Le decían a Pablo, el apóstol (lector, según lo que dice el Nuevo Testamento), que “las muchas letras te vuelven loco”. A mí, que creo que leer es un vicio de lo más recomendable, me han dicho algo parecido porque la ficción, muchas veces se me ha colado en el terreno de la “realidad” (las comillas son de Nabokov), dándome más de un susto y granjeándome más de una llamada de atención de las mujeres de mi vida. Seguir leyendo.
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