09 diciembre, 2025

Sordos

«Hablar contigo es como predicar en el desierto», nos decían nuestros mayores: la necedad orgullosa, ligada a la razón y al corazón, nos impedían escuchar y tomar en serio cualquier pedagogía hecha desde el hogar o la escuela. Se trataba de pura inmadurez, de orgullo ignorante, que hoy en Panamá muestran periodistas, sus oyentes y demás opinadores en redes, llenadores de ciberespacio con la paja que brota de criterios poco instruidos.

Panamá ha elegido la sordera sospechosa ante cualquier conflicto que requiera su decisión como sociedad. No nos fiamos de nadie, todo el mundo es sospechoso por color político, por periódico donde escribe o televisora donde colabora; de la radio ni hablemos: gritones, exagerados mentadores de Dios y sus virtudes, y qué decir de partidistas y bancadistas, que se pelean por la blancura de motivos ante un país que no se fía ni del sistema democrático, lo que es en sí un peligro.

Estoy de acuerdo con Umberto Eco: las redes han dado a los idiotas un altavoz, y a los demás, la capacidad de hacerse los sordos —vía hacerse el pendejo— desconociendo el origen y progreso de nuestros males, como si hubieran caído súbitamente del cielo. Es ridículo oír a periodistas y políticos de siempre hablar como si lo que nos pasa fuera de ahora, aferrándose al que mejor pague. Estúpidos que gritan a sordos que se creen lo que les dicen.

Hemos renunciado a la pedagogía y optado por comentar y repetir, como si fuésemos los más vivos, las mismas noticias de siempre, disfrutando como medios y como políticos de la cronicidad mediocre que nos lleva destruyendo décadas. Qué fácil hablar de escuelas a medio terminar cuando cada marzo se dice lo mismo.

Debería darnos vergüenza tanto sordo, pero no, queremos serlo a mucha honra, convirtiendo nuestra ignorancia estúpida en marca de nuestro medio o partido o bancada, dejando fuera la necesaria pedagogía que nadie quiere abordar porque no vende ni es popular.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 9 de noviembre de 2025, día Internacional de la Lucha contra la Corrupción.

03 diciembre, 2025

La pobreza de siempre

Dicen ahora que la pobreza ha crecido en Panamá, como si no fuera culpa de nadie, como si en la palabra «crecimiento» no tuviéramos la clave de la responsabilidad de los sucesivos políticos que ya han tocado el poder, y que ahora se postulan como alternativas a la miseria que nos ha caracterizado desde siempre aunque no queramos oírlo.

Y no digamos nada de los actuales políticos, que llenan de «paja» sus espacios virtuales en redes, sorprendidos hipócritamente con lo que pasa, como si no lleváramos décadas asistiendo con cronicidad preocupante a los mismos retos que ninguno de ellos —ni los de antes—, han podido solventar. Panamá se ha convertido en un país tan predecible, que sus periodistas y opinantes no son capaces más que de señalar lo obvio, renunciando al criterio analítico y a la pedagogía.

«Crecer» implica necesariamente un movimiento orgánico, que en el caso de la pobreza y la desigualdad es obvio. Un palo de mango no crece de la noche a la mañana, es evidente que lo está haciendo, se nota, pero un buen día amanece y nos hacemos los pendejos, «¡quien puso aquí este palo de mango¡», cuando hemos estado día tras día asistiendo con indiferencia a su crecimiento.

Nos encanta celebrar la pobreza de siempre, y a veces queremos hacerla desaparecer, como el alcalde capitalino con los biencuidaos y sintecho, protagonistas de la pobreza, junto con las largas filas de desempleados y compradores de limosna en ferias de alimentos baratos, todo para que el pobre lo siga siendo, y en nombre de ellos vender la idea de que solo la mina nos salvará de la pobreza que hemos creado, imponiéndola a los que tienen necesidad y secuestrando el criterio sobre el tema por vía del hambre.

Falta criterio y pedagogía, hace falta reconocer que, con mina o sin mina, a los pobres siempre los tendremos, porque a muchos en este país les conviene que así el mayor tiempo posible.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 2 de diciembre de 2025.

25 noviembre, 2025

La víctima y el verdugo

Lo que el legítimo presidente de la república dijo en Costa Rica es de un cinismo alarmante, de arrogancia de boquisuelto, porque amenazar con prender un país es perverso, pero peor es ir de víctima cuando en el fondo siempre fue verdugo. Las reacciones exageradas de unos y otros dejan muy claro el problema de fondo de este país: a muchos no les importa el criterio, los hechos ni la defensa de las instituciones.

Mulino llegó de prestado a la candidatura presidencial, no se lo esperaba, o formó parte del complot para dejar por fuera a su parcero de fórmula, lo que él negará, pero lo cierto es que llegó a Las Garzas por la puerta de atrás, con el impulso de los «martineliers», que se esperaban del faltón arrogante otra manera de hacer las cosas de cara a su presi, porque él iba de vice, pero ahora cree no necesitar uno, como si la constitución no dijera nada al respecto, pero, según él, es víctima.

Exagerar sobre el estado de la democracia es una forma de mentira peligrosa, porque exacerba ánimos, pervierte verdades e invita a dudar de esta en favor de autocracias que garantizan cierta seguridad pagada con la libertad, un precio muy alto para cualquier sociedad. Si tan capaz era de prender por los cuatro costados este país, ¿por qué no es capaz de pacificarlo por las mismas vías? Así se demuestra que es verdugo en el fondo, que prefiere ver arder el país porque no es capaz de darle estabilidad.

«Vencerá, pero no convencerá», dijo Unamuno, a menos que construya la paz social. El verdadero poder no se demuestra por nuestra capacidad de destruir, sino por la de construir, y eso solo se puede hacer de dos maneras: por la vía de la honestidad de las instituciones, o por clientelismo, que es la vía que prefieren los verdugos, la que se usa hoy día para garantizarse un respaldo que no tiene a pesar de todo.

Artículo publicado en el dirio La Prensa, el martes 25 de noviembre de 2025

  

16 noviembre, 2025

Bienal de Venecia 2026: Una convocatoria que no cumplió sus propias reglas

por Emiliano Pardo-Tristán (Compositor y escritor panameño


La propuesta escogida para representar a Panamá en la Bienal de Venecia 2026, no es completamente panameña. Según las bases de la convocatoria la artitsta serbia, Iva Jankovic, no debió participar, ni como proponente principal ni como colaboradora, poque la convocatoria era para "artistas panameños o residentes en Panamá". El proceso de elección deja interrogantes sobre la transparencia que tanto enfatizó el comité organizador: ¿En qué́ momento deciden transgredir las bases sobre la nacionalidad de los participantes? ¿Por qué́ cambiaron al jurado? ¿Qué pasó con los jurados Paula Piedra Mora de Costa Rica y Julia Morandeira Arrizabalaga de España? ¿Qué propuestas fueron finalistas? ¿Conocerán los participantes los argumentos del fallo de cada jurado?

