El Presidente del Gobierno lo ha hecho. Está de más decir que le hubiese gustado dar la sorpresa, darse el baño de fotos con Obama, presidir la Alianza de Civilizaciones y entonces y sólo entonces, sorprendernos a todos con la gran noticia: cambios en el Gobierno. Pero no se pudo. Los medios de comunicación de este país no saben guardar un secreto, aunque sea de sumario.
Lo de Pedro Solbes se intuía: un hombre que no ha podido, o no le han dejado, ajustar la Economía tenía que irse desde hacía mucho. Al frente de su cartera se queda una mujer que no lo ha hecho del todo mal, y que creo (buena suerte doña Elena Salgado) que hoy por hoy representa la imagen menos chamuscada de la política española.
Lo de la ministra de Fomento ha sido un acierto que se podía haber tenido desde hace meses pero que el Presidente de Gobierno no ha querido reconocer y desgastándose por cabezonería. La han sacado por la puerta de atrás y ahora no valen discursitos de agradecimiento.
Lo de José Blanco es de traca y le traerá más de un quebradero de cabeza a Zapatero que no sabe con quién se la juega. Como dicen en Panamá sale de Guatemala para meterse en Guatepeor (¡viva Guatemala! para que no se me ofendan mis hermanos centroamericanos). Quién no esconde sus deseos de gobernar no será buen gobernante. Y al señor Blanco le daba igual Fomento que Educación (otro acierto a medias, ya se verá). Todo sea por ser Ministro.
Lo de nuestra flamante Secretaria de Estado para Iberoamérica, otro cargo inventado que no sirve de nada, mudada ahora en Ministra de Sanidad es otro desacierto que ya experimentaremos por muy “maja” que parezca doña Trinidad. Si de Secretaria de Estado ni fu, ni fa, de Ministra de Sanidad ni fu. Ya lo veremos o me tragaré (espero) mis palabras.
Pero la guinda, lo terrible de esta renovación es Manuel Chávez. Inventarse un tercera vicepresidencia para este señor, que no ha hecho más que colocar a Andalucía a la cola de España, es de difícil trago. Poner en sus manos las relaciones entre las Administraciones y las Comunidades Autónomas es un error que terminará desalojando de Andalucía al PSOE y enemistando a media España con el Gobierno central. ¿Cuánto cuesta esta vicepresidencia? En tiempos de crisis, lo que menos necesitamos, es ampliar la burocracia. Ya se hizo al principio de la legislatura con nuevos ministerios a cuenta del Estado, que, por si lo olvidan ustedes o yo, somos todos, por lo menos en materia de aportar dinero.
Un Gobierno que en tan poco tiempo tiene que renovar gabinete mal pinta. Zapatero no agotará la legislatura. Sólo le salvará, a él y a todos, que deje de castigarnos la crisis y que escampe en el horizonte social. Pero como esta es una coyuntura internacional y nada puede hacer el Gobierno, no será merito suyo sino de la economía global. Aun así esperamos que se salven ello y nosotros de la crisis porque, si no es así, más que renovarnos, terminaremos por morirnos pero de asco.
Lo de Pedro Solbes se intuía: un hombre que no ha podido, o no le han dejado, ajustar la Economía tenía que irse desde hacía mucho. Al frente de su cartera se queda una mujer que no lo ha hecho del todo mal, y que creo (buena suerte doña Elena Salgado) que hoy por hoy representa la imagen menos chamuscada de la política española.
Lo de la ministra de Fomento ha sido un acierto que se podía haber tenido desde hace meses pero que el Presidente de Gobierno no ha querido reconocer y desgastándose por cabezonería. La han sacado por la puerta de atrás y ahora no valen discursitos de agradecimiento.
Lo de José Blanco es de traca y le traerá más de un quebradero de cabeza a Zapatero que no sabe con quién se la juega. Como dicen en Panamá sale de Guatemala para meterse en Guatepeor (¡viva Guatemala! para que no se me ofendan mis hermanos centroamericanos). Quién no esconde sus deseos de gobernar no será buen gobernante. Y al señor Blanco le daba igual Fomento que Educación (otro acierto a medias, ya se verá). Todo sea por ser Ministro.
Lo de nuestra flamante Secretaria de Estado para Iberoamérica, otro cargo inventado que no sirve de nada, mudada ahora en Ministra de Sanidad es otro desacierto que ya experimentaremos por muy “maja” que parezca doña Trinidad. Si de Secretaria de Estado ni fu, ni fa, de Ministra de Sanidad ni fu. Ya lo veremos o me tragaré (espero) mis palabras.
Pero la guinda, lo terrible de esta renovación es Manuel Chávez. Inventarse un tercera vicepresidencia para este señor, que no ha hecho más que colocar a Andalucía a la cola de España, es de difícil trago. Poner en sus manos las relaciones entre las Administraciones y las Comunidades Autónomas es un error que terminará desalojando de Andalucía al PSOE y enemistando a media España con el Gobierno central. ¿Cuánto cuesta esta vicepresidencia? En tiempos de crisis, lo que menos necesitamos, es ampliar la burocracia. Ya se hizo al principio de la legislatura con nuevos ministerios a cuenta del Estado, que, por si lo olvidan ustedes o yo, somos todos, por lo menos en materia de aportar dinero.
Un Gobierno que en tan poco tiempo tiene que renovar gabinete mal pinta. Zapatero no agotará la legislatura. Sólo le salvará, a él y a todos, que deje de castigarnos la crisis y que escampe en el horizonte social. Pero como esta es una coyuntura internacional y nada puede hacer el Gobierno, no será merito suyo sino de la economía global. Aun así esperamos que se salven ello y nosotros de la crisis porque, si no es así, más que renovarnos, terminaremos por morirnos pero de asco.