Rafael Reig (Asturias, 1963) es uno de esos escritores a los cuando conoces ya te interesa todo lo que escribe. Su talento para tomar una situación recrearla a la vez que la reinterpreta y se ríe de ella y con ella mientras contagia al respetable, es de una altura estética que hoy en día pocos escritores alcanzan.
“Todo está perdonado” (Tusquets, 2011), flamante obra ganadora del VI Premio Tusquets Editores de Novela, ha puesto como escenario central la historia reciente de España, proveyendo para los lectores una perspectiva fresca y distinta de cómo fueron las cosas y como hemos llegado hasta aquí.
La investigación de la muerte de Laura Gamazo es un pretexto desde el que se arranca este recorrido por loas años de la dictadura y la “Inmaculada Transición” (tal como la llama el autor). Se transita por un Madrid con canales y un malecón, un Madrid que tiene en Atocha un puerto y en Cibeles, una isla. Una suerte de supresión de los escenarios comunes para evitar que el lector se despiste de lo principal: las tramas de esta ambiciosa novela.
Reig es un respondón ilustrado que desea entablar un debate con el lector, que sabe que lo que cuenta es condenadamente cierto, aunque en la cara un sonrisilla pícara se le escape y termine contagiándonos para llevarnos a su terreno y hacernos cosquillas en nuestras cuadradas cabezas. Tal y como hizo con la Literatura en “Manual de literatura para caníbales” (Debate, 2006), Rafael Reig se ríe de la solemnidad mientras nos ilustra.
Otro interesante objeto de ironización es la religión, el catolicismo romano. En el fondo de la muerte de Laurita Gamazo hay una línea de investigación que es seguida por los detectives que tratan de saber que pasó: la teológica. De allí que Carlos Clot (personaje que se merece su propio espacio novelístico) fuese a consultar a un pneumatólogo, un experto en el Espíritu Santo, gordísimo, y que contrasta la carne con el espíritu en una conversación maravillosamente divertida e inteligente.
La novela negra y el cine negro encuentran en “Todo está perdonado” un homenaje en términos de influencia en el escritor y eso se nota en muchas escenas entre los detectives y los matones con ribetes épico-paródicos que se convierten en grandes momentos de la novela. A ver si algún director d cine inteligente se atreve con esta obra.
El fútbol, y he aquí su gran acierto, es junto a la religión, la terminología que utiliza el autor para dar vida a su novela: son ambos temas, columna vertebral e intelectual de esta revisión de la historia reciente de España. Si se fijan en el índice, las partes de la novela están acotadas por estos términos. Comenzando con la fase eliminatoria de la Eurocopa (examen de conciencia) y ya saben cómo terminó la cosa: victoria, penitencia. Busquen y lean.
Una excelente reflexión lúdico intelectual que les dejará con ganas de más. Grandes momentos estéticos, oscuras escenas de cama e intrigas unas tras otras, prometen acompañar a los que se atrevan con “Todo está perdonado”. Para los amantes del fútbol también hay sitio, Reig es un “futbolisto”, ya saben que en literatura todo son máscaras. Aquí se perdona todo, ya lo saben, menos que no lean a Rafa Reig: pecado mortal. Penalti y expulsión.
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