En ningún momento se dijo que se podía concursar con artistas de otros países, por lo tanto se violan las bases de la Convocatoria. Las bases dicen muy claro en el primer párrafo de la Convocatoria, y lo reafirmó el comité organizador en la Sesión Informativa por Zoom, que era una convocatoria "COMPLETAMENTE abierta a artistas panameños". Esto descalifica a la artista serbia Iva Jankovic y al proyecto elegido. El dúo seleccionado, "Los Mensajeros del Sol", compuesto por Antonio José Guzmán e Iva Jankovic, es un dúo panameño/serbio. De haber sido las bases transparentes, los artistas panameños jóvenes a los que se les hizo creer que podían concursar porque tomarían en cuenta su creatividad, hubieran tenido mejor opción de estar en la Bienal de haber concursado junto a artistas extranjeros de más renombre.

Abrir en Panamá una convocatoria donde se pide tener "una trayectoria artística consolidada" y que los participantes "cuenten con experiencia comprobable en exposiciones de relevancia nacional o internacional", descarta a por lo menos 80 de las 89 propuestas recibidas. Es una broma vanagloriarse con la participación de 89 proyectos, porque son muy pocos los artistas panameños cualificados para este llamado. La convocatoria está hecha para artistas que se han formado en el extranjero, porque en Panamá no existen instituciones académicas que eduquen en arte de vanguardia. Panamá es un país en el que todavía no se utilizan modelos desnudos en las escuelas de bellas artes, por recato, mojigatería o por la razón que sea. Un país en donde, en pleno siglo XXI, no existen las carreras de composición musical ni de dirección orquestal; sin embargo, hace poco el Ministerio de Cultura organizó un concurso para encontrar al nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional que obviamente quedó desierto. Nos guste o no, Panamá es un país que se ha saltado casi todo lo que vale y pesa en arte vanguardista desde el siglo pasado.

Los participantes rechazados ahora son un número para las estadísticas de la convocatoria que resonarán impactantes en todos los medios: "Tuvimos 89 propuestas". La verdad es que si 88 de las 89 propuestas fueron descartadas, la convocatoria fue un desastre. Por la transparencia que tanto pregonaron, deben publicar el fallo firmado por el jurado, en donde explican los criterios por los que deciden, por unanimidad (si así fue), escoger a un dúo serbio/panameño para representar a Panamá en Venecia y no considerar, ni siquiera de finalistas, algunos de los 88 proyectos restantes. Sin esto, no hay transparencia y el resultado parece amañado y preconcebido.

Si en realidad quieren exportar lo que tiene de creativo e innovador el arte panameño, entonces hay que ser más inclusivos. La curaduría pudo armar un Pabellón en el que dialogaran los trabajos de artistas emergentes con los de artistas más experimentados, utilizando géneros diversos y técnicas contemporáneas. Seleccionar un único proyecto artístico, mitad panameño/mitad serbio, no evidencia lo que el país desde su geografía o desde la diáspora puede mostrarle al mundo.

Artículo publicado en el digital del diario La Prensa, el viernes14 de noviembre de 2025.

04 noviembre, 2025

De espaldas a la tribuna

Después del asesinato de Hugo Spadafora, la dictadura de Noriega, heredera de la dictablanda de Torrijos («dicta» es la clave, que nadie se engañe), entró en caída libre. En 1985, la ciudadanía era valiente: los estudiantes que desfilaban, a la altura de la tribuna de autoridades, decidieron dar la espalda al «presidente» y otros pasar corriendo delante de la representación política de un estado dictatorial corrupto.

No es ninguna locura, en estas fiestas tricolor, crónicas y de rebusca, volver a la valentía de antaño: dar la espalda a un presidente legítimo, democrático, pero que ha perdido todo contacto con la realidad ciudadana, que con un 34% legítimo es de los menos queridos. Sería una buena lección para el hombre que rofea cada jueves, autoritario y faltón, que nos señala chabacano y pedante el lugar de la lengua, dejarlo solo y sin desfile: lo que quiere es el baño de pueblo.

Tenemos que dar la espalda a un gobierno servil, que permite al embajador estadounidense participar de la vida pública y política del país como si fuese un nuevo virrey; que insiste en dejar caer la educación a todos los niveles; que no enfrenta con entereza radical y honesta la corrupción; que persiste en su nepotismo velado; un gobierno sin una política cultural rigurosa; que pretende actuar como si el pasado no existiera, con un mesianismo encarnado en un presidente que ya compite con todos los malos expresidentes, y tiene cuatro años para dejarlos muy atrás.

Si tuviéramos un mínimo interés ciudadano, le daríamos la espalda a la tribuna, o nos quedaríamos en casa celebrando la patria con honestidad activa, pero no, hemos entrado en el ciclo de fin de año: fiestas patrias, día de la madre y Navidad, verano, carnavales y ya veremos el año que viene en marzo si las escuelas se caen o no, si las pintan o no. Mientras, bandas y batuteras deleitando a un gobierno que no es la patria.

Artículo publicado el martes 4 de noviembre de 2025, día de los Símbolos Patrios, en el diario La Prensa.

22 octubre, 2025

Sin desfiles por la patria

Como todo gobierno «populachero» («populismo» es otra cosa), el nuestro utiliza las expresiones de jolgorio popular para hacerse fotos que hace pasar por aprobación ciudadana. Lo mismo el alcalde capitalino, variante en chiquito del mismo peligro que nos viene de Las Garzas. Allí donde haya gente gastando plata para celebrar polleras, sombreros o molas, estará el «Ejecutivo» para acompañarse de «su pueblo».

La patria no es el estado, ni el gobierno, ni un presidente, es una construcción social, cultural y sentimental, es una decisión que se toma cada vez que nos quieren hacer cómplices de la corrupción. La patria se cuida al momento de votar y se mantiene estando alerta ante los desvíos políticos de quienes gobiernan. Por eso les propongo lo que sigue.

Estas fiestas patrias, quédense en su casa. No compren uniformes de batuteras ni de bandas, no se quiten el poco chenchén que tienen para darle el gusto a una clase política que mentirá otra vez con discursos tricolor y sin soluciones de calado para nuestros grandes problemas. Este noviembre, sin desfiles por la patria, que sean los que no la respetan los que salgan a montar su teatro de mentiras politiqueras.

Pero me temo que no hay dignidad patria para hacer eso, o para dejar plantado el desfile navideño: ellos saben que «el panameño es así», y se gastan cinco millones en eventos internacionales, tres en el desfile navideño y siete en villas diplomáticas, y suma y sigue, y nadie revoca a nadie, todos se aguantan la mecha, «así es mi país», y los de arriba lo saben, cuentan con su participación para figurar en las fotos que mandan al exterior para mantener la mentira de «el país más próspero de la región», que vive sin buena educación, con mala salud y con una Biblioteca Nacional paupérrima.

Vayan a los desfiles patrios, celebren la Navidad para los pelaos: los de siempre cuentan con su complicidad por los próximos cuatro años.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 21 de octubre de 2025.

