Es sin lugar a dudas esta “El maestro de Alejandro” (Roca Editorial, 2010) una novela histórica de las más completas de las que he leído. Su autora Annabel Lyon (Canadá, 1971), combina a partes iguales, ritmo, historia bien escrita, reflexión vital y mucha cultura.
Se narra la experiencia de Aristóteles como tutor de un Alejandro joven que sería reconocido después como Alejandro Magno. Este encuentro de dos de los grandes personajes de la historia clásica es puesto en su equilibrio preciso para que los lectores nos adentremos a un intercambio de saberes que sin duda han influido en la vida de todo Occidente.
Aristóteles viaja a Pella, capital de Macedonia para encontrase con un jovencito de apenas trece años. El trazo del carácter de Alejandro, de su filiación con el filósofo, es de una intimidad refrescante que invita a mirar sentado ante una obra de teatro, ante la vida misma para recrearnos.
Contraste evidente es el de la acción versus la reflexión. Alejandro en un joven rudo, con grandes dotes para la guerra, no quería estar inmerso en la teoría y la reflexión, quería la práctica y la acción. Elocuente es la escena (páginas 185-191)en la que Aristóteles toma un bote lleno de hormigas que vuelca delante de Alejandro para enseñarle lo que es el Estado. El joven estaba luchando con Hefestión que detiene su lucha para recibir la lección. Después del intercambio de argumentos, Alejandro vuelve a la lucha, algo que se le da francamente mejor que la reflexión. Pero es este el nivel de intercambios que se suceden entre maestro y discípulo en un sabroso ir y venir de puntos de vista cruciales para el ser humano.
La recreación de los espacios y atmosferas en los que se suceden los hechos suenan de verdad, no tienen sabor a cartón piedra como algunas novelas. El aprecio que tiene Annabel Lyon por la Historia y por estas biografías pesa sobre esta brillante puesta en escena que no defrauda.
“El maestro de Alejandro” explora una parte de la vida de Aristóteles de la cual se ha escrito muy poco según la autora. Una exploración que acerca al lector con las mismas preguntas que nos hacemos hoy sobre tantos asuntos pertinentes.
¿Cómo hubieran sido las cosas si Alejandro hubiese seguido las lecciones de Aristóteles? En un momento de esta novela los protagonistas sostienen este diálogo: "Puedes aprender sin conquistar", dice Aristóteles, a lo que Alejandro le replica: "No, tú eres el que puede". Había en Alejandro una pulsión conquistadora que le llevó hasta las primeras páginas de la Historia.
Contada desde la perspectiva de Aristóteles sin lugar a dudas les invito a buscar y leer “El maestro de Alejandro”, una novela que les va a acompañar más allá de sus 298 páginas. Entablarán un diálogo con la Historia que les devolverá reflexiones con las que mirar de una manera nueva el mundo que nos ha tocado vivir.
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