Esta es una novela decimonónica en toda regla, narrada por alguien que conoce bien de lo que habla. Pero no sólo conoce bien las vidas de los protagonistas sino también el lenguaje preciso para describirnos la muerte, la brutalidad, el engaño, la tristeza y la oscuridad cosa que no suele darse en muchos narradores hoy. Narla no deja ninguna imagen suelta, las elabora las pinta con colores preciso y nos las lanza para que vivamos la angustia y el miedo.
Francisco Narla es un narrador certero que, sin abusar del barroquismo inherente a los novelones del diecinueve, no aburre con su fraseo largo y descriptivo hasta el espanto sino que utiliza este recurso para dar la forma requerida a la historia del molinero y de los habitantes de una aldea de principios del siglo pasado en una Galicia profunda y atrapada en los miedos ancestrales, lo que nos lleva a destacar otro de los elementos técnicos correctamente empleados por el autor en “Los lobos del centeno”: el costumbrismo decimonónico.
En esta novela vemos (sí, vemos) cómo se hace el pan, cómo se preparan pócimas, cuáles son los elementos de estas y cuáles las motivaciones de unos personajes sencillos y brutales que no traicionan en ningún momento su personalidad, lo cual es muy de agradecer en una ópera prima.
El narrador de los “Lobos del centeno” cuenta desde fuera y en la actualidad unos hechos trágicos y misteriosos a la par de que nos va dando luz después de cada momento de horror. Nos deja ver lo que hay detrás de las “meigas”, lo que hay detrás de la “Santa compaña”, detrás del cura y del molinero un hombre entristecido, machacado por las circunstancias. No les vamos a decir lo que hay, búsquenlo y se darán cuenta de que esta es una novela que decide mirar con los ojos de la razón la sin razón de hechos atribuibles a las fuerzas del más allá. Y este hecho, ya lo verán, no resta tensión y suspense a la novela.
Esta obra tiene de entrañable el homenaje que a Galicia hace su autor al rescatar el imaginario de aquellas tierras. Pero no es sólo Galicia y sus cuentos y leyendas lo que se rescata, sino también la infancia, esas sesiones que muchos hemos pasado a los pies de nuestros mayores escuchando historias fantásticas y terribles sobre cómo eran la cosas antes.
Es esta una primera novela que nos da que pensar sobre su autor: ¿Qué será capaz de hacer en la siguiente? Estamos ante una novela y un autor que darán que hablar. Narla es un escritor aplicado por lo que vemos en esta primera novela y seguro que las que vienen no harán más que confirma que el talento de este gallego nos brindará muchas más jornadas de buena literatura. Pasen, lean y si es de noche mientras leen no teman, las meigas no existen ¿o sí?
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