09 julio, 2009

Proyecto de difusión Cultural para la República de Panamá. Parte 1


Hoy se debate en Panamá sobre “CULTURA Y DESARROLLO NACIONAL”. Desde aquí nuestro aporte para la discusión y la acción.



¿Qué es cultura?

Sin entretenernos en disquisiciones tediosas que solo nos llevarían a perder el tiempo en la discusión de ideas, el concepto “Cultura” lo encerraremos en unas muy breves palabras: es la expresión de la idiosincrasia de un pueblo. Es decir, es su manera de dar a conocer cómo ven el mundo desde su perspectiva de la realidad. Esas “expresiones de la idiosincrasia” se concretan en música, danza, literatura, cocina y un amplísimo etcétera que nos hacen visibles como entidad nacional y nos convierte en distintos del otro. Esa otredad no ha de ser vista como una amenaza sino como una necesidad, como un espejo. Necesitamos al otro para que vea lo que hacemos, para que reconozca lo hacemos desde nuestra perspectiva y para que valore lo que hacemos. Esto es comunicarse, interactuar, ser amigos. Tenemos entonces: 1. lo que hacemos, que es visto, 2. lo que hacemos que es reconocido como propio y 3. lo que hacemos que es valorado, estimado y tenido en cuenta.
Pero que al “otro necesario” le llegue aquello que es expresión de nuestra idiosincrasia pasa por la vieja teoría de la comunicación que tiene tres aspectos: mensaje, emisor y receptor. El mensaje es lo que somos y por tanto hacemos, nuestra Cultura, el emisor evidentemente nosotros mismos y el receptor, el otro. La pregunta que hemos de hacernos hoy es ¿cómo emitir el mensaje, es decir, lo que hacemos para que sea visto, valorado y estimado? Receptores siempre hay, no es ese el debate: quién tiene algo que decir lo dirá, alto y claro, con elegancia, de manera clara, pero esto no depende del otro, del receptor, depende del emisor. Hoy Panamá se enfrenta a un gran reto, a saber, la correcta gestión de su mensaje: su Cultura.
En días como estos, de cambios políticos y con tan terribles noticias como la de la supresión del INAC para convertirlo en dependencia del IPAT, se hace más necesario que nos juntemos no solo discutir sino llegar a la acción. Porque de nada vale hacernos la foto o difundir por todos lados lo que pensamos y lo que hemos concluido si de verdad no vamos a pasar a la acción. Dicho esto nos consta que muchos de lo que están aquí reunidos llevan “en acción” mucho tiempo y es justo que aquí se diga. Porque sabemos que pase lo que pase, Panamá seguirá generando Cultura, seguirá expresándose.
Pero esa acción de la que hablamos arranca de dos respuestas que tenemos que dar a dos grandes cuestiones:
1. ¿Existe una cultura panameña que difundir?
2. ¿Es necesaria, si esa cultura panameña existe, una política de Estado sobre este tema?

1. ¿Existe la cultura panameña?

Esta es una pregunta que afortunadamente tiene una respuesta positiva desde hace muchos años. La planteaba en los años cincuenta Isaías García A en su libro “Naturaleza y forma de lo panameño”. Y él no era el único. No es este el lugar para darle respuesta al texto aquel pero hemos de decir que la Cultura panameña, lo panameño, “la panameñidad”, existe.
Panamá es un ente vivo con su perspectiva de las los hechos históricos, con su opinión particular de lo que ocurre, con sus colores y paisajes propios en inherentes a su circunstancias sin olvidar lo que de prestado tenemos de muchas otras culturas, hecho este natural y que se repite en todas las demás nacionalidades. La marca “Panamá”, “panameño”, existe desde hace mucho tiempo y esto se evidencia en nuestra reciente historia republicana. Pero aun antes de ser independientes Panamá ya existía. No hay más que echar mano de la Literatura y de la Historia. Pero como ya hemos dicho, este no es el momento ni la coyuntura para exponer algo que todos los que estamos aquí entendemos y creemos.
Panamá lleva expresándose como sociedad mucho tiempo pero aun así hay quien cree que somos solo una amalgama de sentimientos y pareceres venidos de nuestra posición geográfica, una suerte de cóctel de unos y otros de los que pasan por nuestra tierra. Nosotros sabemos que esto no es así pero ¿y los demás? ¿Saben que existimos y que somos más que un Canal o un país donde estaban los americanos? Cuando uno va y viene y se encuentra con gentes de distintos países, con ideas totalmente desajustadas sobre nuestra realidad nos damos cuenta de que necesitamos difundir con claridad nuestra Cultura, nuestra manera de ver el mundo que nos rodea.
La proyección cultural panameña es nula. No vale decir nombres sueltos de deportistas o artistas. Hablamos de una presencia sólida de nuestra Cultura en otros países. Somos considerados casi invisibles. Cuando vemos desde el exterior la imagen que de Panamá se tiene nos damos cuenta de que en algo fallamos y ese algo no es, ni más ni menos, que el tener a la Cultura fuera de la idea de Estado y del desarrollo de nuestro país. Si miramos por ejemplo el stand que Panamá presentó en la Exposición Universal del año pasado en Zaragoza, España, es para poner el grito en el cielo. Había unas pocas molas y unos folletos como quien dice, nada del otro mundo, nada atractivo. En las Ferias Internacionales del Turismo que se celebran en Madrid, Panamá es un minúsculo punto al lado de Colombia o Costa Rica, sin atractivo, hundida en su concepción de “pequeñez” y en la desidia de la “autoridades” de Turismo. Esa es la proyección internacional. Pero nos venden dentro de Panamá la idea de que somos corazón del universo o puente del mundo pero nos falta mucho para llegar allí y creemos que la difusión de la Cultura es el mejor camino para ocupar ese lugar.

2. ¿Es necesaria una política gubernamental en materia de Cultura?

Absolutamente sí. Habiendo contestado positivamente a la pregunta anterior se hace necesario un Ministerio de Cultura como expresión gubernamental de su correcta concepción de la situación. Hacer menos sería dejar escapar una oportunidad largamente esperada y no responder a una necesidad evidente. Esta sería la mejor y más deseada constatación de que por fin en la mente del Estado la Cultura juega un papel fundamental.
Las acciones culturales que se vienen realizando en Panamá las están realizando agentes culturales que nada tienen que ver con el Estado. Esto demuestra que la sociedad se está implicando y que el Gobierno no tiene ningún interés por respaldar la Cultura. Cree el Gobierno que Panamá es solo una buena oportunidad para hacer negocios, que está bien, una buena oportunidad de vacaciones, que está bien, pero se olvida de que es necesario comunicar (para que esos negocios se den y ese turismo llegue) que somos un país que pinta, lee, escribe, monta obras de teatro y que ofrece una oferta de Cultura que edifica al que viene a visitarnos.
Debe el Estado cambiar su mentalidad y poner en marcha un Ministerio de Cultura. No podemos seguir dependiendo de un esfuerzo muchas veces atomizado y poco patrocinado económicamente lo que merma los esfuerzos y desanima. Es deber de Estado procurar esos canales de difusión y de creación cultural. Dinamizarlos es forjar una sociedad sólida, libre y desarrollada. ¿De qué manera? Planteando una red de difusión cultural en las dos vía que conocemos. Esto que planteo son ideas que espero que se puedan discutir. Estoy abierto al debate y a la construcción de puentes para resolver este asunto.


Sigue Parte 2.

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