Tokio, en una fecha indeterminada en el presente o en el futuro. Un hombre aterriza en la capital nipona para vivir una experiencia que trastornará su vida y sus sentidos y que promete cautivarnos y subyugarnos hasta llegar al final de esta novela intrigante. Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), fiel a su estilo y su búsqueda estética, nos ofrece en “Tan cerca de la vida” (Alfaguara, 2010) una aventura de los sentido donde nada es lo que parece y nadie quien dice ser. Un juego de apariencias, de sensaciones controladas, de asomos a uno mismo para preguntarnos qué hacemos aquí y que será de nosotros mañana.
¿Podrá la Tecnología, cruzada con la Biología, terminar creando seres “humanos” que nos sustituyan en el trabajo o en la vida doméstica? La Corporación Géminis promete trabaja por ello y Max, uno de sus mejores empleados está a punto de descubrir algo que va a cambiar por completo su vida.
Convocado en Tokio para una convención de la Corporación Géminis para la cual trabaja su llegada al inmenso hotel que acoge la cita presagia que las cosas no serán sencillas. El señor Kreutz, personaje de interpretaciones diversas y que encierra una pulsión perversa en su fondo, y dueño de la Corporación asciende de puesto a Max, empujándolo a una situación comprometida que levanta las sospechas y el encono del resto de los empleados. Solo cuenta en su aventura nipona con la compañía de Mai, una empleada del hotel con la cual se comunica de modo extraño y que se convierte poco a poco en la mínima luz que le sostiene.
Más trae consigo una herida, una mancha que flota como chapapote en su alma. Una duda también le persigue con respecto a su mujer, nada parece claro, la realidad se desdibuja en Max, produciendo en el lector una zozobra constante que forma parte también de la fuerza que motiva a seguir leyendo.
La novela tira del lector con la fuerza de las reflexiones sobre quiénes somos y en qué nos podemos convertir, con la destreza de un consciente diseñador de situaciones que pulsan los resortes de la búsqueda de respuestas ante lo planteado. Roncagliolo va abriendo el ángulo de enfoque para que el plano quede claro pero en cada apertura la trama se complica, desafía al lector a seguir para ver como se resuelven tantas preguntas fundamentales juntas, sobre todo la consabida ¿a dónde vamos?
Una de las virtudes de la escritura de Santiago Roncagliolo es su capacidad de construir atmósferas creíbles que posibiliten la fluidez de los personajes. Creo que el autor consigue que sus escenarios no se acartonen, que sean capaces de no distraer al lector dándole motivos para no creerse donde se desarrolla la acción.
La tensión psicológica que puebla la novela sumada a su apuesta por una ciencia ficción “moderada”, convierten a “Tan cerca de la vida” en una novela que permite muchas lecturas, que suscita debate a la vez de regalar goce estético. El autor ha conseguido una novela inteligente, que no va a dejar indiferente al lector y que da para conversar un rato largo sobre tecnología y vida, sobre el presente y el futuro inmediato que nos acecha más cerca de lo que pensamos.
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