Hay quien todavía me pregunta que si escribo por hobby: “no,
es una pasión, es una vocación”, les digo y me miran raro. Un día me dijo el
escritor inglés Philip Sington, que cuando escribe termina hablando en voz alta
con sus personajes, preguntándoles, indagándolos en su lugar de escritura y de
pronto aparece su esposa y le mira raro y le pregunta que si va todo bien y
claro que va todo bien, los personajes hablan con su autor, a lo Miguel de Unamuno
en “Niebla”.
Y sí es cierto, uno inventa vidas, uno cuenta mentiras con
vocación de verdad y hasta puede uno enamorarse de la protagonista de su historia
pero jamás, lo que nunca aceptaré, es que me tomen por idiota. Podré inquietarme
leyendo “El desván” o podré perderme por la Península soñada de tinta y papel
de Salvador Medina, pero no, no soy idiota.
Hoy se celebra en Panamá el Día del escritor. No me perderé
en citar leyes orgánicas ni majaderías semejantes. Lo celebramos en honor a
Rogelio Sinán, el día de su cumpleaños, el día que vio la luz allá en Taboga,
la famosa isla de las flores. Un buen día, porque Sinán, entre otros antes y
ahora, han dado a Panamá sus mejores letras. Y hoy precisamente, deberían
entregar una condecoración que lleva su nombre. Pero no, resulta que, como ha
muerto Gabriel García Márquez, lo han suspendido.
Y aquí asoma la sensación de que a uno le toman por idiota. Si
la verdadera razón es la muerte del Nobel colombiano, la cosa es peor porque
los que amamos las letras y los libros, hemos celebrado la vida de García
Márquez leyendo sus novelas, la fiesta sigue, seguimos leyendo. La muerte no
detendrá ninguna celebración literaria.
Pero la arrogante ignorancia de los que dirigen, por no
decir dilapidan, la cultura en Panamá hacen lo que les da la gana poniéndose
una vez más en evidencia. Ministras o directoras o quien sea, se enfundan su
traje de “entusiastas de la ignorancia” y le dan una patada, otra vez, a la
cultura que se supone que tienen que defender.
Creo que la cosa va por otro lado, la cosa es política.
Prefiero creer esto, prefiero que me digan la verdad. Molesta menos y a uno no
se le queda cara de idiota. Porque lo otro, la razón argumentada, es tan pueril
que da vergüenza. Un Gobierno, que inaugura una línea de Metro y todo ese bombo
y platillo, que decide empañar con gorilismos de “aquí mando yo” una
celebración tan importante, y que va más allá de ellos y sus transitoria
autoridad, demuestra un grado preocupante de falta de visión.
En fin, feliz día del Idiota Panameño. No, mejor, gracias a
todos los escritores por los buenos momentos que nos han hecho pasar, por no
dejar de consignar en negro sobre blanco la memoria de esta nación valiente y
tan particular. Si escribes, hoy es tu día, si lees, también. El día del idiota
que lo celebren los que, con su autoridad, han hecho daño a esta celebración
pensando que nos íbamos a quedar callados.
Felicidades al poetaCésar Young Núñez por su obra. Los premios son
otra cosa. Yo recuerdo, en la Avenida Nacional, el bar “La Palmita”, y aquel “Club
de los amantes de las Musas”. ¿Estuve allí? ¿Nos vimos alguna vez? No, César,
lo leí, o lo viví, leyendo tu “Lecturas para lectores”, una buena recomendación
para esta fecha, un texto para conocerte mejor. Otra vez, felicidades.
1 comentario:
Lo leeré en voz alta y se lo haré llegar a César impreso.
Gracias, Pedro.
Fuerte abrazo,
Gloria Melania
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