Román Gubern (Barcelona, 1934), referente de la semiótica española y un profundo conocedor de los lenguajes sociales (da la sensación al escribir y al describir que se lo ha leído y visto todo y encima lo cuenta de maravilla) nos regala en esta pequeña obra una historia portátil de la lectura que no tiene desperdicio.
“Metamorfosis de la lectura (Anagrama, 2010) se remonta a la edad en la que el hombre comenzó su aventura con una escena de cine, cómo no, que no es otra que “2001: una odisea del espacio”. Y comienzan las preguntas, las reflexiones, la historia del hombre intentando erguirse y comenzar su andadura por este mundo y por el camino de la comunicación. “El alba”, que sí se llama el primer capítulo, nos da las pinceladas mayores de lo que fue el paso del hombre por sus etapas evolutivas hasta llegar a la comunicación articulada que Platón se empeñaba en decir que se inventó para ocultar lo que pensamos y mentir. De allí, de la oralidad a la escritura, a la aparición estelar en la historia humana del libro, su apogeo y termina con una honda reflexión sobre el futuro del libro en papel en relación con las nuevas tecnologías.
Narra Gubern sin abrumar y sin aburrir, transmite sus conocimientos con la cadencia de las buenas conferencias (este texto es una versión expandida de unas ponencias dictadas en México). Suenan a buena conversación, a profundo conocimiento si envanecimientos innecesarios y sin dejar de lado un excelente nivel académico.
Nos avisa del futuro, de su perspectiva de él en relación con la lectura. Cabe destacar el excelente último capítulo de este apasionante libro en el que Gubern nos da las claves de lo que será el futuro del libro pero les invito a leer los “pros” del libro de papel que, en palabras del autor, “aprendimos a amar desde nuestra infancia”. Pros que seguro nacen de una vida llena de sensaciones que nos vienen a través de nuestra relación física con los libros.
Lo que es cierto es lo que no ha cambiado en materia de lectura y de escritura: la pasión y el odio que despiertan a un tiempo. Sigue siendo patente lo que de la lectura se deriva, ese conocimiento que debe cambiarnos pero también es evidente el recelo que despierta, el miedo que mete en el cuerpo a los regímenes totalitarios y las democracias basadas en populismos absurdos. La lectura como camino de aprendizaje y la escritura como arma contra la sinrazón y la intolerancia no dejarán de constituir dos de los más grandes ejercicios de libertad y responsabilidad que pueda realizar un ser humano.
La transformación que la lectura ha sufrido hasta hoy abre la puerta a lo que mañana podrá ser el mundo libro. ¿Triunfará el e-book? ¿Seguirá el papel siendo el más valorado de los libros por los lectores? Lo que nadie nos quitará de encima es esta maldita (o bendita) manía de leer, ese vicio solitario que nos hace tanto bien y que es capaz de transformarnos hasta coinvertirnos en mejores personas que es de lo que se trata.
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