En “Cuestión de fe” (Seix Barral, 2010) a Brunetti le llega el caso por medio del inspector Vianello que tiene una tía aficionada a sus años a los adivinos. A punto de emprender sus vacaciones Brunetti desea que los malos hagan un pacto con él y se porten bien en su ausencia estival para que no le estropeen su descanso. Pero ya saben cómo es esto.
Brunetti desmonta con sentido común esta trama de chapuceros lectores del futuro. En un momento de la novela uno de los tarotistas reconoce revestir sus “consejos” con una pátina de misticismo y más allá para que la cosa se cargue de razón. La sociedad de hoy, tan racional, no deja de consultar los horóscopos en los periódicos de todo cuño y color político. Así es el ser humano.
Pero detrás de este mundo de adivinos, surge una trama muy interesante: el asesinato de un ujier del tribunal de Justicia implicado en una red de corrupción. Teniendo estas dos vertientes del caso, Donna Leon nos sirve una muy buena dosis de intriga y acción, muy en su línea y con el objetivo conseguido de llenar de divertimento culto unas tarde de nuestra vida.
Sin ser esta una de las mejores novelas de la serie del inspector Brunetti es sin duda fundamental para la comprensión del desarrollo del personaje del inspector. Aquí le vemos con ganas de vacaciones, preocupado por su familia pero conservando su buen olfato para la resolución de los extraños hechos que salpican a la justicia de Venecia.
También es interesante que se emparenten el tema de la adivinación y la política. Parece una metáfora del engaño globalizado que tenemos que padecer todos. Adivino o político, lo cierto es que si tienes fe serás la siguiente víctima, serás carne de frustración y terminarás sufriendo las consecuencias de creer en unos y otros.
Los lectores se encontrarán con un dato muy interesante e íntimo en la vida del asesinado que no adelantaremos aquí y que está de actualidad. Una revelación que hará ver con ojos distintos la vida privada de varios de los implicados.
Para los que sientan nostalgia del verano mediterráneo y se quieran embarcar en una interesante historia, “Cuestión de fe” es su novela. No se dejen agobiar por el calor ni por la parsimonia de la acción que comunica lo veraniego de la atmósfera: sigan el caso y vayan hasta el final, no se arrepentirán y desearán que pronto venga la siguiente entrega para que Donna Leon nos deje fascinado con su capacidad de crear intrigas inteligentes.
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