14 octubre, 2025

Las hijas del presidente

Es una cobardía mediocre, que descubre la incapacidad argumentativa de los que lo han hecho, utilizar un viejo video de las hijas del presidente, con personaje siniestro de Blue Apple al fondo, para implicarlas en unos «supuestos» que, como novela mediocre, tendría algún sentido, pero que en la vida real solo nos desenfoca del verdadero fondo del asunto: las formas de la corrupción.

El despacho de la Primera Dama, como muchas de las costumbres «sociopolíticas» que tenemos en nuestro país, son heredadas de los Estados Unidos. Es ridículo, como una monarquía, tener a la esposa del presidente ocupada en menesteres sociales que ya el propio estado debe atender. Es nepotismo barnizado de quehacer institucional, una forma elegante de corrupción.

Las hijas del presidente, por muy profesionales que sean, no deben figurar en ningún área gubernamental, tampoco el hermano del presidente, embajador en Portugal. Por mucho que usted tenga amigos, vecinos o familiares preparados para un puesto, no los nombre, eso es nepotismo, botellerismo, robarle al estado: no solo hay que ser transparente, hay que parecer transparente.

Esa moda de políticos diciendo en redes que los viajes institucionales o desplazamientos a ferias y desfiles folclóricos «me lo pago de mi bolsillo», solo revela lo poco transparentes que son. El estado tiene que correr con esos gastos, que están reglados y sujetos a fiscalización porque, aunque usted se lo pague, va a representar a una institución o a nuestro país y, si usted lo paga, no representa a nada más que a sus propios intereses.

No, las hijas del presidente no deben aparecer dando opiniones sobre ningún área del estado, ese es el fondo del asunto. Se votó por su padre, aquí no hay «pack familiar», esa es una herencia que no nos corresponde. Es hora de ir caminando hacia una sociedad madura, que haga las cosas como deben hacerse y no impuestas por viejos amos que ya están aquí para reclamar lo suyo.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 14 de octubre de 2025.

09 octubre, 2025

El profeta Amos

Lo que ocurre en Palestina tiene nombre: póngaselo usted en función de qué lado de los polos ocupe. Tiene derecho a su silencio, indiferencia o neutralidad. Pero opine con conocimiento de causa, o reconozca que al no tener la más mínima idea de los orígenes de todo aquello, usted no opina. Aunque le digo, es sencillo: es un asunto de humanidad.

Opté por releer al profeta Amos, que unos tienen por traidor, otros por equilibrado, y muchos por ser uno de los que mejor ha digerido y discutido el conflicto desde su impecable literatura: Amos Oz, el escritor israelí contemporáneo más leído, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2007, y que luchó, para más señas, en la Guerra de los Seis Días.  

Defendemos la paz a golpes, denunciamos la injusticia matándonos verbalmente mientras no somos nosotros los asesinados. Hemos convertido de manera perversa la muerte de otros en arma arrojadiza, instalados en la comodidad de nuestras batallas moralistas: lo que allí hacen recuerda los perores momentos de deshumanización de nuestra Historia reciente.

Oz dijo: «No hay otra solución, porque los palestinos no se van a ir, no tienen adónde. Los judíos israelíes tampoco nos vamos a ningún lugar, no tenemos adónde. No podemos ser una gran y alegre familia porque no somos una familia. Somos dos familias muy infelices. Debemos dividir la casa en dos apartamentos más pequeños.… en las dos partes hay un Doctor Jekyll y un Señor Hyde. Esto no es Hollywood con un sheriff y delincuentes, sino una tragedia griega. Justicia frente a justicia y muchas veces injusticia frente a injusticia».

Oz murió en 2018. Lo más seguro es que recibiría palos por ambos lados. Las líneas rojas se pasaron hace muchos muertos, hace muchos años, hace muchos atentados, hace mucho dolor atrás. Queda levantar las manos pidiendo que la muerte se detenga, en forma de plegaria o como gesto humano desesperado, pero ya hace mucho tiempo que ha sido suficiente.


Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 7 de octubre de 2025, dos años después de los actos terroristas de Hamás, y el inicio de una brutalidad contra el ofensor que no tiene precedentes. Ojalá, hoy (9/10/2025), se instale de verdad y para siempre la paz q
ue tanto queremos.

23 septiembre, 2025

New York, New York

Ya está allí, en la ciudad que nunca duerme, el «king of the hill», que deja atrás la melancolía de pueblo, el blues tricolor, para participar en la Asamblea de la ONU, buscar chenchén para la empresa privada y operarse un hombro, en New York, lejos del ruido del patio limoso y el olor a injusticia que se ha tomado este país, y que él y su gobierno/contubernio se han propuesto mantener: todo por la clientela.

La decisión de operarse en la «Gran Manzana» fue comunicada en el rofeo de prensa del jueves, con una muletilla innecesaria por obvia, pero muy reveladora: «lo pago yo, por supuesto», poniendo al descubierto lo que es un secreto a voces: mejor es gastarse la plata en médico fuera, que sufrir la falta de insumos en nuestra querida tierra. Lo más paradójico de todo es que se va a reunir con los de la «Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el propósito de concretar el traslado de la sede de la OPS a Panamá». Traer la máxima representación de la salud a un país en el que no quieres operarte, es un insulto a cualquier mínimo intelecto.

Quizás la villa de 7 millones de dólares en reparaciones sea la respuesta a la falta de insumos (y muchas cosas más) que, sumados a los 5 millones de dólares de los Premios Juventud, que nadie explica a quién benefician (no a Panamá), puedan hacer la diferencia para que, «con paso firme», tengamos un lugar para el alivio del hombro presidencial.

Dios nunca fue panameño, no somos el corazón del universo, ese es el cuento que nos han dado a comer. Vivimos por encima de nuestras posibilidades morales, confiando en unos y otros, creyendo que las cosas pueden cambiar, pero nadie les planta cara a los corruptos: no somos New York, no tenemos buenos hospitales, y eso lo confirma el hombro del presidente.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 23 de septiembre de 2025.

27 agosto, 2025

Los aparecidos

En política existe una figura que solemos ignorar por la memoria cortoplacista que tenemos y la indiferencia pragmática que se come la poca integridad que nos queda: el aparecido. Su hábitat natural es la impunidad y el gatopardismo, y se alimenta de la incapacidad ciudadana de distinguir lo correcto, que ha sido sustituida por lo que «compensa». Porque, aunque les parezca mentira a estas alturas, sí que hay una manera correcta de ser y de hacer.

A los aparecidos comunes (Torrijos, Moscoso, Balladares, RM que es RM), asimilados con la complicidad de todos, ahora se suma Varela, que ha aparecido dándose un baño de abrazos de sus "copartidarios (vamos a dejarlo aquí), y no sabemos si amenaza con volver, lo cierto es que es una mala noticia para los panameños. Pronto saldrán de su cueva Cortizo y Gaby, que son los que faltan para que el convivio exhibicionista de «ex» se dé como un carnaval de corruptelas y millones desperdiciados para risa de ellos y sus partidos y escarnio contra los contribuyentes.

