Esta mañana me dice una buena amiga en la oficina: se ha
muerto un escritor ¿te enteraste? Ni idea, le dije, y cogió si teléfono y busco
la noticia. “Álvaro Mutis”, me dijo y me sentí triste. Volví a repetir en voz
alta aquello tan manido y no por ello menos cierto de que nos estamos quedando
solos.
Lo último que leí sobre Álvaro Mutis fue en el libro de José
Ovejero, “Escritores delincuentes”, en el que el madrileño revive la estadía
del escritor colombiano en la cárcel por malversar unos fondos de una petrolera
según se dice. Cosas de la vida. Me acordé entonces de mi tomo azul y grueso,
publicado por Alfaguara, que aglutina todas las novelas de Maqroll el Gaviero,
siete nada más y nada menos. Recordé también, el tomo de Visor que reúne la Summa de Maqroll el Gaviero, la poesía
de los años 1948 a 1988, casi nada. Solo recordé.
Hoy, después de la noticia, no veía la hora de regresar a casa
para sentarme con el viejo Mutis, cuya desaparición física fuerza la vuelta a
una obra que mereció entre otros premios el Cervantes y el Príncipe de Asturias.
Un colombiano universal que se marchó desde México hacia la eternidad
literaria.
La escena con la que arranca “Ilona llega con la lluvia”,
pinta una bandera panameña “tremolando ufana” en la popa de una lancha gris.
Esa imagen quise recuperarla en mi novela “Los juegos de la memoria”, haciendo
arrancar mi historia con una bandera panameña, ondeando también, inspirando
sueños.
Su Maqroll era lector. Me sorprendió que este ser, tan
plagado de aventuras y de ires y venires, fuese lector de Simenon al que yo admiro
mucho y del que debo leer más. Mutis ha creado un personaje que nos da para encerrarnos
con él y no aburrirnos reconstruyéndolo, persiguiéndolo en su densidad de tinta
por estas siete novelas cortas, por estas siete errancias de un ser
maravilloso.
Releyendo lo subrayado en estos libros de Álvaro Mutis que
ya cité, me he vuelto a encontrar muchas frases y versos que de alguna forma
dibujan lo que me conmovía en aquel momento. Pero hay una en especial que toma
una mayor relevancia en estos momentos: “Buscar e inventar de nuevo. Aun queda
tiempo. Bien poco, es cierto, pero es menester aprovecharlo”.
Aprovechar el tiempo, el poco tiempo, y darse a la búsqueda y
a la invención: nada resume mejor el espíritu de la literatura, de la creación
literaria. El verso viene de “Programa para una poesía”, de la sección “Viaje”.
Emprender búsquedas, surcar mares desconocidos para conocernos, para conocer al
otro. Ese es el espíritu del gaviero Maqroll, privilegiado durante el viaje, en
la gavia, desde donde se puede ver más lejos, una brillante metáfora de cómo debemos
mirar.
Mutis por el foro, ha hecho Álvaro. Se ha retirado del
escenario para irse a descansar al Olimpo de La Mancha, esa tierra cervantina
que nos acoge a todos y de la que él ha sido siempre un singularísimo
embajador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario