
28 abril, 2009
Reflexiones antes del 3M

24 abril, 2009
La noche de los libros, la noche de los amigos

Pero la amistad que los libros generan no se queda allí. Hay otra dimensión de la amistad literaria que se dejó ver ayer por las calles de Madrid: la amistad entre escritores. Gran parte de los amigos que tengo aquí y en Panamá me han llegado de la literatura, han venido en libros. La tarde noche de ayer fue una jornada de encuentros con viejos amigos, con abrazos de enhorabuena, con cañas de cerveza en "El circo" y charlas sobre los libros y vida. Ayer triunfó la literatura y la amistad.
Argentinos, venezolanos, panameños, españoles, peruanos, poetas, microrelatistas y hasta novelistas (inéditos y más de uno muy laureado) terminaron en el Galdós de cañas, de amistad de literatura. Un día para guardar, como tantos otros que nos vendrán, en la retina de la memoria.
Gentes que proceden de los más distintos trasfondos, con experiencias a cuestas que son tan diferentes entre sí quedan trabadas por el común cariño a las letras, por la misma locura necesaria de escribir.
Madrid salió ganando con “La noche de los libros" de ayer y amaneció mejor, resacosa quizá pero amaneció mejor, más humana y más, si cabe, literaria. Enhorabuena a los que asistieron ayer al encuentro, a los que hicieron posible este éxito y a los que se lo perdieron no pasa nada, el año que viene habrá más. Felices lecturas.
Gentes que proceden de los más distintos trasfondos, con experiencias a cuestas que son tan diferentes entre sí quedan trabadas por el común cariño a las letras, por la misma locura necesaria de escribir.
Madrid salió ganando con “La noche de los libros" de ayer y amaneció mejor, resacosa quizá pero amaneció mejor, más humana y más, si cabe, literaria. Enhorabuena a los que asistieron ayer al encuentro, a los que hicieron posible este éxito y a los que se lo perdieron no pasa nada, el año que viene habrá más. Felices lecturas.
El problema de Federico

23 abril, 2009
Desocupado lector...

22 abril, 2009
Dedicatoria o "el plagio cervantino"

