“El final del amor” (Páginas de Espuma, 2011) es el regreso de Marcos Giralt Torrente (Madrid, 1968) al género cuento con el que irrumpió en el panorama literario y el flamante ganador del II Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero que se está convirtiendo en una brillante referencia para este género que está en plena expansión para deleite de los lectores.
Este libro no es lo que parece, no es un libro de cuentos más. Desde su título hasta el último de sus relatos, Marcos propone una visión poco convencional y heterodoxa de ese universo que se llama amor. Son cuentos apasionados y sin romanticismos que revelan una veta luminosa y distinta de las relaciones de pareja y sus consecuencias.
El título no alude necesariamente a un período concreto de las relaciones amorosas que se dan en los cuentos. “El final del amor” no es un catálogo de finales, ni es un muestrario de desavenencias sobrevenidas en las parejas. Como bien explica el autor, “la idea del final del amor resume el amor mismo en el sentido de que, así como no es posible pensar en la vida sin la muerte, no es posible pensar en el amor sin su final”.
Componen el libro cuatro excelentes cuentos, todos ellos narrados en primera persona. La construcción técnica de estas ficciones es impecable, la acción transcurre sin atropellos, fluyen, acercan al lector, le confrontan con las luces de una prosa inteligente. La exploración de los sentimientos está argumentada por unos personajes creíbles que no suenan a impostados, que no están de paso por las historias que protagonizan. Muchos cuentos adolecen de ese defecto, el de tener personajes poco capaces de protagonizar las historias que se les tejen. Marcos Giralt Torrente construye personajes precisos e inquietantes para unas acciones que parecen sencillas pero que encierran una notable complejidad.
Hay un interesante uso de la distancia en estos cuentos, sobre todo en “Cautivos” y “Nos rodeaban palmeras”, distancia que utiliza el autor para llevarnos a presenciar los momentos clave en los que las parejas se transforman y como el mito de estar cerca o lejos se derrumba ante la evidencia. También en “Última gota fría” este recurso de la distancia se usa para asistir a la cercanía de una pareja separada vista por los ojos de su hijo adolescente. Un cuento que aborda el cambio de perspectiva del protagonista ante la posibilidad de que sus padres vuelvan a juntarse.
“Joanna” es diferente, es quizá el cuento más inquietante, gris y denso de los cuatro. La atmósfera asfixiante que cubre a la familia de la protagonista es uno de los muchos aciertos de este magnífico libro.
Pero de los cuatro es “Cautivos” el que más nos ha gustado. Una pareja que lo tiene todo que se quiere, que no le falta nada para ser feliz no puede serlo. Alicia y Guillermo son incapaces de estar físicamente cerca pero a la vez nos incapaces de dejarse para siempre, de perderse de vista. Con un brillante narrador testigo que dosifica muy bien la historia, este cuento nos pasea por los afectos de esta pareja y nos suspende sobre sus vidas para presenciarlas desde un enfoque distinto, para verles amarse de una forma angustiosa y personal, para hacernos ver que otras “extrañas” maneras de amarse son posibles.
Este es uno de esos libros que al terminarlo dan ganas de volverlo a empezar, unos textos que confirman las certezas que ya teníamos desde hace mucho tiempo: estamos ante una escritura en plena madurez, en pleno uso de sus facultades técnicas y estéticas.
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