¿De dónde vienen los aparecidos? Busca en sus casas lujosas y en sus empresas opacas. ¿Y por qué es que se aparecen? Porque todos somos igual de olvidadizos. ¿Y cuándo vuelven los aparecidos? Cada vez que lo trae la impunidad. ¿Cómo se le habla al aparecido? Con el qué hay pa’ mí apretando por dentro. (Paráfrasis).

El olvido en política es impunidad. El sistema corrupto se nutre del buenismo ciudadano que hace borrón y cuenta nueva cada legislatura, porque quiere beneficios, lo que le convenga, y nada más. La necesidad se ha hecho combustible, de tal manera que la salvación del país pasa por la mina, que no es el problema, sino la manipulación del asunto para hacer lo que les conviene a ellos, a los aparecidos, que vienen a salvarnos de «un mal mayor», cuando lo peor que podía pasarnos ya pasó: que fueran presidentes de la república.

Publicado el 26 de agosto en el diario La Prensa.

10 junio, 2025

Sordera destructiva

Panamá es un «Estado sordo», lo demuestra el presidente de la República, y la principal causa de ese mal es que se escucha en exceso así mismo, igual que los «líderes» de opinión en redes, que no se les ve rectificar nunca: están tan pagados de sí mismos que el ruido que los rodea es, como nunca, ensordecedor, al punto de que cada opinador es en sí mismo un universo mutuamente excluyente, por su puesto, de cualquier razón que pueda tener otro.

La consigna no es ofrecer soluciones, sino imponerlas, tener razón, que me den «me gustas» virtuales, insultar al que no piensa igual y hasta bloquearlo, menos mal que no ejercen el poder, y los que lo ejercen se dedican a hacerle la vida de cuadritos al que discrepa, y muchos discrepantes se victimizan para que les den sus «me gusta»: Panamá renunció al criterio hace años, y tiene a sus viejas glorias intelectuales insistiendo en ideas y códigos caducos, la mayoría en silencio esperando a que escampe.

Cuando Estados Unidos vino a contarnos nuestra Historia, nadie dijo nada en el exterior (apenas unos artículos tímidos), nadie salió a contar nuestra parte del «relato» pero, ahora que la violencia se ha desbordado, salimos en medios internacionales y nadie sabe cómo explicarla, y cuando se logra, se niega la mayor, y nos creemos la mentira del gran país y la mitología de balboas, polleras y de ser los primeros en la región: somos víctimas de nuestra fantasía nacional.

Nadie escucha, y quien tiene posibilidad de sosegar las cosas opta por la sordera rofiona y destructiva. Se nota que no estamos preparados para desmontar la corrupción, porque detrás de ella se encuentra la razón de ser de nuestra ficción. Optar por el criterio reflexivo de nuestra circunstancia implica reconocer que nos hemos hecho los pendejos por mucho tiempo, pero aunque duela el orgullo, vale la pena: nos daremos la oportunidad de ser lo que de verdad podemos.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 10 de junio de 2025.

La ilñustración es del ilustrador polaco Pawel Kuczynski (pincha aquí para ver su obra).

03 junio, 2025

Yo le doy una respuesta, Juan Carlos Tapia

«Yo me hago esta pregunta?*», comienza su tuit, y yo le voy a dar una respuesta porque sus palabras representan el fallo argumental de muchos panameños: «permitir» la libertad de expresión según nacionalidad, credo, género, condición o raza. En este tipo de manifestaciones es donde las personas se retratan: le sale el cobre al oropel democrático que venden. Habrá acertado antes, pero en esto se equivoca.

«Aceptarían los colombianos una persona con acento panameño diciéndole a ellos lo que tienen que hacer para tener un mejor país?», sigue usted, entonando un discurso, como poco, xenófobo, según el DRAE. Por el «acento» quiere decir por el «origen», así que los colombianos, por tener acento panameño la persona, no aceptarían escuchar qué tienen que hacer para mejorar. Eso demuestra qué hace usted con las soluciones que se nos ofrecen, no escucharlas, como si el acento panameño dotara de acierto lo que se dice sobre nuestro país.

«Por que nosotros los panameños tenemos que aceptar a una persona con acento colombiano que nos diga a los panameños que es lo que es bueno o malo?», insiste, preguntando lo obvio: aceptamos porque suele tener más razón que muchos panameños con acento, que no distinguen entre derecha e izquierda, y porque las personas inteligentes escuchan con respeto y luego discrepan. Lo que escribió debilita su argumento, exhibiendo lo que de verdad piensa.

«Creo con todo respeto, que Colombia tiene muchos más problemas que Panamá y ella debería dedicar su esfuerzo a su país», termina, suscribiendo el «mal de muchos, consuelo de tontos», y diciendo a Sabrina Bacal a qué debe dedicarse. Se disculpó, como «El rofión de Las Garzas», «si mis palabras la ofendieron», no sé si lo hizo, pero ofenden a la inteligencia. Se pone de relieve que estamos faltos de «Lo mejor de los libros», porque de boxeo ya tuvimos bastante y no solucionó nada. Defiendo su libertad de expresarse, le respeto, pero su opinión no merece ninguno.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 3 de junio de 2025.

*Las faltas de ortografía del entrecomillado corresponden al tuit original, que se ha corregido en la publicación del diario La Prensa, y que quise dejar como constancia.

27 mayo, 2025

La “Bochinchosa” y la democracia selectiva

Me parece oírla cantar «me llaman la bochinchosa porque sé muchas cosas», mientras regresa de Colombia de mandarle a hacer la banda presidencial a RM, y estoy seguro de que se lo dijo su vecina Bartolomea —«y a mí no me lo crea»—, que hay unos «parlamentarios» que quieren tumbar al presidente, y yo me pregunto si será verdad, pero ella, como Rasputín: discretísima hasta el fin, nunca nos dirá, para ser responsable con la ciudadanía de este país, quiénes son los cabecillas de semejante insensatez.

Otros celebran que el ejecutivo aplaste el SUNTRACS, aunque, con carita de yo no fui, el presidente diga que él no puede dar órdenes de entrar con un cuerpo de asalto (la escena es de película) a la sede de cualquier organización. Esa idea selectiva de la democracia, que se ríe cuando intervienen en la libertad de otros, es como escupir para arriba. El ejecutivo da otra lección autoritaria y manda un mensaje a la nación: el próximo puede ser usted, aunque usted no lo crea.

Insinuar golpes de estado es irresponsable, y seguro que punible. ¿No hay ningún abogado que lo denuncie? ¿No hay un Ministerio Público que actúe de oficio, que exija que la expresidenta diga la verdad? Miente o es cómplice si no dice los nombres de los presuntos golpistas. Pero, como siempre, veremos antes en el banquillo a un ladrón de mamallenas que a una terrible expolítica tirar la piedra sin esconderse, dando otra lección de democracia selectiva: yo si puedo delinquir, tú no.

Veremos a la justicia, ágil, acabar con el sindicato, y comprobaremos lo que ya sabíamos, pero nos hemos hecho los pendejos todo este tiempo: la justicia, como la democracia que practicamos, es selectiva, siempre para los otros, no para nosotros y los nuestros. Esta forma de ver la justicia y la democracia manifiesta nuestra incapacidad para comprobar la fragilidad de nuestro sistema y dimensionar lo que está ocurriendo.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 27 de mayo de 2025.