21 abril, 2009
El Nobel recuperado

El edificio del Archivo de Colonia, “La memoria”, como conocían al edificio sus vecinos, se derrumbó el pasado 3 de marzo. Quedaron sepultados varios kilómetros de documentos, valiosísimos todos ellos, bajo los escombros, entre ellos el recientemente adquirido archivo del escritor alemán Heinrich Böll. La culpa, al parecer, la han tenido las obras de ampliación del Metro de la ciudad.
La familia del escritor alemán había decidido que en “La memoria” estarían más seguros pero, cosas de la vida, el edificio se vino abajo sepultando entre tantas cosas el diploma que recibiera Böll de manos del Rey de Suecia por el Nobel de Literatura. Aquello me conmovió, tanto escribir, tanto trajinar con las letras para que al final, el máximo galardón al que se puede aspirar termine sepultado bajo los escombros del progreso, en una suerte de “pérdida de la memoria” haciendo honor al sobrenombre del edificio.
Hans Schnier, el maravilloso personaje de Böll en Opiniones de un payaso (1963), dijo “soy un payaso y colecciono momentos”. Al leer la noticia me sentí igual y recordé el viejo libro y me quedé pendiente de la pérdida del valioso diploma, como un payaso con un nuevo momento para guardar. Porque para muchos recordar, guardar los momentos, visitarlos de cuando en cuando, es una soberana payasada y algo así le pasa al bueno de Hans en la novela del alemán que murió en 1985. Nada es lo que parece: ni los amigos, ni la política, ni la religión, ni el matrimonio. Todo falla. Incluso la seguridad de los documentos como le pasó a la familia del novelista.
El pasado 17 de abril me llegó la noticia de que, entre las ruinas de la memoria se encontró el diploma de Böll. Me alegré mucho del hallazgo y me pareció que la vida tiene esos pequeños momentos felices que unos cuantos payasos podemos coleccionar.
Me di cuenta que me alegraba por algo intangible, por algo que yo no podría ver jamás, mucho menos obtener por mucho que escribiera, y decidí teclear el nombre del alemán en la red. Después de mucho dar vueltas terminé en la Fundación Nobel en cuya página se muestran los distintos diplomas de los premiados en todas las categorías. Vi el de Neruda, el de Darío Fo y para mi sorpresa estaba también el de Heinrich Böll.
Los diplomas son hechos a mano, me enteré luego, y los ilustradores, que usan las mismas técnicas que en la Edad Media, tienen pocas semanas para repasar la obra del ganador y plasmarla en una escena, en un dibujo. Me sorprendió, aunque no tendrían ya por qué sorprenderme las casualidades literarias, que el motivo que ilustra el diploma de Böll fuera un payaso. Una obra de arte. Podrían haber escogido cualquier otro de sus personajes o cualquier otro aspecto de su biografía pero decidieron que fuera el eterno payaso que es Hans Schnier, que colecciona momentos. Entonces me sentí más payaso, más lector, más coleccionista de momentos. Entonces tomé ese momento y, como termina la novela de Nobel alemán, “volví a ponerlo en su sitio y seguí cantando”.
La familia del escritor alemán había decidido que en “La memoria” estarían más seguros pero, cosas de la vida, el edificio se vino abajo sepultando entre tantas cosas el diploma que recibiera Böll de manos del Rey de Suecia por el Nobel de Literatura. Aquello me conmovió, tanto escribir, tanto trajinar con las letras para que al final, el máximo galardón al que se puede aspirar termine sepultado bajo los escombros del progreso, en una suerte de “pérdida de la memoria” haciendo honor al sobrenombre del edificio.
Hans Schnier, el maravilloso personaje de Böll en Opiniones de un payaso (1963), dijo “soy un payaso y colecciono momentos”. Al leer la noticia me sentí igual y recordé el viejo libro y me quedé pendiente de la pérdida del valioso diploma, como un payaso con un nuevo momento para guardar. Porque para muchos recordar, guardar los momentos, visitarlos de cuando en cuando, es una soberana payasada y algo así le pasa al bueno de Hans en la novela del alemán que murió en 1985. Nada es lo que parece: ni los amigos, ni la política, ni la religión, ni el matrimonio. Todo falla. Incluso la seguridad de los documentos como le pasó a la familia del novelista.
El pasado 17 de abril me llegó la noticia de que, entre las ruinas de la memoria se encontró el diploma de Böll. Me alegré mucho del hallazgo y me pareció que la vida tiene esos pequeños momentos felices que unos cuantos payasos podemos coleccionar.
Me di cuenta que me alegraba por algo intangible, por algo que yo no podría ver jamás, mucho menos obtener por mucho que escribiera, y decidí teclear el nombre del alemán en la red. Después de mucho dar vueltas terminé en la Fundación Nobel en cuya página se muestran los distintos diplomas de los premiados en todas las categorías. Vi el de Neruda, el de Darío Fo y para mi sorpresa estaba también el de Heinrich Böll.
Los diplomas son hechos a mano, me enteré luego, y los ilustradores, que usan las mismas técnicas que en la Edad Media, tienen pocas semanas para repasar la obra del ganador y plasmarla en una escena, en un dibujo. Me sorprendió, aunque no tendrían ya por qué sorprenderme las casualidades literarias, que el motivo que ilustra el diploma de Böll fuera un payaso. Una obra de arte. Podrían haber escogido cualquier otro de sus personajes o cualquier otro aspecto de su biografía pero decidieron que fuera el eterno payaso que es Hans Schnier, que colecciona momentos. Entonces me sentí más payaso, más lector, más coleccionista de momentos. Entonces tomé ese momento y, como termina la novela de Nobel alemán, “volví a ponerlo en su sitio y seguí cantando”.
11 abril, 2009
Las viejas páginas

