Hoy es 28 de noviembre: nos independizamos de España hace 119 años y aun así muchas cosas nos unen. Esto parece una necedad ignorante pero a raíz de algunos comentarios que en el pasado se me han hecho sobre España y vivir en España, he querido aventurarme un día como hoy a repasar algunas de las cosas que nos vinculan con aquel viejo país que muchos siguen llamando la Madre Patria.
Lo primero que nos une es una historia terrible. El expolio, las conversiones forzadas y persecuciones del clero en nombre de su adulterada versión de Dios, los muertos en nombre de la civilización que sobrevinieron con la conquista y el miedo a lo desconocido. Eso nos vincula, una herida que pasados más de quinientos años aquí nos tiene y que algunos se empeñan en no ver cicatrizada.
De aquella barbarie, de aquel encuentro atroz al principio, resulta lo que somos hoy como continente y como nación. A pesar de las sombras del pasado una luz de futuro ha de animarnos a seguir juntos en estas horas difíciles a ambos lados del Atlántico. Somos, como decía Ortega y Gasset, la suma de todos los hombres y mujeres del pasado.
Pero nos vincula también una lengua, La Mancha y sus anchas fronteras quijotescas, una manera de decir la realidad con todos sus maravillosos matices, en busca de contarnos historias que nos unan más de lo que nos separa. Tenemos en común a Cervantes a García Márquez a Jorge Manrique o a Vargas Llosa a Sinán o a Borges.
Nos vincula también el progreso y la cooperación, las ayudas mutuas, los miles de españoles afincados en Panamá y los que estamos afincados en España intercambiando producción, palabras, historias de sabor distinto, besos.
Nos vincula además el deporte, seguimos al Real Madrid y al Barcelona con fervor, como si viviéramos al lado del estadio, así somos de apasionados con el futbol y nuestro seleccionador nacional Julio César Dely Valdés jugó en España, en el equipo de la Vetusta de Clarín, en Oviedo, y hasta tiene la nacionalidad española. Nuestro querido y recordado Rommel Fernández también jugó en España y dejó tras de sí, en la memoria y la proyección de un gran profesional y sobre todo de buena gente. Su nombre en el estadio nacional puso en olvido los años de la dictadura y nos dio un modelo y ejemplo a seguir. Todavía hoy, estos panameños son recordados por estas tierras con cariño y hasta devoción.
Por esto y muchas cosas más, ante las poetizas pro caza de malinchistas allí donde no se habla de indigenismo o no se exhibe un rencor atávico, dañino y excluyente propongo una integración de todas las culturas, cubrir con un velo, como dice el himno nacional, el pasado (sin olvidos facilones, llamando a las cosas por su nombre y sin rencores) y que la luz de la concordia adorne el azul del cielo del presente y del futuro que nos va a tocar vivir de la mano.
La próxima Cumbre Iberoamericana será en Panamá el próximo año, a parte del Congreso de la Lengua y otros eventos de marcado orden internacional. Un año en el que también se conmemoran los 500 del descubrimiento del Mar del Sur de la mano del jerezano Vasco Nuñez de Balboa y que presta su nombre a nuestra “moneda” nacional y cuyo Nuñez acompaña el nombre de mi abuela que en gloria está. Y allí está otra vez el vínculo con España: le pese a quien le pese.
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