El título correcto (hay una errata en el tútulo en la edición digital y de papel) es "La "Bochinchosa" y la democracia selñectiva", con B mayúscula, porque se alude al personaje televisivo de los ochenta en Panamá.

21 mayo, 2025

Autoritarismo

Otra vez: Panamá votó, y con un 34%, José Raúl Mulino ganó las elecciones. No vale ahora insultar a los que le votaron, si acaso debemos criticar con rigor un sistema que permite que tan poca representación ponga en Las Garzas un presidente que gobierna para los suyos, y que tiene en solfa a la «mayoría» que no lo eligió, pero que le debe respeto y sujeción constitucional. Esta anomalía legal convierte a la «mayoría» que no le votó en una suerte de oposición ciudadana que solo puede hacer oír su voz protestando en las calles, lo cual es legítimo y está garantizado por ley.

¿Qué puede hacer el presidente? Rofear, pedir disculpas reído, y luego entrar en una deriva autoritaria que no es potable para ninguna democracia, pero, si lo piensan bien, ¿qué remedio le queda al 34% ante el resto del país descontento por sus acciones? O sacas a la policía a la calle o es imposible mantener el orden, porque en este gobierno falta capacidad de escucha y altura política: Cortizo es ahora bueNito, y Mulino, un tipo emberracao que nadie se toma en serio si no es por la fuerza.

A río revuelto los nostálgicos hablan de «dictadura», siendo ellos PRD, como si Torrijos hubiera ganado las elecciones del 68, y otros le afean al presidente su pasado civilista, como si aquel movimiento no lo hubiera arropado la mayoría de los panameños de entonces, o como si esa militancia le hubiera convertido en el autoritario que es. Lo que nos hacía presagiar su deriva autoritaria fue su gestión como Ministro de Seguridad.

El presidente puede tener comportamientos dictatoriales, más bien autoritarios, pero no es un dictador, no exageren, tengan respeto por los que de verdad han estado bajo una dictadura en este mismo país, no inventen escenarios indeseables, suficiente con la mala imagen que estamos proyectando, y que nadie es capaz de explicar ni dentro ni fuera de nuestro país.

Publicado el martes 20 de mayo en el diario La Prensa.

La ilustración es del artista Mana Neyestani @manayenestani

13 mayo, 2025

Perdón, señor presidente

Quiero pedirle perdón por llamarlo «el rofión de Las Garzas». Expresó hace días que a usted lo ofenden y nadie le pide perdón. Dirá, «¡vaya pendejo este!», pero, aun así, perdone. Lo más seguro es que nunca haya leído una línea de lo que he escrito. Sé que lleva una vida muy ocupada para leer, y se nota, perdone, pero usted ocupa Las Garzas, rofea, y el resto es historia: calificativo más nombre, igual a sobrenombre o caricatura, perdone otra vez, se me sube el escritor a la cabeza.

Sé que su 34% es legítimo, y que hay quien se hace el pendejo, como si todo el «mal Panamá» hubiera nacido con su mal gobierno, pero es usted el que ocupa la silla, y la sombra alargada de RM se le nota. Usted no es transparente —omnipresencia en medios no es transparencia, es «taquilla», mire la «yuca USA» que nos endosó, espero no estar ofendiéndolo, si es así, le pido perdón, sin argumentar el tamaño de la mecha.

Usted no tiene que ser buena gente, fue elegido para ser buen gobernante, no exagere, ni meta a su familia en esto, ni hermanos, hijas, ni esposa: a la política se viene solo, a lo otro se le llama nepotismo, aunque se disfrace de embajada o despacho de primera dama; y sí, es cierto, nadie debe faltarle al respeto a familiares de la persona con la que debate, es ignorancia, y merece nuestro desprecio.

Nos dejamos confeccionar un país de ciegos, con un par de tuertos que se ríen al ver cómo nos comemos unos a otros, un poco como usted —perdón—, en su perdón leído y reído, como contento de tenernos donde estamos, perdone, serán cosas mías, pero aquí van mis disculpas, y qué magnánimo usted que ya ha pasado página, pero intuyo que seguirá rofeando, creyendo que hay que gobernar contra todos, mucha testosterona y poca neurona. Perdone: le eligieron justo para lo contrario.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 13 de mayo de 2025.

08 mayo, 2025

Burlas, libertad de expresión y una princesa

Una de las peores ministras es la de Educación. Ya lo demostró y vuelve a demostrarlo: pocos tienen dos gobiernos para hacerlo igual o peor de mal, pero eso no justifica que nadie haga burlas racistas. Hay que condenar estas conductas, al igual que la xenofobia escondida tras un nacionalismo ignorante, que cree que por color de piel o nacionalidad se tiene más o menos razón o se puede o no opinar: la mediocridad es así de atrevida.

La libertad de expresión está cada vez más comprometida en Panamá por dos vías: la oficial, que no tolera críticas y rofea cada jueves a los medios, y hace movimientos sospechosos en contra de ciertos agentes de opinión. La otra, la cada vez más evidente mediocridad de los propios medios: programas de opinión autocomplacientes, artículos pésimos, y mucha información de agencias, que sirven un plato frío de noticias enlatadas que indigesta al público, que se presta por su parte al juego peligroso del insulto y la censura: las redes arden de cabezas huecas que son un peligro con miles de seguidores.

Mientras, Panamá solo es noticia por el atraque del Juan Sebastián de Elcano, que esta vez tiene entre sus tripulantes a la princesa Leonor de Borbón, y la reina Letizia (coincidiendo por casualidad con el día de la madre) la fue a visitar. En las imágenes de la televisión pública española, se ve que los llevaron de paseo por Panamá Viejo, y poco más: de nuestra circunstancia y de nuestra parte del relato, no se dice nada, a nadie le importa y nadie quiere hablar más que la paja que se consume dentro del país.

Seguimos ensimismados, creyendo que las viejas gestas mueven la rueda del compromiso democrático: estamos en manos de nostálgicos y desafectos, lo que nos lleva a la mutua desconfianza y al silencio ruidoso que producen las opiniones cruzadas. Al final nadie sabe qué decimos, y eso nos hace sospechosos de estar perdidos.

Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 6 de mayo de 2025.

02 mayo, 2025

El rofión y la guarida

Pese a quien le pese, el 34% del inquilino de Las Garzas es democrático, constitucional y, por lo tanto, legítimo: los que pretenden atacar por allí al gobierno parecen estar enfermos del mal que nos aqueja hace décadas: hacerse el pendejo. Si buscan los porcentajes presidenciales anteriores verán que algunos sacaron menos. O se respetan las normas o se cambian, pero no se deslegitiman, eso es de una ignorancia torticera reprochable.

La Universidad de Panamá, no es perfecta, es más, necesita una refundación urgente, y da igual lo «orgullosamente» (adjetivos terminados en «mente», cuidado) egresado o ingresado que seas. Ahora bien, eso no la convierte en «guarida de terroristas», como ha señalado el Rofión de Las Garzas, en otra de sus desafortunadas intervenciones, demostrando que va «con paso firme» hacia la crispación: mucha testosterona, poca neurona.