Guillermo Cabrera Infante.
Uno debe verse en lo que quede del tormento del tiempo pero ha de reconocer la muda necesaria, el irremediable paso hacia la madurez, el cambio, la renuncia a la simpleza pero no renunciando al asombro de los nuevos conocimientos.
Cabrera Infante en sus “Exorcismos de de esti(l)o”, inserta esta pequeña píldora para escritores desde 0 a 100 años para que no caigan en el ensimismamiento de lo que ocurrió, de lo que fueron. Muchos han sucumbido a la mentira del retrato de Dorian Gray con su eterna juventud cuando de verdad se han oxidado en esa auto querencia que si bien es necesaria (confianza en uno mismo se le llama) se convierte en pedantería castrante que lleva al desahucio adelantado del escritor.
"Nosotros los de entonces ya no somos los mismos" decía Neruda y debemos aplicarnos el cuento. No hay nada peor para quien escribe que creer que cualquier tiempo pasado fue mejor.
08 abril, 2009
Renovarse o morir

Lo de Pedro Solbes se intuía: un hombre que no ha podido, o no le han dejado, ajustar la Economía tenía que irse desde hacía mucho. Al frente de su cartera se queda una mujer que no lo ha hecho del todo mal, y que creo (buena suerte doña Elena Salgado) que hoy por hoy representa la imagen menos chamuscada de la política española.
Lo de la ministra de Fomento ha sido un acierto que se podía haber tenido desde hace meses pero que el Presidente de Gobierno no ha querido reconocer y desgastándose por cabezonería. La han sacado por la puerta de atrás y ahora no valen discursitos de agradecimiento.
Lo de José Blanco es de traca y le traerá más de un quebradero de cabeza a Zapatero que no sabe con quién se la juega. Como dicen en Panamá sale de Guatemala para meterse en Guatepeor (¡viva Guatemala! para que no se me ofendan mis hermanos centroamericanos). Quién no esconde sus deseos de gobernar no será buen gobernante. Y al señor Blanco le daba igual Fomento que Educación (otro acierto a medias, ya se verá). Todo sea por ser Ministro.
Lo de nuestra flamante Secretaria de Estado para Iberoamérica, otro cargo inventado que no sirve de nada, mudada ahora en Ministra de Sanidad es otro desacierto que ya experimentaremos por muy “maja” que parezca doña Trinidad. Si de Secretaria de Estado ni fu, ni fa, de Ministra de Sanidad ni fu. Ya lo veremos o me tragaré (espero) mis palabras.
Pero la guinda, lo terrible de esta renovación es Manuel Chávez. Inventarse un tercera vicepresidencia para este señor, que no ha hecho más que colocar a Andalucía a la cola de España, es de difícil trago. Poner en sus manos las relaciones entre las Administraciones y las Comunidades Autónomas es un error que terminará desalojando de Andalucía al PSOE y enemistando a media España con el Gobierno central. ¿Cuánto cuesta esta vicepresidencia? En tiempos de crisis, lo que menos necesitamos, es ampliar la burocracia. Ya se hizo al principio de la legislatura con nuevos ministerios a cuenta del Estado, que, por si lo olvidan ustedes o yo, somos todos, por lo menos en materia de aportar dinero.
Un Gobierno que en tan poco tiempo tiene que renovar gabinete mal pinta. Zapatero no agotará la legislatura. Sólo le salvará, a él y a todos, que deje de castigarnos la crisis y que escampe en el horizonte social. Pero como esta es una coyuntura internacional y nada puede hacer el Gobierno, no será merito suyo sino de la economía global. Aun así esperamos que se salven ello y nosotros de la crisis porque, si no es así, más que renovarnos, terminaremos por morirnos pero de asco.
02 abril, 2009
Tozudez

Sentarse, abofetear el cuerpo y ponerlo al servicio de la Literatura, es encerrase y obligarse a tomar un camino y llegar al final de él. No debemos renunciar a la tozudez abrazando el solo talento. Muchos talentosos no son capaces de terminar lo que empiezan pero quien toma un camino y lo hace al andar, al escribir, puede ver superada su escasez de talento por el esfuerzo puesto en la lucha. “La débil gota rompió la dura roca no por su fuerza sino por su constancia” decía un compañero mío en sexto de primaria dándose aires de intelectual cuando no levantábamos del suelo más de metro y medio. Pero es cierto lo que decía.
A trabajar, a transpirar. La Musa llegará y nos sorprenderá sobre la mesa de trabajo, sudados, oliendo a personajes y a ficción. Esperemos que no se espante por el olor. O tal vez eso sea buena señal.
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