“Pequeñas Resistencias 5” (Páginas de Espuma, 2010)es un texto que cierra un ciclo y abre otro. Es, entre otras cosas, el excelente final de una serie de textos que han cartografiado el planeta cuento de una manera solvente, rigurosa y con vocación de permanencia. Porque la serie “Pequeñas Resistencias” está llamada a ser un referente, un escaparate para los lectores de cuento en español, una brújula para emprender un viaje que promete muchas satisfacciones. Eloy Tizón, uno de los grandes narradores de este país, funge de maestro de ceremonias, de presentador reflexivo que termina su prólogo alabando y celebrando la llegada del nuevo cuento, de la nueva manera de hacerlo. Eloy Tizón hace una muy interesante puesta de largo del cuento actual, de su situación y su versatilidad festiva y cambiante lo que presagia a nuestra cuentística de largos años de vida. Da cuenta del movimiento centrífugo del cuento, de su agilidad. Andres Neuman ejerce de seleccionador nacional con el consabido problema que tienen los que ocupan ese puesto: todo tenemos un seleccionador dentro. Y un antólogo, por lo cual, para mí, el criterio de selección de los cuentos y sus autores me parece muy bien y sin discusiones. Hay quien discute tanto esto como lo de convocar o no a uno u otro futbolista para jugar con la Selección pero al final quien decide es el que tiene la responsabilidad de hacerlo y lo ha hecho bien: tenemos un referente de por dónde van nuestros autores, que les gusta y que no, cómo viven los cambios en la manera de narrar. Siempre es difícil, por las dimensiones de una reseña, citar sin ser injustos a algunos de los autores antologados. Pero quisiera mencionar tres nombres de todos los que me han llamado poderosamente la atención: Daniel Gascón y su muy bien trabado “Fuera de cobertura”, Sara Mesa y “El niño sapito”, excelente cuento cuyo personaje se merece por lo menos un cortometraje y Víctor García Antón y su “Últimas palabras a mi padre”, especialmente profundo y conmovedor. El cuestionario del final es una muy buena oportunidad para ver la trastienda intelectual del cuento, para saber más de sus creadores, de sus practicantes, de sus oficiantes. Es, en palabras de Eloy Tizón, “un libro dentro del libro”. La teoría o no teoría dice mucho, los textos que se recomiendan, las influencias. Por fin vamos hacia un universo más común, compartimos más influencias allí donde estemos. El panorama que pinta es de una diversidad fructífera que tiene en las lecturas y autores citados su nexo común. Influencias digeridas y transformadas por los trasfondos personales de estos cuentistas que darán y están dando mucho de qué hablar. Lo que “Pequeñas resistencias 5” nos trae es una invitación al disfrute de las cortas distancias en literatura. Aunque muchos autores se quedaron fuera, Andrés Neuman nos da un listado de esas obras lo cual constituye no solo un reconocimiento a los escritores sino también, una invitación a ir más allá de esta antología tan bien traída. Un perfecto fin de ciclo que presagia muchos años más de buenos cuentos, de buena literatura.
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