20 noviembre, 2009

La escribana de París (Reseña)

Sabrina Capitani ha conseguido en “La escribana de París” (Maeva, 2009) reconstruir con esmero y sin desmesura la atmósfera del París del siglo XIV. Construida sobre la base de una detalladla documentación, esta novela consigue entretener al lector y llevarle de paseo por las calles de un París que no era Ciudad Luz entonces, en esos día tétricos del Medievo europeo.
La lucha de una mujer por sus ideas y su posición ante la vida tensan un relato existencial un tanto cargado de ideas aun no existentes en la época pero que hoy día señalan el camino que han de recorrer las mujeres. Cristina de Pizán (o de Pisa) hija de un hombre culto (Astrólogo) se enfrenta a una sociedad que relega a las mujeres a un plano de la realidad muy gris, a una sumisión al varón que lastra los horizontes de la mujer de aquellos días. Encima de aquel planteamiento social, nuestra heroína, sufre los envites del destino quedándose viuda y al cargo de sus tres hijos y su madre.
Como era típico en la época los que sabían escribir terminaban alquilándose para hacerlo por los que no saben. La atmósfera de patetismo del mercado y la suntuosidad oscura de la Biblioteca Real hacen de Cristina una mujer, si cabe mucho más sólida y mucho más valiente.


Sabrina Capitani (Berlín, 1953), nos ofrece una trama que nos lleva en brazos de las palabras de nuestra heroína a buscar su lugar en el mundo a no consentir con lo políticamente correcto a no dejar de lado los sueños para serles fieles le pese a quien le pese. En un momento de la novela Cristina dice: “Nadie quería comprar mis poemas. Seguramente eran malos. ¿Cuántas mujeres escribían? Debía de existir una razón por la que había tan pocas féminas cultivadas. ¡Cristina! ¿Qué te has pensado? Todas estas dificultades, contrariedades. Era lo mismo que andar por una papilla, respirarla. Los movimientos se hacían cada vez más lentos, la respiración más difícil”. Tenemos un fragmento fundamental de la novela en lo que respecta a la situación vital de la protagonista. Una lucha interna por sobrevivir dentro de su deseo primero: la literatura.
Luego surge la intriga y es aquí donde reside lo mejor de la obra un resentido pretendiente secuestra a Cristina y es un monje misterioso, Thomas, el que la rescata. Un día dan con un manuscrito, que está relacionado con distintas muertes. Y hasta aquí podemos escribir. Porque le toca a los lectores leer no hasta aquí sino hasta el final esta logradísima novela que tiene de todo para los amantes del género histórico. No es solo entretener lo que persigue Sabrina Capitani quiere dejarnos con una reflexión sobre una época en la que las cosas no eran como hoy pero que, a pesar de ello, contaba con personas capaces de todo por amor a su vida y a sus sueños.

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