29 enero, 2025

¿Diplomacia ciudadana?

Una de las cosas que ha puesto de manifiesto el «contraste» Trump, es lo que venimos diciendo desde hace años: Panamá ha perdido su discurso nacional por vía histórica e idiosincrática: no sabemos cómo hemos llegado hasta aquí ni quienes somos. Y ese olvido necesario para las élites o el sistema, ha sido orquestado por la propia ciudadanía, que ha renunciado con necedad orgullosa a cualquier asomo de criterio.

¿Dónde están los intelectuales panameños? No hay. ¿Dónde los catedráticos universitarios? No hay ninguno que asome con rigor la cabeza. ¿Dónde están los cacareados poetas de la patria? A ninguno se lo toman en serio. ¿Dónde los escritores laureados o no? Todos son parte del mismo magma silente que se pisotea por las calles de un país desnortado y sin más referentes que deportistas, princesas e «influencers». Hemos hecho de nuestra cultura un mercado y un circo que no favorece nuestra causa ahora que más lo necesitamos.

¿Diplomacia ciudadana? ¡Pero si los viajeros estudiantes a punta de auxilios económicos no saben de Panamá más que los colores de la bandera! ¿Han visto de verdad a nuestros embajadores? ¿Cuántos de ellos ya están organizando ciclos de cultura panameña en sus destinos? ¿Cuántos de ellos podrían concitar el interés por la causa panameña en los ciudadanos de los países donde nos representan? Hemos vendido desde hace veinte años nuestra cultura al silencio, eso sí, muy empollerados, muy uniformados con quepis para celebrar una patria que no conocemos desde hace tiempo.

La inteligencia ha fracasado en Panamá, y eso lo demuestra el estado de la educación y la cultura. Los que deberían ser nuestros «diplomáticos por el mundo» son un montón de turistas que nacieron en un país que no saben defender, desafectos, convencidos de que todo comenzó con ellos, hijos del «juegavivo» y el «quehaypamí». Ojalá seamos capaces de revertir esta situación, pero hay que volver a la lectura, al criterio, y eso no nos gusta desde hace tiempo.

Publicado el martes 28 de enero de 2025 en el diario La Prensa. Lee también el artículo aquí.

22 enero, 2025

El «contraste» Trump

Las declaraciones de Trump sobre el Canal de Panamá no son nuevas —carecen de toda base legal—, pero creo que llegan en un buen momento para nuestro país, ahora que estrenamos legislatura. Necesitábamos desde hace tiempo un contraste, esa «sustancia que introducida en el organismo hace observables, por algún medio exploratorio, órganos que sin ella no lo serían».

La reacción rofiona y pueril del Gobierno, el pataleo soberanista, el cacareo de dignidad, la euforia tricolor, no son argumentos ante una posible acción de la administración Trump. Vamos a necesitar mucho más que conceptos caducos que nadie más que nosotros se cree. El panameño medio vive en la fantasía de pertenecer a un país bendecido, olvidando que se maneja en dólares estadounidenses, consume sus deportes, viste sus pijamas verdirrojos y asiste a desfiles navideños muy de allá.

Ahora, teniendo el «contraste Trump», podemos explorar cómo estamos enfermos de criterio, faltos de estadistas, amaestrados por el clientelismo, y que somos incapaces de entender que nuestra realidad es un cuento de cifras macroeconómicas que no representa nuestra verdad cotidiana, pero vamos gritando por redes historias de lucha y ofrendas de vida que no vamos a dar nunca.

Necesitamos estar preparados legalmente y empezar a hacer pedagogía para que todos estemos bien informados de cuáles son nuestros derechos, quiénes son nuestros aliados y cuáles van a ser las verdaderas consecuencias en términos económicos y sociales si se da un litigio de la magnitud que se nos plantea.

La metáfora perfecta de esta situación es el Puente de las Américas. Somos ese puente sin mantenimiento, pero coronado por decreto por cuatro banderas, como si eso no fuese más que un adorno. La patria sin criterio y conciencia no es más que ficción, y eso es lo que nos revela el contraste dentro del sistema: necesitamos una reforma profunda de nuestra sociedad. El puente amenaza con venirse abajo, y dirán que la culpa es de los mismos: suya y mía.

