Ya lo decía Thomas de Quincey: el asesinato puede ser considerado como una de las bellas artes y en esta afirmación, creednos, no buscamos justificar que nadie mate a nadie, faltaría más, aunque, dicho sea de paso, la criminología siempre nos ha parecido una ciencia de las más fascinantes.
Con esa estética de fondo se ha perpetrado esta maravillosa colección de relatos “Matar en Barcelona” (Alpha Decay, 2009) que ensaya convertir en literatura crímenes ocurridos en Barcelona, incluso los más cercanos en el tiempo. Construido sobre una idea de Jordi Corominas i Julián y Ana S. Pareja los han pedido a grandes cuentistas y a otros que no lo son para que transformaran los crímenes en literatura el resultado es un muy excelente nivel técnico y un verdadero derroche de imaginación y creatividad a la hora de trabajar sobre los hechos. Destacamos tres de los doce: “Festival de las luces” de Javier Calvo cuya máxima virtud está en la construcción de la atmósfera de la Casa de la Bruja, agobiante y asfixiante y que va resolviéndose por fragmentos como si de una memoria gráfica se tratara. Luego está “Control” de un Manuel Vilas en plena efervescencia de su creatividad situando los hechos del crimen de… (pasen y descubran, hagan sus pesquisas), en el futuro más lejano, con personajes posibles de ayer y de mañana. Un relato muy visual y sugerente que se sostiene con imágenes reales de los hechos. También tenemos el excelente “Nuestras hijas” de Elena Medel en el cual la construcción de las escenas que exponen las psicología de criminal (no vamos a dar pistas del tipo de delincuente) y víctima hacen de éste un trabajo de construcción de perfiles muy destacable.
La fuerza de esta antología está en el hecho de que los autores no se han ceñido a los hechos, los han torcido, los has situado en el futuro, los han convertido en góticos y fantásticos. Muestran que lo que de verdad ha de mover el género negro es la psicología del asesino, el personaje que pone patas arriba la vida de las víctimas y familiares y de la policía que trata de resolver los crímenes.
Vistos en su conjunto los cuentos de “Matar en Barcelona” son una lectura altamente recomendable no solo para los amantes del género d sino de todos aquellos que quieran aprender cómo se elaboran personajes con una psicología compleja.
La nómina de cuentistas conocidos y noveles da una buena pista sobre el camino que está siguiendo el género en nuestro medio. Son perspectivas distintas, enfoques técnicos diferentes y hasta diríamos, con tiento y mucha cautela, concepciones encontradas de lo que es el género cuento en general y lo que es el cuento “negro” en particular.
“Matar en Barcelona” es una iniciativa que debería cundir en todas la comunidades autónomas y que definitivamente “Alpha Decay” tiene que emprender. El trabajo sería una completísima radiografía del crimen español y sobre todo de las pasiones que subyacen en cada una de ellos. Serán libros que dejen perfectamente sentada una sola verdad: que nuestros cuentistas son de los mejores y que el género cuento nos es un cadáver y menos un caso que tengamos que resolver.
Con esa estética de fondo se ha perpetrado esta maravillosa colección de relatos “Matar en Barcelona” (Alpha Decay, 2009) que ensaya convertir en literatura crímenes ocurridos en Barcelona, incluso los más cercanos en el tiempo. Construido sobre una idea de Jordi Corominas i Julián y Ana S. Pareja los han pedido a grandes cuentistas y a otros que no lo son para que transformaran los crímenes en literatura el resultado es un muy excelente nivel técnico y un verdadero derroche de imaginación y creatividad a la hora de trabajar sobre los hechos. Destacamos tres de los doce: “Festival de las luces” de Javier Calvo cuya máxima virtud está en la construcción de la atmósfera de la Casa de la Bruja, agobiante y asfixiante y que va resolviéndose por fragmentos como si de una memoria gráfica se tratara. Luego está “Control” de un Manuel Vilas en plena efervescencia de su creatividad situando los hechos del crimen de… (pasen y descubran, hagan sus pesquisas), en el futuro más lejano, con personajes posibles de ayer y de mañana. Un relato muy visual y sugerente que se sostiene con imágenes reales de los hechos. También tenemos el excelente “Nuestras hijas” de Elena Medel en el cual la construcción de las escenas que exponen las psicología de criminal (no vamos a dar pistas del tipo de delincuente) y víctima hacen de éste un trabajo de construcción de perfiles muy destacable.
La fuerza de esta antología está en el hecho de que los autores no se han ceñido a los hechos, los han torcido, los has situado en el futuro, los han convertido en góticos y fantásticos. Muestran que lo que de verdad ha de mover el género negro es la psicología del asesino, el personaje que pone patas arriba la vida de las víctimas y familiares y de la policía que trata de resolver los crímenes.
Vistos en su conjunto los cuentos de “Matar en Barcelona” son una lectura altamente recomendable no solo para los amantes del género d sino de todos aquellos que quieran aprender cómo se elaboran personajes con una psicología compleja.
La nómina de cuentistas conocidos y noveles da una buena pista sobre el camino que está siguiendo el género en nuestro medio. Son perspectivas distintas, enfoques técnicos diferentes y hasta diríamos, con tiento y mucha cautela, concepciones encontradas de lo que es el género cuento en general y lo que es el cuento “negro” en particular.
“Matar en Barcelona” es una iniciativa que debería cundir en todas la comunidades autónomas y que definitivamente “Alpha Decay” tiene que emprender. El trabajo sería una completísima radiografía del crimen español y sobre todo de las pasiones que subyacen en cada una de ellos. Serán libros que dejen perfectamente sentada una sola verdad: que nuestros cuentistas son de los mejores y que el género cuento nos es un cadáver y menos un caso que tengamos que resolver.
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