Para mí ha sido todo un descubrimiento. Un descubrimiento que me llegó de la mano de mi amigo Juan Carlos Chirinos, excelente escritor venezolano. Hay muy buenos cuentistas en este país pero yo no conocía a Nicolás Melini (Santa Cruz de la Palma, 1969) y lo que hace en su último libro “Pulsión del amigo” (KRK Ediciones, 2010) es, por encima de todas las cosas, literatura perdurable, de fondo, construida al límite, al borde del acantilado donde de la realidad amenaza con saltar y perder toda su verosimilitud. Para los que no hemos leído nada más de Nicolás Melini esta es una excelente puerta de entrada, se quedaran con, se los aseguro, ganas de más.
Los 12 relatos de “Pulsión del amigo” están escritos al límite como hemos apuntado. Su autor es capaz de convertir los “instantes” en magnificas ráfagas de acción que se sostienen sobre la contundente personalidad de sus protagonistas. Su inteligencia a la hora de abordar cada relato deja ver a un artesano de la ficción que no deja indiferente al lector.
Lo que les va a seducir de los relatos de Melini es, sin duda alguna, la fuerza de sus personajes. He visto muy pocos libros de cuentos que contengan tantas ficciones en las cuales sus personajes son perfectamente relevantes, creíbles y perdurables. Porque hay cuentos en los que da igual a quien le pasen las cosas, la anécdota o suceso es lo que manda, pero en estos de Melini, por su construcción psicológica del personaje (precisa y limpia) se convierten en necesarios.
Quiero destacar la brutalidad arrolladora de “Un montón de pequeños trozos de alga” que me estremeció volando hacia París, que me provocó un vuelco de entrañas, que esconde en su brevedad todo un aluvión de sentimientos y emociones que desbordan al lector. No es el tema, es el trato que recibe por medio de sus personajes, es el manejo del tiempo dentro de la narración lo que conmueve.
En “Malestar” asistimos a otro de esos temas que parecen desbordar cualquier relato pero, una vez más, Melini consigue domarlo y ponerlo en marcha por medio de las vivencias del personaje. Un instante, un tocamiento por parte de un adulto a un menor es un tema que desbarata cualquier intento de acercamiento pero como verán en este cuento el autor va más allá de la mera anécdota gracias a la construcción de un sólido personaje.
Pero por encima de todos (está “Marcial”, el más extenso de los cuentos con un protagonista de esos que merecen un corto) está para mí “Pulsión del amigo”. Este cuento es definitivamente en una joya. Transcurre ante nosotros la vida de un psicópata de libro. Los instantes que recuerda el protagonista, la “pulsión” latiendo bajo el pellejo de la realidad, el paso del tiempo y la continua búsqueda del mal, convierten este relato en una excelente muestra de esa veta psicopática que se esconde en más gente de la que creemos.
Hemos reiterado una palabra que es clave en estas ficciones: instante. Nicolás Melini demuestra en estos cuentos su capacidad para dilatar los instantes, iluminarlos y convertirlos en fracciones de vida perdurable. No es fácil capturar instantes: tomarlos por un lado, expandirlos e ir ralentizando las emociones para revelarnos su luminoso lado oscuro. Una impronta personal de un autor que merece ser ampliamente difundido y leído. Literatura de la buena que nos dejará más de un instante de verdadero placer estético.
Los 12 relatos de “Pulsión del amigo” están escritos al límite como hemos apuntado. Su autor es capaz de convertir los “instantes” en magnificas ráfagas de acción que se sostienen sobre la contundente personalidad de sus protagonistas. Su inteligencia a la hora de abordar cada relato deja ver a un artesano de la ficción que no deja indiferente al lector.
Lo que les va a seducir de los relatos de Melini es, sin duda alguna, la fuerza de sus personajes. He visto muy pocos libros de cuentos que contengan tantas ficciones en las cuales sus personajes son perfectamente relevantes, creíbles y perdurables. Porque hay cuentos en los que da igual a quien le pasen las cosas, la anécdota o suceso es lo que manda, pero en estos de Melini, por su construcción psicológica del personaje (precisa y limpia) se convierten en necesarios.
Quiero destacar la brutalidad arrolladora de “Un montón de pequeños trozos de alga” que me estremeció volando hacia París, que me provocó un vuelco de entrañas, que esconde en su brevedad todo un aluvión de sentimientos y emociones que desbordan al lector. No es el tema, es el trato que recibe por medio de sus personajes, es el manejo del tiempo dentro de la narración lo que conmueve.
En “Malestar” asistimos a otro de esos temas que parecen desbordar cualquier relato pero, una vez más, Melini consigue domarlo y ponerlo en marcha por medio de las vivencias del personaje. Un instante, un tocamiento por parte de un adulto a un menor es un tema que desbarata cualquier intento de acercamiento pero como verán en este cuento el autor va más allá de la mera anécdota gracias a la construcción de un sólido personaje.
Pero por encima de todos (está “Marcial”, el más extenso de los cuentos con un protagonista de esos que merecen un corto) está para mí “Pulsión del amigo”. Este cuento es definitivamente en una joya. Transcurre ante nosotros la vida de un psicópata de libro. Los instantes que recuerda el protagonista, la “pulsión” latiendo bajo el pellejo de la realidad, el paso del tiempo y la continua búsqueda del mal, convierten este relato en una excelente muestra de esa veta psicopática que se esconde en más gente de la que creemos.
Hemos reiterado una palabra que es clave en estas ficciones: instante. Nicolás Melini demuestra en estos cuentos su capacidad para dilatar los instantes, iluminarlos y convertirlos en fracciones de vida perdurable. No es fácil capturar instantes: tomarlos por un lado, expandirlos e ir ralentizando las emociones para revelarnos su luminoso lado oscuro. Una impronta personal de un autor que merece ser ampliamente difundido y leído. Literatura de la buena que nos dejará más de un instante de verdadero placer estético.
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