Insisto, las redes están llenas de opinólogos ignorantes, seguidos por miles de acólitos, en una exhibición vergonzante de retroalimentación retrógrada y peligrosa que no soluciona nada, pero que descarga cualquier verdadera participación: uno le escribe al presidente, o al alcalde, o al diputado o canciller, y cree que se le escucha, pero no, tienen mucha cara dura y no la dan, y el ciberespacio, que aguanta todo, hace el resto: se traga la capacidad de actuar del ciudadano.

A alguien le conviene que las cosas sigan igual. Advertimos desde el principio que el deterioro de este gobierno sería rapidísimo, por el seguidismo clientelar, por la impunidad con que se encubre todo, y por cómo ex (vicealcaldes, diputados y presidentes) que ya tocaron poder, se rasgan las vestiduras haciéndose los pendejos, como si nunca hubieran estado allí, decidiendo.

Veremos como el rofión termina convirtiendo en caos la poca paz que nos queda. El matón de patio es así, está dispuesto a llevar su absurda sin razón hasta las últimas consecuencias con tal de no reconocer que se ha equivocado. Pero está tranquilo en su gruñir: no le pasará nada, como a los anteriores.

 Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 29 de abril de 2025.

23 abril, 2025

Cuando todo es silencio

Todos escuchamos al presidente decir que no necesitaba compañeros de viaje para enfrentar la peor crisis en materia de soberanía que hemos tenido desde la Invasión de Estados Unidos. Nadie se explica bien qué ocurre en el país, mientras que la administración Trump se ha hecho dueña del relato. Desde aquí exigimos que lleven a los visitantes del «norte» a ver el nuevo Canal, como si fuesen a caer en cuenta de que están hablando paja y se irán pidiendo disculpas, una ingenuidad muy a nuestro nivel.

Leo un ¿comunicado? en X, de parte del canciller Martínez-Acha, dos imágenes llenas de errores gramaticales, medias verdades, excusas, y llamados a fomentar «espacios de diálogo» con la sociedad civil que, de darse, terminarán en el mismo lugar en el que quedaron las intervenciones ciudadanas sobre la CSS. Dice el canciller que el asunto es más complejo que un tuit, no acepta críticas, y nos invita a investigar. Lo que pasa es que no quiere que piensen distinto a él y que le compren su estrategia como la buena.

Todo es silencio cuando, encima, nuestros periodistas de edición estelar, que tanta influencia tienen y tan agremiados están, no consiguen poner nuestra parte del relato en órbita. No son capaces de escribir artículos en las principales cabeceras del mundo, ni de dar entrevistas sobre lo que aquí pasa: no tienen cobertura internacional, nos tienen tan aislados como la diplomacia de este gobierno.

La diferencia entre esta situación y la del dictador Torrijos, es que él supo encontrar compañeros de viaje. Mulino no es Chiari, no puede, porque había muertos sobre la mesa, esa es la verdad: el mundo nos miró porque nos habían disparado. Este gobierno puede imitar a Torrijos, a Chiari no, porque a él le tocó gestionar un martirio que no esperábamos ni tampoco buscamos. La diplomacia es hablando, es contando nuestra parte del relato, pero nos tienen, entre unos y otros, instalados en un peligroso silencio.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 22 de abril de 2025. Puedes leer el artículo también aquí.

15 abril, 2025

Complicidad crónica

La capacidad de los panameños de hacernos los pendejos es de campeonato. Cada marzo, desde siempre en este país, las escuelas no están listas para recibir a los estudiantes, pero nos sorprendemos y nos indignamos hasta que pasan una semanas, y nos olvidamos, otra vez, de lo mismo. ¿Desde cuándo los chances clandestinos? ¿Desde cuándo las botellas? ¿Desde cuándo los «Bolota», «Benicio», «Toro», «Loco», corruptos, huelguistas y vende patrias?: de toda la vida. Pero nos hacemos los pendejos, otra vez.

En redes, sobran políticos sorprendidos, abogados sorprendidos, poetas patrioteros sorprendidos, nacionalistas sorprendidos, y hasta periodistas sorprendidos, que dicen que este país es previsible, y lo es, pero por la complicidad crónica de la que formamos parte, y que se demuestra en el «periodismo» pueril que practican los que quieren azuzar a la gente sin dar nombres de lo que dicen denunciar, asumiendo su responsabilidad en el silencio internacional de nuestra causa. Hacerse el pendejo nos hace cómplices de la corrupción sistémica o de una profunda ignorancia de lo que somos.

Panamá ha muerto, «entre todos la matamos y ella sola se murió», y no aceptamos que somos parte del problema: que un gobierno con un 34% no representa nada; que sentarse a esperar que pase la era Trump o Mulino es cobardía; que invocar a un dictador muerto como fuente de frases soberanistas o profeta de nuestra circunstancia, manifiesta que tenemos lo que nos merecemos. Somos tan cómplices, que seguimos aguantando a expresidentes y exmagistrados hablando por televisión, o a expolíticos criticando la situación actual, pero cuando estuvieron en el poder, seguro, vieron cosas y miraron para otra parte.

Hablan paja de revocatoria de mandato, y ningún político se atreve a presentarla. Tienen miedo a no dar la talla. Prefieren seguir crónicos y cómplices, no complicándose la vida, agitando banderas en manifestaciones de lunes a viernes. Así es mi país, y por eso tiene lo que se merece: es lo que tiene hacerse el pendejo.

Artículo publicado en el diario La Prensa, 15 de abril de 2025. Léelo en el periódico pinchando aquí.

08 abril, 2025

El rofión de Las Garzas

El presidente con minúsculas, José Raúl Mulino, es lo que Donald Trump al resto del mundo: un rofión, un matón de barrio, el cocorronero del recreo, el gritón, el rofeado por el más grande que viene luego a rofear al más chico. Ha perdido, desde hace muchos jueves atrás, cualquier mínima razón que pudiera tener en medio de la deriva absurda en la que lleva instalado desde el día uno de su mandato del 34% democrático.

Rofea periodistas, maestros, ciudadanos, diputados y a todo el que se le ponga delante, menos a los «Rubios» del Norte, Donald y Marco, que se han convertido en sus jefes aunque él piense que no, plegándose a lo que le dicen y permitiendo al Comando Sur hacer sus obras de caridad con insignia en los uniformes de «fatiga» que comparten banderas. Resumiendo: el jefe de los patriotas cobardes e inactivos de este país, que sumado a periodistas e intelectuales más quietos que una iguana al sol, conforman la liga del silencio tricolor.

Sentó a la mesa a los que votaron a su favor, una comida penonomeña envenenada políticamente. La esperanza de un partido independiente se ha pegado un tiro en el pie, y el rofión contento, porque al final todo el mundo cede y consiente, total, solo quedan cuatro años, y no hay revocatoria posible: Panamá aguanta a cualquier mal gobernante cinco años, pero nos hacemos los pendejos, diciendo que todo es previsible, sin reconocer que tanta previsibilidad no es más que complicidad con la corrupción que nos permea.

