A Yoon su mamá le regala por su cumpleaños un cuento coreano sobre un tigre y una niña que era engañada por este y una preciosa pulsera de jade con su nombre en coreano grabado por dentro aunque ella esperaba que su madre le regalar una comba. Con estos sencillos elementos Helen Recorvits pone en marcha una historia preciosa sobre el valor de la verdadera amistad y el cuidado que tenemos que tener para que no nos engañen.
En “Yoon y la pulsera de Jade” asistimos a la experiencia de Yoon una niña coreana que se verá aplicando lo que ha aprendido en los cuentos a su vida real. Una historia ideal para que les expliquemos a los más pequeños cómo hay chicos que se aprovechan de otros y como debemos actuar con ellos.
Ilustrado con colorido y con dibujos muy sencillos por Gabi Swiatkowska tenemos un cuento para enseñarles a los más pequeños que la amistad no se compra y que los verdaderos amigos no te deben engañar. Que los maestros están para ayudarnos y que todos podemos aprender la lección del cuento del tigre y la niña.
Un cuento ideal para leerlo en varias noches y conversar con los pequeños sobre su mundo y sobre el valor que hay que tener para enfrentar a los tigres que nos acechan que a esa edad no son pocos.
En “Yoon y la pulsera de Jade” asistimos a la experiencia de Yoon una niña coreana que se verá aplicando lo que ha aprendido en los cuentos a su vida real. Una historia ideal para que les expliquemos a los más pequeños cómo hay chicos que se aprovechan de otros y como debemos actuar con ellos.
Ilustrado con colorido y con dibujos muy sencillos por Gabi Swiatkowska tenemos un cuento para enseñarles a los más pequeños que la amistad no se compra y que los verdaderos amigos no te deben engañar. Que los maestros están para ayudarnos y que todos podemos aprender la lección del cuento del tigre y la niña.
Un cuento ideal para leerlo en varias noches y conversar con los pequeños sobre su mundo y sobre el valor que hay que tener para enfrentar a los tigres que nos acechan que a esa edad no son pocos.
1 comentario:
Con la sonrisa inmóvil en los labios se puede ser un vil
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