Esta es una historia juvenil, fresca, llana. Un novela de iniciación en toda regla con vocación literaria al fondo y llena de sentimientos positivos y tiernos sin perder sus dosis de truhanería, que es el hermano bueno de la maldad.
Sara Sánchez Buendía, la autora de esta historia intrigante y picaresca del siglo XXI, que fue finalista del Premio Gran Angular 2008, construye un relato realista que juega al despiste con el lector desde el título mismo de la novela. Vicente, ya lo sabrán, no es un hombre sino una chica de 16 años que cuenta su peculiar aventura junto a Fede, su mejor amigo y aspirante a escritor pero, como en cualquier aventura, la cosa se tuerce cuando se cruzan en el camino de Manuel Iturbide, escritor de libros juveniles admirado por Fede. Lo de “informal” del título deben buscarlo ustedes mismos.
Todo esto ocurre en un barrio de Barcelona que la propia Vicente describe como una suerte de mezcla de seres de otros planetas, un barrio peculiar, de los buenos, en donde la gente se conoce por su apodo, anda metida en trapicheos y hay un bareto donde todo el mundo para. Un escenario perfecto para que la aventura que van a descubrir se precipite por sus calles.
Dos son los grandes fuertes de esta novela: su sentido realista y su sentido del humor. Lo de sentido realista tiene que ver con su trato de la familia de la protagonista. Es una familia disfuncionalmente feliz, que asume la vida según le viene con la naturalidad que estos casos requiere. Se tienen los unos a los otros, el barrio les acoge, cada cual tiene sus cargas que comparte con el resto sin querer. Por otro lado, el humor picaresco va suavizando los momentos dramáticos, rescata al lector de la realidad con dosis de risas sin restar por ello seriedad a los grandes temas.
Luego están los personajes. Iturbide, ya os lo digo, no es Jordi Sierra i Fabra, aunque pensé en él (pero sin barba) para reírme más con esta literaria posibilidad. Fede es ingenuo y todo corazón y la posibilidad de ser escritor le seduce. Vicente, la protagonista (ya sabrán cómo se llama), es una chica que lucha con sus complejos de adolescente y que tiene sus sueños. Una de esas mujercitas de armas tomar que deja ver sus nociones de guerrera para el futuro. Sencilla, futbolera y muy natural.
Barcelona es otro personaje. El ir y venir por sus calles y barrios nos pasea por una ciudad mágica que recuerda que todo es posible, que es habitada por grandes aventuras y misterios. Los trapicheos del bar La Charanga o donde el Tuerto y toda esa cohorte de personajes de una truhanería deliciosa, hacen que viajemos a la Barcelona de “El triunfo”, la excelente novela de Francisco Casavella, que es la misma de Sara Sánchez Buendía pero con sus matices para la literatura juvenil.
Para los que quieran disfrutar de un rato agradable de lectura no duden en buscar “Vicente y el misterio de escritor informal”. Pero no importa que no sean tan jóvenes, no se acomplejen y déjense llevar: eso es lo de menos.
Sara Sánchez Buendía, la autora de esta historia intrigante y picaresca del siglo XXI, que fue finalista del Premio Gran Angular 2008, construye un relato realista que juega al despiste con el lector desde el título mismo de la novela. Vicente, ya lo sabrán, no es un hombre sino una chica de 16 años que cuenta su peculiar aventura junto a Fede, su mejor amigo y aspirante a escritor pero, como en cualquier aventura, la cosa se tuerce cuando se cruzan en el camino de Manuel Iturbide, escritor de libros juveniles admirado por Fede. Lo de “informal” del título deben buscarlo ustedes mismos.
Todo esto ocurre en un barrio de Barcelona que la propia Vicente describe como una suerte de mezcla de seres de otros planetas, un barrio peculiar, de los buenos, en donde la gente se conoce por su apodo, anda metida en trapicheos y hay un bareto donde todo el mundo para. Un escenario perfecto para que la aventura que van a descubrir se precipite por sus calles.
Dos son los grandes fuertes de esta novela: su sentido realista y su sentido del humor. Lo de sentido realista tiene que ver con su trato de la familia de la protagonista. Es una familia disfuncionalmente feliz, que asume la vida según le viene con la naturalidad que estos casos requiere. Se tienen los unos a los otros, el barrio les acoge, cada cual tiene sus cargas que comparte con el resto sin querer. Por otro lado, el humor picaresco va suavizando los momentos dramáticos, rescata al lector de la realidad con dosis de risas sin restar por ello seriedad a los grandes temas.
Luego están los personajes. Iturbide, ya os lo digo, no es Jordi Sierra i Fabra, aunque pensé en él (pero sin barba) para reírme más con esta literaria posibilidad. Fede es ingenuo y todo corazón y la posibilidad de ser escritor le seduce. Vicente, la protagonista (ya sabrán cómo se llama), es una chica que lucha con sus complejos de adolescente y que tiene sus sueños. Una de esas mujercitas de armas tomar que deja ver sus nociones de guerrera para el futuro. Sencilla, futbolera y muy natural.
Barcelona es otro personaje. El ir y venir por sus calles y barrios nos pasea por una ciudad mágica que recuerda que todo es posible, que es habitada por grandes aventuras y misterios. Los trapicheos del bar La Charanga o donde el Tuerto y toda esa cohorte de personajes de una truhanería deliciosa, hacen que viajemos a la Barcelona de “El triunfo”, la excelente novela de Francisco Casavella, que es la misma de Sara Sánchez Buendía pero con sus matices para la literatura juvenil.
Para los que quieran disfrutar de un rato agradable de lectura no duden en buscar “Vicente y el misterio de escritor informal”. Pero no importa que no sean tan jóvenes, no se acomplejen y déjense llevar: eso es lo de menos.
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