22 octubre, 2025

Sin desfiles por la patria

Como todo gobierno «populachero» («populismo» es otra cosa), el nuestro utiliza las expresiones de jolgorio popular para hacerse fotos que hace pasar por aprobación ciudadana. Lo mismo el alcalde capitalino, variante en chiquito del mismo peligro que nos viene de Las Garzas. Allí donde haya gente gastando plata para celebrar polleras, sombreros o molas, estará el «Ejecutivo» para acompañarse de «su pueblo».

La patria no es el estado, ni el gobierno, ni un presidente, es una construcción social, cultural y sentimental, es una decisión que se toma cada vez que nos quieren hacer cómplices de la corrupción. La patria se cuida al momento de votar y se mantiene estando alerta ante los desvíos políticos de quienes gobiernan. Por eso les propongo lo que sigue.

Estas fiestas patrias, quédense en su casa. No compren uniformes de batuteras ni de bandas, no se quiten el poco chenchén que tienen para darle el gusto a una clase política que mentirá otra vez con discursos tricolor y sin soluciones de calado para nuestros grandes problemas. Este noviembre, sin desfiles por la patria, que sean los que no la respetan los que salgan a montar su teatro de mentiras politiqueras.

Pero me temo que no hay dignidad patria para hacer eso, o para dejar plantado el desfile navideño: ellos saben que «el panameño es así», y se gastan cinco millones en eventos internacionales, tres en el desfile navideño y siete en villas diplomáticas, y suma y sigue, y nadie revoca a nadie, todos se aguantan la mecha, «así es mi país», y los de arriba lo saben, cuentan con su participación para figurar en las fotos que mandan al exterior para mantener la mentira de «el país más próspero de la región», que vive sin buena educación, con mala salud y con una Biblioteca Nacional paupérrima.

Vayan a los desfiles patrios, celebren la Navidad para los pelaos: los de siempre cuentan con su complicidad por los próximos cuatro años.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 21 de octubre de 2025.

14 octubre, 2025

Las hijas del presidente

Es una cobardía mediocre, que descubre la incapacidad argumentativa de los que lo han hecho, utilizar un viejo video de las hijas del presidente, con personaje siniestro de Blue Apple al fondo, para implicarlas en unos «supuestos» que, como novela mediocre, tendría algún sentido, pero que en la vida real solo nos desenfoca del verdadero fondo del asunto: las formas de la corrupción.

El despacho de la Primera Dama, como muchas de las costumbres «sociopolíticas» que tenemos en nuestro país, son heredadas de los Estados Unidos. Es ridículo, como una monarquía, tener a la esposa del presidente ocupada en menesteres sociales que ya el propio estado debe atender. Es nepotismo barnizado de quehacer institucional, una forma elegante de corrupción.

Las hijas del presidente, por muy profesionales que sean, no deben figurar en ningún área gubernamental, tampoco el hermano del presidente, embajador en Portugal. Por mucho que usted tenga amigos, vecinos o familiares preparados para un puesto, no los nombre, eso es nepotismo, botellerismo, robarle al estado: no solo hay que ser transparente, hay que parecer transparente.

Esa moda de políticos diciendo en redes que los viajes institucionales o desplazamientos a ferias y desfiles folclóricos «me lo pago de mi bolsillo», solo revela lo poco transparentes que son. El estado tiene que correr con esos gastos, que están reglados y sujetos a fiscalización porque, aunque usted se lo pague, va a representar a una institución o a nuestro país y, si usted lo paga, no representa a nada más que a sus propios intereses.

No, las hijas del presidente no deben aparecer dando opiniones sobre ningún área del estado, ese es el fondo del asunto. Se votó por su padre, aquí no hay «pack familiar», esa es una herencia que no nos corresponde. Es hora de ir caminando hacia una sociedad madura, que haga las cosas como deben hacerse y no impuestas por viejos amos que ya están aquí para reclamar lo suyo.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 14 de octubre de 2025.

09 octubre, 2025

El profeta Amos

Lo que ocurre en Palestina tiene nombre: póngaselo usted en función de qué lado de los polos ocupe. Tiene derecho a su silencio, indiferencia o neutralidad. Pero opine con conocimiento de causa, o reconozca que al no tener la más mínima idea de los orígenes de todo aquello, usted no opina. Aunque le digo, es sencillo: es un asunto de humanidad.

Opté por releer al profeta Amos, que unos tienen por traidor, otros por equilibrado, y muchos por ser uno de los que mejor ha digerido y discutido el conflicto desde su impecable literatura: Amos Oz, el escritor israelí contemporáneo más leído, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2007, y que luchó, para más señas, en la Guerra de los Seis Días.  

Defendemos la paz a golpes, denunciamos la injusticia matándonos verbalmente mientras no somos nosotros los asesinados. Hemos convertido de manera perversa la muerte de otros en arma arrojadiza, instalados en la comodidad de nuestras batallas moralistas: lo que allí hacen recuerda los perores momentos de deshumanización de nuestra Historia reciente.

Oz dijo: «No hay otra solución, porque los palestinos no se van a ir, no tienen adónde. Los judíos israelíes tampoco nos vamos a ningún lugar, no tenemos adónde. No podemos ser una gran y alegre familia porque no somos una familia. Somos dos familias muy infelices. Debemos dividir la casa en dos apartamentos más pequeños.… en las dos partes hay un Doctor Jekyll y un Señor Hyde. Esto no es Hollywood con un sheriff y delincuentes, sino una tragedia griega. Justicia frente a justicia y muchas veces injusticia frente a injusticia».

Oz murió en 2018. Lo más seguro es que recibiría palos por ambos lados. Las líneas rojas se pasaron hace muchos muertos, hace muchos años, hace muchos atentados, hace mucho dolor atrás. Queda levantar las manos pidiendo que la muerte se detenga, en forma de plegaria o como gesto humano desesperado, pero ya hace mucho tiempo que ha sido suficiente.


Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 7 de octubre de 2025, dos años después de los actos terroristas de Hamás, y el inicio de una brutalidad contra el ofensor que no tiene precedentes. Ojalá, hoy (9/10/2025), se instale de verdad y para siempre la paz q
ue tanto queremos.