El rofión de Las Garzas seguirá empeorando: el peligro en perfiles como este es la poca neurona y el exceso de testosterona, que terminará por encender la llama de la inestabilidad ciudadana porque, a los rofiones, vivan donde vivan, siempre les sale uno más bravo: o desde el Norte en inglés o por las calles del país en buen panameño: que nadie subestime la rabia que pueden acumular los rofeados. 

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 8 de abril de 2025. 

02 abril, 2025

Mulino por el mal camino

Ya lo dijimos*: «Pasados los fastos de la toma de posesión (rey de España incluido), amanece el día uno de la “Era RM”, que mantiene la ambigüedad de sus siglas, detrás de las cuales no se puede uno aventurar a trazar una línea que divida a RM de RM, más allá de aquella frase célebre: “mi amistad llega donde empieza el cumplimiento de la ley”. Veremos, amanecido este nuevo gobierno, hasta dónde nos llevan los RM».

Este es el gobierno que más rápido se ha corrompido, el que presenta el más alto nivel de pillaje, el que más mediocres aglutina, el que más rofión ha salido, y el que peor oposición tiene, siendo que le ha votado solo el 34% de los panameños. Es al que más trampas se le va a permitir, porque ya hay por allí algunos que hacen la aritmética de mediocre ciudadano: ya queda menos para que se acaben los cinco años. 

RM da un salvoconducto a RM, la amistad ante todo, y la ley para los tontos de siempre. Los del buen camiNito han rofeado y mentido hasta conseguir lo que quieren: uno, irse con la plata y sin pisar la cárcel; el otro, aprobando con la complicidad de los diputados una ley de la CSS que no es otra cosa que hambre para mañana, que no resuelve el fondo del asunto. Y está lo de la mina, otro cuento/yuca que nos van a meter.

¿Quién se atreve a una revocatoria de mandato? La cobardía nos consume, y no faltará el que diga que no es el momento para experimentos, pero la verdad es que cualquier cosa es mejor que este gobierno, que ha demostrado que se puede hacer peor que la suma PRD y Panameñistas, pero que nadie olvide que a los RM no los puso unos extraterrestres, les votaron los ciudadanos, y también lo hicieron a su blanda oposición. «Sarna con gusto no pica», dicen, pero pica demasiado.

*(Artículo del 2 de junio de 2024).

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 1 de abril de 2025.

26 marzo, 2025

Thierry Henry en Panamá

El alcalde de la ciudad de Panamá, Mayer Mizrachi, ha cursado una invitación en nombre de la ciudad y a su cuenta, al ex jugador de fútbol Thierry Henry. El mismo alcalde, que decidió en su momento «posponer» los concursos literarios León A. Soto y Changmarín, porque «no hay plata» y por tener una deuda de 140 millones de dólares, es el que ahora, en un acto de soberbia institucional, se inventa este desembolso sin propósito ni beneficio para la ciudad.

Este alcalde, igual que el presidente, han demostrado que siempre hay plata para lo que se quiere, y que, aun sin saber que pasó con los famosos 500 millones, que habrán entrado en las arcas, dijo, y se habrán gastado, siempre hay para viajar y hacer viajar a quien quieran, haciendo creer a los congos de los votantes que es bueno para ellos, aunque no les resuelvan las necesidades básicas.

Pero organizan carnavales y desfiles navideños; van a Davos a decir obviedades sobre Panamá y el Canal y se hacen fotos encontradizas con mandatarios, como si de verdad estuvieran sumando aliados a nuestra causa, pero nada, en el fondo nos gustan, presidente y alcalde porque, a pesar de no haber vicepresidente y no terminar de hacer la reducción del estado y del clientelismo (tampoco hay vicealcalde, otro que tal baila), nos tienen amaestrados y resignados a aguantar cinco años, y en eso sí somos buenos patriotas: nada de revocar un mandato presidencial, no, que se nos tambalea el negocio.

Thierry Henry no hace nada en Panamá. Para él, como para tantos ilustres visitantes, somos solo un escenario exótico, un «Hub», pero nunca un interlocutor intelectual válido, nunca una sociedad de artistas y pensadores serios. Mejor futbolistas que ganen batallitas deportivas que el estado no puede ganar, para hacerle creer «al pueblo» que «alcanzamos por fin la victoria», cuando siguen mintiendo sobre nuestra circunstancia desde Estados Unidos, y nosotros seguimos callados, cobardes y serviles.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 25 de marzo de 2025.

18 febrero, 2025

Panamá, archipiélago

Hemos llegado a un punto peligroso para nuestra democracia: nos hemos transformado en un archipiélago. Cada uno es una isla, regida por sus propias convicciones, con un amplio aparato de desconfianza, y con una preocupante impermeabilidad al criterio y a la búsqueda de soluciones. Nos hacemos trampas dialécticas, seguimos jugando al viejo bloque derecha-izquierda mientras los enemigos son otros.

El presidente de la república rofea, los sindicatos rofean; rofea la policía y los ciudadanos rofean a la policía, y así nos vamos aislando como sociedad, evidenciando una alarmante «nostalgia del dictador»: unos quieren un Bukele, un Trump, o un resucitado Torrijos o Arnulfo Arias: alguien que venga y nos resuelva la corrupción clientelar que nos hemos creado.

Los periodistas opinan, hacen editoriales, predican su doctrina sin soluciones y siguen generando una profunda desconfianza, y son sustituidos por una caterva de opinadores con miles de seguidores en redes que son peligrosísimos, y que generan a capricho un caos que el ciudadano se cree porque no tiene criterio y le parece más fiable. Las islas de este archipiélago que somos, se hacen más visibles en la redes, que no son más que el consuelo de los necios.

Es tramposo oponernos como panameños unos a otros. Si eres policía, «represor», si sindicalista, «terrorista», lo que es de un simplismo triste que nos desvía de lo que es importante: tenemos que hacernos oír, pero no de cualquier manera; que somos todos panameños, aunque unos se crean más patriotas que otros; que no podemos renunciar a ser istmo por ser archipiélago: corremos el riesgo del «divide y vencerás», y ya nos llevan ventaja.

«No me sirve la razón si tú no estás aquí», dice la canción, pero esta sociedad es de razones y no de soluciones. Nos gusta hablar paja, tener razón en nuestro fuero interno, en nuestras redes, esperando que al salir de casa todo esté solucionado, pero que va, eso es cuento, es ignorancia y falta de criterio.

Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 18 de febrero de 2025.

Lee aquí el artículo en el periódico.

10 febrero, 2025

Vuelta a Isla Grande

Mi abuelita Chela me pagó el uniforme, y el Jefe Nacional Rover me pidió que dirigiera para ese domingo, a modo de pensamiento espiritual, unas palabras a los participantes de lo que sería mi primer y único ENARO (Encuentro Nacional Rover). Era el verano de 1990, y teníamos toda la vida por delante. El destino, Isla Grande, en el atlántico colonense.