Artículo publicado el martes 31 de diciembre de 2024 en el diario La Prensa

21 enero, 2025

Un quinceaños y una «city» sin carnaval

Una joven quinceañera es agasajada por medio país, y hasta el «bribón embajado» ha dicho en redes que quiere asistir. Muchos se han volcado con una causa tan noble como injusta, siguiéndole el juego al sistema clientelar, corrupto y «taquillero», regalándole enseres y promesas a quien no tiene apenas acceso para llegar a la casa que le quieren remodelar. Tiene mérito la joven, pero como ella hay muchos desde hace muchas décadas, solo que ahora viralizamos esta suerte de «reto nacional» para entretenernos: cuando despierte la «princesa», su precariedad seguirá allí.

Por otro lado, no habrá carnaval es en la «city» —dice la ATP— (mucha pollera y tricolor patrio, pero agringamos todo, como si por ser en inglés fuese más atractivo), porque no hay dinero para despilfarros, lo que aprovecha el alcalde capitalino para taquillar y salir al rescate del «brillo» y la difusión de una ciudad sumida en sus grandes problemas, con tímidos avances y sin mucha esperanza de mejora, y no olvidemos el autobombo con el monumento a los mártires.

Estos hechos son las consecuencias de una incapacidad ciudadana de comprender el estado de las cosas, y unas autoridades que han renunciado a toda pedagogía y buen hacer. Miren el sindiós del Meduca, corregido por el Contralor en la necia intención de comprar laptops que no se pueden usar por no haber conexión a internet (solo el 44% de las escuelas la tienen) y la cantidad de equipos metidos en un almacén (circuito 8-4) cogiendo polvo. ¡Pero qué bien lucen polleras en el desfile del despilfarro!

Sigamos creyendo en ayudas puntuales a «princesas» y en Teletones que solo son parches a la función de un estado inútil, con un presidente que rofea y denuncia secuestro de leyes sin aclarar a qué se refiere. Seguimos perdidos, muy perdidos en nuestro laberinto, y el Minotauro no nos perdonará cuando nos encuentre. Mejor en casa, sin carnavales, a ver si reflexionamos de una vez por todas.

Artículo publicado el martes 21 de enero en el diario La Prensa.

Nota sobre la imagen: El Radio Focop de Pedro Altamiranda estaría echando humo en estos días. Estoy seguro.

07 enero, 2025

El presidente embotellado

Resulta ahora que, el que rofea a países que nos ponen en listas grises (como si aquí fuéramos inocentes) o que proclama soberanía tricolor contra Trump y sus necedades, nada puede hacer contra las botellas que su propio ejecutivo nombra: dice que son difíciles de botar. Y hay que aplaudirle al presidente las ganas, pero hay que fiscalizarle los resultados, porque para este gobierno la palabra del quinquenio es «taquilla».

El presidente se queda embotellado en una máxima que como abogado conoce muy bien: Excusatio non petita, accusatio manifesta: es decir, que ya nos advierte que lo más seguro es que no se pueda, pero se ha dicho que se quiere, lo cual convierte al presidente en alguien que quiere, pero no puede. Si taquillaran menos y actuaran más, los titulares serían otros muy distintos, pero la idea es, cómo no, hacer como que rofea a los corruptos, pero al final es que las leyes son muy duras, muy difíciles.

Es tan simple (y complejo, nadie lo duda) como buscar consensos legislativos y poner en marcha leyes que rompan la dinámica clientelista, pero el pregón «otros son corruptos, pero yo no» es viejo y pegadizo, y este ejecutivo va por la senda del «más de lo mismo». No creo que nadie en la Asamblea (permítanme la ingenuidad) votaría en contra de una ley que acabe con las botellas, ni ministro del ejecutivo que se atreva a no cumplirlas (permítanme otro poquito más de ingenuidad), pero ya ven, aquí no hay suficiente voluntad para cambiar las cosas, nos encanta el gatopardismo.

Se pasarán estos años y solo veremos ruedas de prensa de los jueves, discursos desde la Asamblea y alocuciones lamentando no poder hacer nada contra las botellas, y todos volveremos a extrañar a los botelleros de nuestra infancia, que te cambiaban las botellas por naranjas o mangos, ¡qué maravilla!, y todos desearemos tener un presidente botellero, en vez de uno embotellado como el que tenemos.

Artículo publicado el martes 7 de enero de 2025 en el diario La Prensa