05 diciembre, 2008

Lectores como termitas

Me ha sorprendido gratamente la noticia. Resulta que las mandíbulas más rápidas y voraces del reino animal son las de unas termitas panameñas. Sí: vamos a la vanguardia en lo que a termitas se refiere. El estudio lo han realizado en la Universidad de Florida y dicen que su velocidad de mordedura es de ¡setenta metros por segundo! Las termitas tienen fama de devorar grandes cantidades de madera pero estas nuestras lo hacen a velocidades supersónicas. Increíble. Casi podríamos construir una fábula con lo hasta aquí dicho pero hay más. El artículo que reseña el estudio de las termitas paisanas dice que “la naturaleza ha vuelto a demostrar su sabiduría al dotar a las termitas de Panamá con estas rápidas mandíbulas, ya que tienen poco tiempo que perder y poco espacio en el que moverse, por lo que su ataque debe ser tremendamente efectivo contra cualquier tipo de enemigo o invasor de su nido”.
¿No es cierto parece que la naturaleza nos hace una sociedad a escala y nos avisa de cuales son nuestras alternativas? Tenemos que atacar con eficacia al enemigo, la ignorancia, hincándole el diente a la buena Literatura, a los libros de nuestros autores que son muchos y muchos son muy buenos. Tenemos poco tiempo que perder y un margen de maniobra estrecho. La ignorancia ni es un enemigo exclusivo de los más desfavorecidos ni la Cultura, y en ella la Literatura, es patrimonio de los que pueden comprar libros o de los que los escriben. Debemos abandonar el complejo ese de que la Cultura es para los ricos o para los políticos pero no para nosotros. Si bien es cierto que nuestra sociedad tiene otras necesidades más importantes, no lo es menos que soslayando nuestra necesidad de más cultura, de más educación, de más libros, no estamos haciéndole ningún favor a nuestra tierra.
¿Qué haremos con nuestras termitas y su ejemplo? Espero que las instituciones no cojan el insecticida y se dediquen a matar a nuestras paisanas so pretexto de que se lo van a comer todo dejándoles a ellos en evidencia. No estaría mal que les diésemos a nuestras termitas una medalla al merito natural y que nosotros tomáramos ejemplo de tan ilustres compatriotas. El próximo lema de la campaña de fomento de la lectura deberá ser lectores como termitas y la mascota, obviamente una termita devorando un libro. ¿Aceptan el reto de la naturaleza?