Tenemos por fin en las manos, sobre todos para aquellos que no quieran “viajar” hasta el blog de José Saramago (Azinhaga, 1922), todas las entradas de este desde septiembre de 2008 hasta el mes de marzo de 2009. Bajo el título “El Cuaderno” Alfaguara recoge los escritos virtuales del Nobel portugués con el objetivo de que sus lectores menos asiduos a la red no se pierdan las reflexiones a vuela pluma de este gran escritor.
En las primeras páginas de “El Cuaderno”, aparece de puño y letra del autor, una frase que justifica la escritura de un blog y le asigna su verdadera utilidad: “El blog va iluminándole el camino al autor: esa es su virtud”. Hoy cuando muchos escritores cuestionan la utilidad de llevar un blog o creen que es una pérdida de tiempo, José Saramago, desde su magisterio de años de oficio y de vida vivida nos anima a considerar el blog no como una estrafalaria y pedante manera de hacernos “oír”, si no como una lámpara, como una guía, como un cajón de sastre virtual y visible que nos permita reflexionar en silencio con nosotros mismos mientras otros nos leen en la clandestinidad de la red.
La lectura de este texto es rápida, requiere de las ganas de ir visitando poco apoco las prosas que se generan n el trajín diario. Cualquiera que lleve un blog con cierta disciplina notará que José Saramago tiene costumbres muy similares a la de cualquier blogero. Rescata artículos pasados, cuelga textos de otros autores, se emociona con cosas cotidianas y las transcribe con la emoción del momento. Puestos en formato de libro tradicional y tangible, estos “post” no pierden la frescura de cuando se escribieron.
“El Cuaderno”, siguiendo la cronología en la que fueron escritos (es de agradecer que no sucumbieran a la tentación de la temática) pone delante de los habituales e incondicionales de Saramago una vital y entusiasta ristra de textos breves que representan el pensamiento del autor, sus filias y fobias, sus emociones y sobre todo ponen de manifiesto que estamos ante un autor al que los años no hacen más que confirmarlo en su talento de narrador y en su compromiso con el mundo en el que vive.
La temática de Saramago es muy diversa, habla de política, de literatura, de vida cotidiana y lo hace de manera breve, amena, y mostrando una vitalidad contagiosa, a través del ejercicio de la palabra en un formato (que ya se discute en congresos si son o no literatura).
Bajo estos textos de blog, subyacen momentos, intereses y reflexiones que revelan a un José Saramago lleno de vida y de curiosidad que no deja de ser uno de los requisitos necesarios para llegar al conocimiento de nosotros mismos. Jueces, escritores, gente de a pie e incluso editores, caminan por estas perlas breves, por estas fracciones de minutos o ráfagas de vida que el blog aloja en la red y que se puede leer ahora en formato tradicional.
Este libro puede leerse (debe, como los Cuadernos de Lanzarote I y II) como un complemento proteico para los amantes de la literatura de Saramago. Recomendamos acompañarlo con “Manual de pintura y caligrafía” y “Las intermitencias de la muerte”, siempre que se dejen medio las entradas del blog. O mejor léanlo como quieran ustedes pero léanlo, no les defraudará.
En las primeras páginas de “El Cuaderno”, aparece de puño y letra del autor, una frase que justifica la escritura de un blog y le asigna su verdadera utilidad: “El blog va iluminándole el camino al autor: esa es su virtud”. Hoy cuando muchos escritores cuestionan la utilidad de llevar un blog o creen que es una pérdida de tiempo, José Saramago, desde su magisterio de años de oficio y de vida vivida nos anima a considerar el blog no como una estrafalaria y pedante manera de hacernos “oír”, si no como una lámpara, como una guía, como un cajón de sastre virtual y visible que nos permita reflexionar en silencio con nosotros mismos mientras otros nos leen en la clandestinidad de la red.
La lectura de este texto es rápida, requiere de las ganas de ir visitando poco apoco las prosas que se generan n el trajín diario. Cualquiera que lleve un blog con cierta disciplina notará que José Saramago tiene costumbres muy similares a la de cualquier blogero. Rescata artículos pasados, cuelga textos de otros autores, se emociona con cosas cotidianas y las transcribe con la emoción del momento. Puestos en formato de libro tradicional y tangible, estos “post” no pierden la frescura de cuando se escribieron.
“El Cuaderno”, siguiendo la cronología en la que fueron escritos (es de agradecer que no sucumbieran a la tentación de la temática) pone delante de los habituales e incondicionales de Saramago una vital y entusiasta ristra de textos breves que representan el pensamiento del autor, sus filias y fobias, sus emociones y sobre todo ponen de manifiesto que estamos ante un autor al que los años no hacen más que confirmarlo en su talento de narrador y en su compromiso con el mundo en el que vive.
La temática de Saramago es muy diversa, habla de política, de literatura, de vida cotidiana y lo hace de manera breve, amena, y mostrando una vitalidad contagiosa, a través del ejercicio de la palabra en un formato (que ya se discute en congresos si son o no literatura).
Bajo estos textos de blog, subyacen momentos, intereses y reflexiones que revelan a un José Saramago lleno de vida y de curiosidad que no deja de ser uno de los requisitos necesarios para llegar al conocimiento de nosotros mismos. Jueces, escritores, gente de a pie e incluso editores, caminan por estas perlas breves, por estas fracciones de minutos o ráfagas de vida que el blog aloja en la red y que se puede leer ahora en formato tradicional.
Este libro puede leerse (debe, como los Cuadernos de Lanzarote I y II) como un complemento proteico para los amantes de la literatura de Saramago. Recomendamos acompañarlo con “Manual de pintura y caligrafía” y “Las intermitencias de la muerte”, siempre que se dejen medio las entradas del blog. O mejor léanlo como quieran ustedes pero léanlo, no les defraudará.
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