La patria no es el estado, ni el gobierno, ni un presidente, es una construcción social, cultural y sentimental, es una decisión que se toma cada vez que nos quieren hacer cómplices de la corrupción. La patria se cuida al momento de votar y se mantiene estando alerta ante los desvíos políticos de quienes gobiernan. Por eso les propongo lo que sigue.
Estas fiestas patrias, quédense en su casa. No compren uniformes de batuteras ni de bandas, no se quiten el poco chenchén que tienen para darle el gusto a una clase política que mentirá otra vez con discursos tricolor y sin soluciones de calado para nuestros grandes problemas. Este noviembre, sin desfiles por la patria, que sean los que no la respetan los que salgan a montar su teatro de mentiras politiqueras.
Pero me temo que no hay dignidad patria para hacer eso, o para dejar plantado el desfile navideño: ellos saben que «el panameño es así», y se gastan cinco millones en eventos internacionales, tres en el desfile navideño y siete en villas diplomáticas, y suma y sigue, y nadie revoca a nadie, todos se aguantan la mecha, «así es mi país», y los de arriba lo saben, cuentan con su participación para figurar en las fotos que mandan al exterior para mantener la mentira de «el país más próspero de la región», que vive sin buena educación, con mala salud y con una Biblioteca Nacional paupérrima.
Vayan a los desfiles patrios, celebren la Navidad para los pelaos: los de siempre cuentan con su complicidad por los próximos cuatro años.
Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 21 de octubre de 2025.
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