En el marco de la Feria del Libro de Madrid se presentó el pasado sábado 6 de junio “Mirar al agua” del escritor Javier Sáez de Ibarra y que ganó por unanimidad del jurado el I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El autor estuvo acompañado esa mañana de feria por Juan Casamayor, Hipólito G. Navarro, Eloy Tizón y José Trillo.
Siguiendo la recomendación de Hipólito compré el libro por la mañana, decía él que nunca sabemos lo que pueda pasar, que no nos perdiéramos el libro, y leí los tres cuentos que recomendó él esa noche. Es entonces cuando uno se reconcilia con todas las cosas importantes que creía olvidadas. La buena literatura, la amistad, la grandeza del trabajo bien hecho.
Este libro que nace de una mirada comprometida con la Literatura no sólo nos invita a ver más allá de lo que tenemos delante, nos llama la atención sobre la vida y sobre lo mucho de artístico que tiene. No es la vida otra cosa que un gran lienzo que miramos cada día y que cuando protagonizamos nos convierte en obra de arte.
“Mirar al agua” (ya haremos la reseña completa) es un texto que debe leerse con todos los sentidos abiertos por que veremos arte, veremos Literatura y veremos vida.
Especial mención tienen las palabras breves y humildes que el autor pronunció durante la presentación, palabras que retratan aun hombre trabajador, fiel a su oficio, a si familia y a sus amigos, un hombre que, en suma, conquistó el Ribera del Duero por méritos sobrados. Como dijo Hipólito G. Navarro: si los otros autores hubieran sabido que este texto se presentaba no se habrían presentado ellos. Puede que tenga razón Poli pero, ahora, nos queda a ellos y a nosotros disfrutar de un gran libro. Y de un gran vino también.
Siguiendo la recomendación de Hipólito compré el libro por la mañana, decía él que nunca sabemos lo que pueda pasar, que no nos perdiéramos el libro, y leí los tres cuentos que recomendó él esa noche. Es entonces cuando uno se reconcilia con todas las cosas importantes que creía olvidadas. La buena literatura, la amistad, la grandeza del trabajo bien hecho.
Este libro que nace de una mirada comprometida con la Literatura no sólo nos invita a ver más allá de lo que tenemos delante, nos llama la atención sobre la vida y sobre lo mucho de artístico que tiene. No es la vida otra cosa que un gran lienzo que miramos cada día y que cuando protagonizamos nos convierte en obra de arte.
“Mirar al agua” (ya haremos la reseña completa) es un texto que debe leerse con todos los sentidos abiertos por que veremos arte, veremos Literatura y veremos vida.
Especial mención tienen las palabras breves y humildes que el autor pronunció durante la presentación, palabras que retratan aun hombre trabajador, fiel a su oficio, a si familia y a sus amigos, un hombre que, en suma, conquistó el Ribera del Duero por méritos sobrados. Como dijo Hipólito G. Navarro: si los otros autores hubieran sabido que este texto se presentaba no se habrían presentado ellos. Puede que tenga razón Poli pero, ahora, nos queda a ellos y a nosotros disfrutar de un gran libro. Y de un gran vino también.
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