Del viernes 9 de febrero al domingo 11, nos reuniríamos para hablar de nuestros asuntos, conocernos, y juntos proyectar el futuro de nuestra rama dentro del movimiento nacional Scout. Éramos la culminación de un proceso de transmisión de valores que comenzó en la manada de lobatos y pasó por la tropa. Iban a ser días radiantes de verano para un puñado de buenos jóvenes.

Al pasar los años la memoria se fija. Las muescas en el alma, su escandaloso silencio y su rugido de mar no dan tregua nunca; visitan, quiera uno o no, la vida cotidiana para restregarnos el miedo que creemos tener atado en corto. Treinta y cinco años después me veo sentado con mi patrulla almorzando, y un rover chiricano, empapado, nos dice que se habían caído siete compañeros al agua. Corrí con la certidumbre de que nada es imposible para el rover, queriendo recoger palos y ramas de palma largas para tenderlas a las manos zozobrantes de mis amigos, y escucho la voz del chiricano en la carrera diciendo que eso no sirve, y constatar, al llegar al lugar de la tragedia, Punta Miraculo, que solo una muchacha flota por su vida. Me agarraron, iba a tirarme al agua, y me dijeron que no se podía, y por primera vez supe que hay muchos imposibles para el rover,  para todo ser humano.

El mar, ese que Alberti pintaba en su poesía, rugía, amenazaba con tragarse la isla. Las olas atlánticas reventaban violentas contra los arrecifes. Un hombre amarrado a una gruesa soga se lanzó a rescatar a aquella muchacha que flotaba, y el alma le regresó al cuerpo, la salvaron, se salvó. El saldo final: cuatro rovers fallecidos. Ese 10 de febrero, la noche se nos vino encima a las 12:55. Y el mar rugía, y yo le temí para siempre.

Miro los recortes de prensa. En internet no hay información sobre aquel suceso. El domingo por la mañana me tocó hablar, uniformado y sin saber bien que decir. No recuerdo que dije: me veo delante de un grupo consternado que buscaba respuestas y asideros para continuar. En la ciudad de Panamá, la noticia saltó esa mañana de domingo. La tristeza y la confusión tomaron mi casa y no hubo paz hasta que llegué. Mi hermano abrió la puerta y le abracé fuerte, le dije que no pude hacer nada. Pablo me consoló de mi tristeza abrazándome más fuerte.

Un día de verano, sentado en una playa española, con el miedo en el alma, mi hija mayor me dijo «vamos». Lucía, mi niña valiente a sus escasos tres años, que domaba las aguas con su inocencia de sirena en ciernes, me llevaba del dedo índice hacia el agua. Iba detrás de ella, y el mar apenas susurraba espuma de estío. Aquel día mi hija me devolvió el mar de Alberti, derrotó mis viejas tristezas. Recordé a Alain, a Claudio, a Nelson y a Omar.

En la memoria, vuelvo a Isla Grande para visitar las ausencias. Treinta y cinco años después, las imágenes permanecen nítidas, «Siempre listo» el recuerdo, y la mano izquierda, cercana al corazón, tendida en saludo fraterno, donde se lleva a los compañeros ausentes y no hay lugar para el olvido a pesar del miedo, a pesar del tiempo.

05 febrero, 2025

Es tiempo de alzar la voz: el silencio de Panamá


Vamos a partir de la base —es urgente—, de que en el exterior hay un solo relato sobre la situación panameña por las presiones del gobierno de los Estados Unidos: el de Donald Trump. Dejemos a un lado, por ahora, la búsqueda de culpables (volveremos a ello, y con detalle), y centrémonos en quiénes son los responsables del silencio tan perjudicial al que estamos siendo sometidos, o que deseamos en nuestro fuero interno por intereses espurios.

En redes, muchas personas se desgañitan escribiendo soflamas, muy tricolor, pero poco prácticas. Se evidencia lo que llevamos tiempo denunciando: una capacidad crítica subterránea y una deficiente comprensión lectora de nuestra historia reciente, que cursa con una cronicidad que amenaza con el absoluto olvido de nuestra razón de ser. Hay expolíticos de todo pelaje que van dando sus opiniones sobre el asunto, los mismos de siempre, de todos los partidos, principalmente de los dos culpables, PRD y Panameñismo, sin ninguna vergüenza, olvidando lo que han hecho o dejado de hacer cuando les tocó gobernar. Las redes demuestran que llevamos olvidando cómo hemos llegado hasta aquí por lo menos desde hace 25 años.

Sorprende sobre todo la incapacidad de los medios de comunicación. Ante este silencio internacional, ninguna de las «estrellas» de la opinión en Panamá son capaces de mover un dedo para que colegas suyos de otros países les ofrezcan espacios para explicar la causa panameña. Escriben largos textos o se graban dando sus «editoriales», tuitean mucho, pero no se les ve en las televisoras y radios de medio mundo hablando de lo que es importante.

Yo les propongo que lo hagan, que hablen con sus colegas de otros países, que busquen plataformas donde puedan dar su perspectiva de lo que nos pasa. Basta ya de quejas tuiteras y pasemos a la acción, como están haciendo algunos panameños en el exterior, convocando charlas sobre el tema del momento y buscando espacios para llamar la atención sobre nuestra circunstancia.

La falsa percepción de que informamos y estamos siendo informados ha saltado por los aires con la crisis que estamos atravesando, pero lo que de verdad asusta es que nadie sea capaz de llamar la atención del mundo sobre el nuestro país, sobre sus ciudadanos, no sobre la infraestructura, que no sería nada sin los hombres y mujeres que la dotan de vida. ¿Dónde están estos medios? Ellos no son los culpables de la situación, pero creo que son responsables de hacernos oír más allá de nuestras fronteras.

Sería ideal contar con un servicio diplomático eficiente, pero la verdad es que no lo hemos tenido nunca, y no es el momento de pelear con eso (ya lo haremos), pero no caigamos en el ingenuo adanismo ni en el mesianismo necio: esto viene de lejos, como lo que pasa en las alcaldías de Panamá y San Miguelito (por ejemplo), pero los exalcaldes o ex vicealcaldes se hacen los que no saben nada, como los expresidentes. Pero esos son otros quinientos pesos.

¿Lo hacemos? ¿Ponemos en marcha con sus contactos una red de voces que expliquen la causa panameña? ¿Tenemos contactos en Chile, en Colombia, en Perú, España o Francia? ¿En alguna parte? ¿O estamos silenciados por incapacidad propia y autoengaño de país? Si ya lo están haciendo, compartan los enlaces, háganlos correr, los negativos, en los que nos llevan ventaja, los conocemos: necesitamos ver a nuestra gente defendernos fuera de nuestras fronteras.

A ver qué pueden hacer los medios, a los que pongo en copia en este escrito. Es la hora de mirar más allá de nuestras columnas y programas y opiniones taquilleras o del día a día, muy solventes y edificantes, pero hay que dar la talla fuera de nuestras fronteras, es hora de demostrar lo grandes o pequeños que somos de verdad. Es tiempo de alzar la voz.

Pedro Crenes Castro

Escritor.