De Matías Candeira el mismísimo Mario Vargas Llosa ha dicho que es también “víctima del vicio de escribir” lo cual no deja de ser un indicador de a qué tipo de literatura nos enfrentamos. Páginas de Espuma vuelve a ponernos delante de un escritor que comienza con paso fieme su carrera hacia el dominio de su oficio y es que “Antes de las jirafas” (Páginas de Espuma, 2011) es un libro de cuentos escrito desde las entrañas, desde la búsqueda, desde la precipitación al vacío que se queda en medio de la existencia.
Con una madurez bien encausada Matías Candeira nos ofrece cuentos redondeados con oficio, personajes gestados y capacitados para sobrevivir a cada una de las ficciones. El lector se adentrará en un mundo oscuro y primigenio, justo antes de las jirafas, en los que los héroes abdican, los amantes llevan hasta el borde de la desesperación a su asesino, donde Baltimore es un personaje y hasta los asesinos en serie parecen tener corazón.
Los personajes de estos cuentos buscan volver a centro de sus vidas, se sienten desplazados, y en ese camino de vuelta al centro de sí mismos viven estas historias que conmueven e inquietan a la vez, repletas todas ellas de la luz que nos viene directamente del lado oscuro de las emociones.
Esta excursión por parajes densos y atmósferas sórdidas es un viaje que el lector emprenderá a la dimensión desconocida de sí mismo. Lo inquietante de estos cuentos es que nos podemos encontrar con nosotros mismos en cualquier esquina de ellos y caer en la cuenta de que Matías Candeira se inspiró en nosotros precisamente cuando confeccionó este o aquel relato.
Hay además en esta literatura tan personal mucha ironía y mucho juego. El autor genera discurso, elabora grandes pasajes y espacios de tal manera que el lector disfrute de contenido, de equilibrios ajustados y saltos al vacío bien calculados. En ese juego, quien lee gana, gana en disfrute y en goce literario. La ironía viene del hecho de que Matías extrae de sus fuentes, de su educación sentimental (series de televisión, el Pulp, películas de serie B, toda esa cultura popular, cincuentera y estadounidense) los géneros de los cuales ironiza, dándoles una vuelta más, los tuerce, y de allí saque los escenarios y atmósferas que permiten que los personajes vivan sus acciones de forma coherente con lo que el autor quiere ofrecernos.
Cuentos como “Manhattan Pulp”, donde los héroes renuncian por cansancio de sí mismos o “Noche de bodas”, donde la vida se empeña en jugárnosla sin el más mínimo rubor o “El extraño”, una inquietante metáfora sobre lo que somos y como nos prefiere la gente, contienen una valentía de temas y una estética de esas que se quedan en la memoria.
Un extraordinario descubrimiento “Antes de las jirafas” y sin duda alguna la puesta en órbita de un escritor que dará muchas grandes páginas orbitando alrededor de la dimensión conocida de los grandes oficiantes de la ceremonia del cuento.
Con una madurez bien encausada Matías Candeira nos ofrece cuentos redondeados con oficio, personajes gestados y capacitados para sobrevivir a cada una de las ficciones. El lector se adentrará en un mundo oscuro y primigenio, justo antes de las jirafas, en los que los héroes abdican, los amantes llevan hasta el borde de la desesperación a su asesino, donde Baltimore es un personaje y hasta los asesinos en serie parecen tener corazón.
Los personajes de estos cuentos buscan volver a centro de sus vidas, se sienten desplazados, y en ese camino de vuelta al centro de sí mismos viven estas historias que conmueven e inquietan a la vez, repletas todas ellas de la luz que nos viene directamente del lado oscuro de las emociones.
Esta excursión por parajes densos y atmósferas sórdidas es un viaje que el lector emprenderá a la dimensión desconocida de sí mismo. Lo inquietante de estos cuentos es que nos podemos encontrar con nosotros mismos en cualquier esquina de ellos y caer en la cuenta de que Matías Candeira se inspiró en nosotros precisamente cuando confeccionó este o aquel relato.
Hay además en esta literatura tan personal mucha ironía y mucho juego. El autor genera discurso, elabora grandes pasajes y espacios de tal manera que el lector disfrute de contenido, de equilibrios ajustados y saltos al vacío bien calculados. En ese juego, quien lee gana, gana en disfrute y en goce literario. La ironía viene del hecho de que Matías extrae de sus fuentes, de su educación sentimental (series de televisión, el Pulp, películas de serie B, toda esa cultura popular, cincuentera y estadounidense) los géneros de los cuales ironiza, dándoles una vuelta más, los tuerce, y de allí saque los escenarios y atmósferas que permiten que los personajes vivan sus acciones de forma coherente con lo que el autor quiere ofrecernos.
Cuentos como “Manhattan Pulp”, donde los héroes renuncian por cansancio de sí mismos o “Noche de bodas”, donde la vida se empeña en jugárnosla sin el más mínimo rubor o “El extraño”, una inquietante metáfora sobre lo que somos y como nos prefiere la gente, contienen una valentía de temas y una estética de esas que se quedan en la memoria.
Un extraordinario descubrimiento “Antes de las jirafas” y sin duda alguna la puesta en órbita de un escritor que dará muchas grandes páginas orbitando alrededor de la dimensión conocida de los grandes oficiantes de la ceremonia del cuento.
1 comentario:
A ver, que Vargas Llosa haya dicho que este chico es "otra víctima del vicio de escribir" no es un indicador de nada, de absolutamente nada más allá de que el hombre es un tipo educado... La verdad es que no lo entiendo. Todo el mundo vio en La 2 que eso fue sólo una forma oficiosa de presentarlo a otro autor, entonces ¿qué ocurre? ¿Es que basta robar la frase e imprimirla en una faja para que eso sea una valoración del Nobel sobre su obra? ¿Es que estamos todos tontos o qué? No podemos seguir picando con este tipo de cosas... La lectura para mí fue, desde luego, decepcionante.
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