Aquí está. España 2-Honduras 0. Los fantasmas del 82 se disipan. Menos mal. Ahora bien, lo que me cansa de las retransmisiones de fútbol es el optimismo ingenuo con el que presagiaban una goleada. Porque lo que no pueden pretender estos señores es que nos vayamos a la cama satisfechos por la imagen de la selección. Creo que también el futbol existen un concepto que podríamos llamar nihilismo futbolístico. Mientras ganemos…
Unos señores, jóvenes, que ganan una pasta no pueden ir por el campo con un cansancio indiferente como en el último tramo de partido. Para mí, malos augurios para nuestro enfrentamiento con Chile. Tanta preparación física para terminar con la lengua afuera ante la modesta Honduras que le echó más ganas que los nuestros al asunto.
Podría haber, tenía que haber, caído una goleada que nos asegurara clasificarnos ante cualquier enredo matemático. Pero en fin que parece que nuestros amigos de la tele quieren que nos conformemos con estadísticas y en ellas pongamos nuestra confianza. Dicen que no nos merecemos dos goles que merecíamos más como si el fútbol fuera cosa de méritos y no de poner la pelota (culpable según los entendidos de que los tiros se les vayan arriba a los jugadores) entre los tres palos.
Ahora nos hacen un análisis de las jugadas como si eso fuese a cambiar las cosas: si esta es la seguridad que nos dan échense a temblar, el viernes se puede liar la cosa y si nos quedamos fuera al final los que me estén acusando ahora de cenizo me darán la razón.
Argumentar a este nivel futbolístico la suerte o los astros (como el seleccionador de Francia) o el frío es echarle morro al asunto. La ingenuidad no cabe en el optimismo futbolístico y mucho menos el nihilismo. La cantidad de veces que hemos escuchado durante el partido que la jugada era bonita la verdad es que hacía que me preguntara si se trataba la cosa de un concurso de belleza deportiva donde te clasificas por hacer las cosas bellas. Las cosas hay que hacerlas bien.
La actuación de la Roja esta tarde más que tranquilizar nos preocupa porque con la velocidad con la que están jugando los chilenos y con las ganas que le tiene a España la cosa pinta bastante oscura. Esperemos que el próximo viernes hagan bien las cosas, jueguen al fútbol y no fallen penaltis. En un Mundial no se puede desperdiciar ninguna oportunidad.
Sí, claro que me alegro de la victoria pero prefiero, como dicen que decía el recientemente fallecido José Saramago, ser un optimista bien informado para vacunarme en salud, con una victoria entre las manos, del optimismo ingenuo que nos venden por la tele.
Les recomiendo a Javier Marías para mantenernos entonados mientras las demás selecciones juegan y pasamos nuestro calvario desesperado hasta que llegue la hora contra Chile. “Salvajes y sentimentales” es el título de una reedición ampliada que publica Alfaguara de los artículos del escritor madrileño sobre el fútbol, una delicia literaria y sentimental que no deben perderse. Enhorabuena a todos. O a casi todos.
Unos señores, jóvenes, que ganan una pasta no pueden ir por el campo con un cansancio indiferente como en el último tramo de partido. Para mí, malos augurios para nuestro enfrentamiento con Chile. Tanta preparación física para terminar con la lengua afuera ante la modesta Honduras que le echó más ganas que los nuestros al asunto.
Podría haber, tenía que haber, caído una goleada que nos asegurara clasificarnos ante cualquier enredo matemático. Pero en fin que parece que nuestros amigos de la tele quieren que nos conformemos con estadísticas y en ellas pongamos nuestra confianza. Dicen que no nos merecemos dos goles que merecíamos más como si el fútbol fuera cosa de méritos y no de poner la pelota (culpable según los entendidos de que los tiros se les vayan arriba a los jugadores) entre los tres palos.
Ahora nos hacen un análisis de las jugadas como si eso fuese a cambiar las cosas: si esta es la seguridad que nos dan échense a temblar, el viernes se puede liar la cosa y si nos quedamos fuera al final los que me estén acusando ahora de cenizo me darán la razón.
Argumentar a este nivel futbolístico la suerte o los astros (como el seleccionador de Francia) o el frío es echarle morro al asunto. La ingenuidad no cabe en el optimismo futbolístico y mucho menos el nihilismo. La cantidad de veces que hemos escuchado durante el partido que la jugada era bonita la verdad es que hacía que me preguntara si se trataba la cosa de un concurso de belleza deportiva donde te clasificas por hacer las cosas bellas. Las cosas hay que hacerlas bien.
La actuación de la Roja esta tarde más que tranquilizar nos preocupa porque con la velocidad con la que están jugando los chilenos y con las ganas que le tiene a España la cosa pinta bastante oscura. Esperemos que el próximo viernes hagan bien las cosas, jueguen al fútbol y no fallen penaltis. En un Mundial no se puede desperdiciar ninguna oportunidad.
Sí, claro que me alegro de la victoria pero prefiero, como dicen que decía el recientemente fallecido José Saramago, ser un optimista bien informado para vacunarme en salud, con una victoria entre las manos, del optimismo ingenuo que nos venden por la tele.
Les recomiendo a Javier Marías para mantenernos entonados mientras las demás selecciones juegan y pasamos nuestro calvario desesperado hasta que llegue la hora contra Chile. “Salvajes y sentimentales” es el título de una reedición ampliada que publica Alfaguara de los artículos del escritor madrileño sobre el fútbol, una delicia literaria y sentimental que no deben perderse. Enhorabuena a todos. O a casi todos.
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