El cuento en España tiene un nombre que viene de lejos cultivando el género, rodeándolo, poniéndolo patas arriba con un sello personalísimo y dejando tras de sí y sin pretenderlo, un magisterio para los nuevos cuentistas, un espejo donde hacer mirar los cuentos que uno escribe.
Ese nombre es, sin dudarlo, el de Medardo Fraile que publica nuevo libro en Páginas de Espuma, pero nuevo libro a medias. “Antes del futuro imperfecto” es un acto estético que provoca el aplauso espontáneo del que los lee. No puede uno evitar levantarse del sofá o del asiento en el Metro y aplaudir. La de Medardo Fraile es una escritura serena, profunda, que mima la palabra y que consiente como a un niño la metáfora, el discurso y la anécdota.
“Antes del futuro imperfecto” consta de dos partes: “Antes de del futuro imperfecto” (Los cuentos de las aulas), y “Fuera de sí” (Cuentos del Futuro Imperfecto) y “Fuera de sí”. En la primera parte asistimos al Colegio, al recreo al instituto y a la universidad. Cuentos todos ellos ya incluidos en “Escritura y verdad. Cuentos completos” Edición de Ángel Zapata (Páginas de Espuma, 2004), excepto cuatro de ellos. La segunda parte es inédita y nos lleva a las consecuencias de esas aulas en las que aprendimos o no pero por las que pasamos todos de un modo u otro.
Fraile recuerda y hace recordar, lleva al lector, no de la mano, para qué sabemos donde habita el recuerdo, sino en alas de su personalísima mirada que se convierte en el medio de transporte o detonante de la memoria.
El desfile de personajes, de recursos técnicos, de escenarios, de temas y tramas en un deleite técnico, estético y emocional que asegura más de una lectura y que entusiasma a la hora de recomendar este libro. Si quieren leer cuento, compren este libro y si quieren regalar cuento y quedar bien, no duden en regalar este libro prodigioso.
Vamos a destacar dos cuantos de cada una de las partes del libro. De la primera, “Punto final” es una hermosa puesta en escena del temor último del que escribe: el olvido. Lo trascendental de las palabras que se hilan hasta convertir se en un texto que se aprecia para que termine siendo borrado por el olvido, como poco, inquieta. Por medio de un personaje tierno, Fraile consigue comunicar la rudeza de unos sentimientos que persiguen al que escriba. Por otro lado, “La hora” es un soberbio cuento que en su breve recorrido, apenas tres páginas, nos pone delante de las contingencias, para bien o para mal y nos sugiere la fragilidad del destino. Basta una clase de Filosofía, las ganas de que la hora del final de clases se materialice y el tema de la contingencia del ser en San Agustín para que el autor nos toque con su talento. Todo un reto bien resuelto que les recomendamos.
De la segunda parte destacan, por ceñirnos a los dos que prometimos (pueden ser más e incluso todos), “El chori” con el que se reirán a carcajada limpia y terminaran invadidos de una enorme pena por el personaje y “Abel” un texto que ilustra como cierta creencias de la infancia nos persiguen más allá del colegio enseñándonos que definitivamente la infancia nos marca más de lo que creemos.
Textos que nos ofrecen un inteligente viaje al fono de los recuerdos, este “Antes del futuro imperfecto” es un antídoto contra el olvido, hilo conductor de muchos de estos textos (les recomiendo el microrrelato “Fuera de sí”), que están escritos para hacernos volver al recuerdo, para espantar los fantasmas de la desmemoria.
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