Un premio Nacional de Literatura debe cumplir con tres aspectos fundamentales para la
cultura del país que lo convoca: acercar las obras al gran público, difundirlas
y estimular económicamente a los autores.
El INAC es una institución pública, financiada con el dinero de
todos los panameños, no es una obra de caridad para creadores y artistas. Y en
tanto que pública, es perfectamente modificable, objetable y criticable, con el
propósito de mejorarla.
Una salvedad necesaria antes de seguir. Reitero mi afirmación
con respecto al jurado: declararon el “desierto” en cuento “sujetos a derecho” y no hay ironía alguna en mis
palabras cuando dije que “un pequeño e ilustre jurado” no salvará a la
Literatura de la mediocridad literaria. El jurado es ilustre (Jorge Eduardo
Benavides es amigo y referente literario, sin duda. A Andrea Jeftanovic y a
José Luis Rodríguez Pittí no les conozco personalmente), por algo están allí, y
es pequeño. La “mediocridad literaria” es tan subjetiva como la objetividad y
zanjaré el tema “jurado” con la siguiente sentencia objetable: lo que este año
no aprecia un jurado, el siguiente lo apreciará otro. (Pincha aquípara seguir leyendo).
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