
Esa misma mañana, había comenzado a escribir mi artículo sobre perseguidores literarios. Eché mano de Vila-Matas, exactamente de Bartlevy y compañía. Fiel a mi costumbre de anotar en la última hoja de los libros que leo los temas que me interesan y su respectivo número de página, comencé a repasar mi vieja lectura. Me encuentro con la entrada "jazz" y me voy a la página 157 y resulta que Pineda, un viejo amigo de Vila-Matas pone música de Chet Baker que, a partir de ese día, pasó a ser su intérprete favorito. Cosas de los libros. Pensé en mi obsesión y me dispuse a escribir. Cuando se lo conté a mi mujer Marga Collazo, me dijo con una sonrisilla de genio que no podíamos seguir así, que teníamos que conocernos. "Quién ¿Chet Baker y yo?" pregunté creyendo saber la respuesta. No, tú y Pineda que sois muy grises. De Vila-Matas y su manía persecutoria no dijo nada aunque creo que tiene su propia teoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario