proponente principal ni como colaboradora, poque la convocatoria era para
"artistas panameños o residentes en Panamá". El proceso de
elección deja interrogantes sobre la transparencia que tanto enfatizó el
comité organizador: ¿En qué́ momento deciden transgredir las bases sobre la
nacionalidad de los participantes? ¿Por qué́ cambiaron al jurado? ¿Qué pasó
con los jurados Paula Piedra Mora de Costa Rica y Julia Morandeira Arrizabalaga
de España? ¿Qué propuestas fueron finalistas? ¿Conocerán los participantes
los argumentos del fallo de cada jurado?
En ningún momento se dijo que se podía concursar con
artistas de otros países, por lo tanto se violan las bases de la Convocatoria.
Las bases dicen muy claro en el primer párrafo de la Convocatoria, y lo
reafirmó el comité organizador en la Sesión Informativa por Zoom, que era
una convocatoria "COMPLETAMENTE abierta a artistas panameños". Esto
descalifica a la artista serbia Iva Jankovic y al proyecto elegido. El dúo
seleccionado, "Los Mensajeros del Sol", compuesto por Antonio José
Guzmán e Iva Jankovic, es un dúo panameño/serbio. De haber sido las bases
transparentes, los artistas panameños jóvenes a los que se les hizo creer que
podían concursar porque tomarían en cuenta su creatividad, hubieran tenido
mejor opción de estar en la Bienal de haber concursado junto a artistas
extranjeros de más renombre.
Abrir en Panamá una convocatoria donde se pide tener
"una trayectoria artística consolidada" y que los participantes
"cuenten con experiencia comprobable en exposiciones de relevancia
nacional o internacional", descarta a por lo menos 80 de las 89 propuestas
recibidas. Es una broma vanagloriarse con la participación de 89 proyectos,
porque son muy pocos los artistas panameños cualificados para este llamado. La
convocatoria está hecha para artistas que se han formado en el extranjero,
porque en Panamá no existen instituciones académicas que eduquen en arte de
vanguardia. Panamá es un país en el que todavía no se utilizan modelos
desnudos en las escuelas de bellas artes, por recato, mojigatería o por la
razón que sea. Un país en donde, en pleno siglo XXI, no existen las carreras
de composición musical ni de dirección orquestal; sin embargo, hace poco el
Ministerio de Cultura organizó un concurso para encontrar al nuevo director
titular de la Orquesta Sinfónica Nacional que obviamente quedó desierto. Nos
guste o no, Panamá es un país que se ha saltado casi todo lo que vale y pesa
en arte vanguardista desde el siglo pasado.
Los participantes rechazados ahora son un número para
las estadísticas de la convocatoria que resonarán impactantes en todos los
medios: "Tuvimos 89 propuestas". La verdad es que si 88 de las 89
propuestas fueron descartadas, la convocatoria fue un desastre. Por la
transparencia que tanto pregonaron, deben publicar el fallo firmado por el
jurado, en donde explican los criterios por los que deciden, por unanimidad (si
así fue), escoger a un dúo serbio/panameño para representar a Panamá en
Venecia y no considerar, ni siquiera de finalistas, algunos de los 88 proyectos
restantes. Sin esto, no hay transparencia y el resultado parece amañado y
preconcebido.
Si en realidad quieren exportar lo que tiene de creativo
e innovador el arte panameño, entonces hay que ser más inclusivos. La
curaduría pudo armar un Pabellón en el que dialogaran los trabajos de
artistas emergentes con los de artistas más experimentados, utilizando
géneros diversos y técnicas contemporáneas. Seleccionar un único proyecto
artístico, mitad panameño/mitad serbio, no evidencia lo que el país desde su
geografía o desde la diáspora puede mostrarle al mundo.
Artículo publicado en el digital del diario La Prensa, el viernes14 de noviembre de 2025.