Apunten estos nombres: Antía y Felipe, Pian y Lucía, Melquiades y Ulises: son los protagonistas de estas vidas cruzadas, de este trajín entre recuerdos búsquedas y tristezas que se van agazapando tras cada página para hacernos perseguir estas vidas que son de libros, que tiene su conexión directa en ellos, rematados al final de la novela con un sentimiento y exquisitez dignos de los mejores poetas.
Leticia Sánchez Ruiz (Oviedo, 1980) consigue poner en marcha este maravilloso universo cargado de sensibilidad, de delicadeza literaria y de fuerza estructural y narrativa. Construida con capítulos cortos, la autora nos va conduciendo paso a paso por la búsqueda de los datos que van completando la vida y pasión de estos personajes. Cuando la lean llegaran a un punto en el que no sabrán qué personajes les cae mejor, qué historia es la que más les engancha. Leticia Sánchez Ruiz consigue en esta novela enamorar los sentidos, hacernos cómplices, jueces y sufrientes de estas vidas tan bien contadas, tan bien construidas.
Ahora bien, que nadie se deje engañar por la forma en que se nos cuenta la novela. Esta no es una historia fracmentaria. Cuando se lee eso se nota. En “Los libros luciérnaga” no se fragmenta, se dosifica, se bordea la historia, se va poco a poco trenzando una madeja. No se rompe el ritmo de una historia de manera arbitraria para llamarlo “tensión dramática”, nada de eso: Leticia Sánchez Ruiz va trayendo su historia con delicada contundencia, nos va seduciendo de manera inocente hasta hacernos dependientes de su prosa limpia y precisa.
Antía es mi personaje favorito. Misteriosa, fuerte, mujer de armas tomar, a lo largo de la narración la vamos conociendo y cada vez nos va gustando más. Un personaje total que hará las delicias de los lectores. Por otro lado, Pian es el más oscuro y atormentado. Tiene un fondo gris y triste y da la sensación de que más allá de su teoría de disfrutar de la belleza y el placer, algo de huida hay en su fondo, hay necesidad de no estar. Ulises y Melquiades, por su relación, conmueven y se ganan un espacio dentro de nuestra memoria literaria, son la cara o cruz del alma. Un viejo libro, muy valioso, les acerca otra vez con unas consecuencias que vale la pena descubrir.
Una novela que se va enroscando sobre sí misma, que nos va preguntando en cada capítulo más cosas y nos empuja hacia un final que sorprende, que coloca cada cosa en su sitio con la necesaria precisión de los artistas de las cosas hermosas.
Los que quieran invertir en buena literatura, los que quieran sorprenderse con una historia profunda y bien contada, los que deseen experimentar una nueva voz de las letras españolas, que lean “Los libros Luciérnaga”, quedarán fascinados y a la espera de la siguiente novela de su autora.
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