27 agosto, 2025

Los aparecidos

En política existe una figura que solemos ignorar por la memoria cortoplacista que tenemos y la indiferencia pragmática que se come la poca integridad que nos queda: el aparecido. Su hábitat natural es la impunidad y el gatopardismo, y se alimenta de la incapacidad ciudadana de distinguir lo correcto, que ha sido sustituida por lo que «compensa». Porque, aunque les parezca mentira a estas alturas, sí que hay una manera correcta de ser y de hacer.

A los aparecidos comunes (Torrijos, Moscoso, Balladares, RM que es RM), asimilados con la complicidad de todos, ahora se suma Varela, que ha aparecido dándose un baño de abrazos de sus "copartidarios (vamos a dejarlo aquí), y no sabemos si amenaza con volver, lo cierto es que es una mala noticia para los panameños. Pronto saldrán de su cueva Cortizo y Gaby, que son los que faltan para que el convivio exhibicionista de «ex» se dé como un carnaval de corruptelas y millones desperdiciados para risa de ellos y sus partidos y escarnio contra los contribuyentes.

¿De dónde vienen los aparecidos? Busca en sus casas lujosas y en sus empresas opacas. ¿Y por qué es que se aparecen? Porque todos somos igual de olvidadizos. ¿Y cuándo vuelven los aparecidos? Cada vez que lo trae la impunidad. ¿Cómo se le habla al aparecido? Con el qué hay pa’ mí apretando por dentro. (Paráfrasis).

El olvido en política es impunidad. El sistema corrupto se nutre del buenismo ciudadano que hace borrón y cuenta nueva cada legislatura, porque quiere beneficios, lo que le convenga, y nada más. La necesidad se ha hecho combustible, de tal manera que la salvación del país pasa por la mina, que no es el problema, sino la manipulación del asunto para hacer lo que les conviene a ellos, a los aparecidos, que vienen a salvarnos de «un mal mayor», cuando lo peor que podía pasarnos ya pasó: que fueran presidentes de la república.

Publicado el 26 de agosto en el diario La Prensa.

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